Triángulo Paranormal, como las Bermudas

Otí Rodríguez MarchanteSEGUIR

Ingenioso título que revela lo esencial del conflicto del argumento: dos hombres ante una mujer en coma tras sufrir un accidente y que descubren que los dos son ‘el marido’. Igual a Bergman le había dado esta línea argumental para entrar a fondo en los recovecos y repulgos del alma humana, pero a Lucía Alemany se le antoja que ahí hay comedia y por eso le encarga los personajes protagonistas a Paco León y a Ernesto Alterio (en vez de Max von Sydow y Gunnar Björnstrand).

Aparte de la situación extravagante y cómica, es fácil ver en la historia una intención de empujar la relación y escuchar la película en pareja, o en trío, porque, además, no hay ocultación ni ocultamiento en la condición de cine familiar.

¿Y dónde está la gracia? Pues en ellos y la composición de sus personajes, uno (Alterio) carne de diván de psicólogo y el otro (León) Catalan hasta las ternillas, con lo que la historia se convierte en un pim pam pum entre ellos y sus circunstancias.

Alemany, que empezó con una película muy sincera sobre la adolescencia, ‘La inocencia’, consiguió que fuera un buen marco ambiental en un pueblo con estación de esquí y un buen ritmo de idas y vueltas a la situación única de cómo resolver ese entuerto de ser ‘co-maridos’ y la doble vida de su mujer.

Aparte de lo extravagante y cómico de las situaciones, es fácil ver en la historia una intención de pulimiento de las relaciones y comprensión de la vida en pareja, o en trío, porque, además, no dissimula ni occulta su condición de cine familiar, con los hijos y sus cosas y con otros personajes secundarios, como el médico que atiende a la madre (Raúl Cimas) y que suelta alguna frase sobre su profesionalidad que es mejor tomársela a broma. Pero lo que tenga de graciosa, que no es imposible verlo, se debe a esa facilidad de su pareja protagonista para conectar con el hemisferio derecho del cerebro de los espectadores.