Rueda coge las riendas del PPdeG y aprende a preparar las municipales

pablo pazosSEGUIR

El PPdeG cortó esta mañana definitivamente, en Pontevedra, el cordón umbilical que lo unía a Alberto Núñez Feijóo. Por más que el suyo no se un adiós, sino un hasta luego, y ahora siga siendo el jefe, pero desde Génova, aunque con la promesa de no teledirigir a su sucesor, quien manda desde este domingo es Alfonso Rueda, proclamado con el 97 El 2% de los votos —incluido el del portavoz parlamentario, Pedro Puy, que asistió brevemente a Pontevedra, a pesar de que se recuperará del infarto que le bastará en el debate de investidura, en OHórreo—, nuevo presidente regional. Con una semana de retraso respecto al gobierno gallego, se formalizó la sucesión orgánica en el XVIII congreso, con carácter extraordinario y celebración en Pontevedra, en un recinto ferial donde Rueda jugó, todavía más, en casa.

“Asumo la presidencia de un partido que se entrelaza con la historia de Galicia”, proclamó. “Conozco este partido desde hace muchos años, lo viví en el amplio sentido de la palabra, quiero a este partido y por eso me siento muy honrado de la confianza que me acabáis de dar”, expresó unos minutos después de que Ana Pastor, presidenta de la Mesa, desvelara que habían votado 1,164 de los 1,500 compromisarios, Feijóo entre ellos;con 1,130 votos afirmativos, 33 en blanco y uno nulo. Arranca, ya con todas las de la ley, la ‘era Rueda’ también en el PPgallego.

El nuevo líder empezó la jornada, como ya había anunciado el día anterior —alguno lo pudo tomar una broma— saliendo a correr a las 7.30 junto a la secretaria general del PP, Cuca Gamarra —“la que más en forma estaba”—, y el coordinador nacional, Elías Bendodo. Ymostró un vigor que ya quisieran para sí algunos de los regalos, a los que, como no dejó de hacer nota con malicia Rueda, había pasado factura cumplir con la petición del presidente local, Rafa Domínguez, quien había llamado a arrimar el hombro con la Hostelería Pontevedresa. “Vaya caritas tienes algunos”, notó el nuevo presidente del PPdeG, quien adquirió el chascarrillo con una de esas frases míticas de Mariano Rajoy que se atribuye para que, de alguna manera, se recuerde también al presidente de honor. Chanzas al margen, al líder recién elegido se le vio con tono, figura y aplomo más presidencialistas que la víspera. Dedicó buena parte de los más de 40 minutos que quitó su intervención a los agradecimientos de rigor y las preceptivas a su antecesor en el cargo, pero también puso deberes. Porque, como dijo el propio Feijóo, cuando se apagan los focos de los congresos, lo que toca es ponerse a trabajar. Y los tres provincial barones —Diego Calvo, Elena Candia y Manuel Baltar—, piezas en la resolución del sudoku sucesorio, también habían apuntado en esa dirección.

Citando al presidente orensano —aunque Feijóo también remitió al contador— Rueda recordó que resteban ayer 371 días, hoy ya 370, para que se celebren los comicios locales. “Queda un tiempo reducido”, detecte, “para conseguir que el PPdeG siga siendo (…) el partido de todos y cada uno de nuestros concellos. Our jugamos mucho más que alcaldías y Diputaciones (…), nos jugamos seguir siendo un partido netamente local, y estar en forma para lo que tiene que venir después, esa quinta mayoría” absoluta en las autonómicas de 2024, que se ha marcado como objetivo desde que dio el paso al frente y que también pidió minutos antes el presidente nacional.

El PPdeG, abundó, es un partido “municipalista”, que “recoge la esencia y las angustias” de los vecinos de los 313 concellos, donde se afana por “hace política útil”. Por eso pidió un “esfuerzo”: para conservar los gobiernos municipales logrados en 2019, pero también para acceder a aquellos que se resistieron entonces. Con una fórmula: “Coger el ejemplo de las mjores trayectorias (…), la gente que más ganas tenga, más energía, ponerla al frente”; apelando a la “generosidad” de aquellos que, a cambio, deban dar “un paso atrás por el bien común”.

Al hilo, llamó a “vencer inercias y complejos”, y subrayó que es “fundamental (…) querer ganar, tener ganas de ganar”. Convencido de que, con el paso de los días, ese ímpetu “va a seguir creciendo”. necesario, avisó, porque, en el año que hay por delante, el tocará trabajar “muchísimo” y “no perder un minuto”. El partido, hizo hincapié, “no se puede parar” y “tiene que mirar siempre hacia delante”. Puso deberes, pero también dio ánimos: “Vamos a tener un excelente resultado el año que viene en las elecciones municipales, ya veréis cómo sí”. En este caso, no va a “escatimar esfuerzo ni tiempo ni sacrificios para conseguirlo”, prometió. “Por ahí pasa todo lo demás, y Galicia lo merece”.

Rueda, al que arroparon los de siempre, los de casa, pero también los directentes nacionales que ya fueron el sábado, a los que se sumaron líderes regionales —Alfonso Fernández Mañueco acudió desde Castilla y León y José Antonio Monago hizo lo propio desde Extremadura— , volvió a pelar a la unidad -“cuento con todos vosotros”-, incidió en los mensajes que ha venido ofreciendo en las últimas semanas: la unidad —“cuento con todos vosotros”—, mantener las esencias que hacen que el PPdeG sea el partido que más parece a Galicia, para preservar la “normalidad excepcional”.

En su alocución saltó entre el pasado, el presente y el futuro. Puede acotarse en una sola frase: ‘Sé de dónde vengo, dónde estoy y, por supuesto (…), a dónde quiero llegar’. El pasado remite a lo logrado y a Feijóo. Rueda desveló lo que le dijo su mujer cuando le relató el encuentro donde aquellos le ofrecieron juntar a su equipo: “Está tan claro que tienes que decirle que no, que estoy seguro de que le vas a decir que sí”. Risas de los asistentes y pulgar arriba de Feijóo, a quien su sucesor colmó de elogios, a los que sumó un mensaje con retranca: “Desde ahora vinculamos nuestra suerte a la tuya. ¡Por lo menos, más vale que vaya bien!”. Y ratificó que había sido “absolutamente respetable” en estas semanas, ofreciendo su guía solo cuando se la pedía Rueda. “Claro que te voy a seguir pidiendo consejo, claro que te vamos a seguir necesitando”, garantiezó.

En tiempo presente, marcó distancias con la oposición, un PSOE víctima de sus “hipotecas” y un BNG que es un “lobo con piel de cordero” y pretende obligar a Galicia a parecerarse a ellos. “Mientras dependa de mí, de nosotros, haremos todo lo posible para que de esa política de complejos, de tristeza, de dogmatismos y de imposiciones, Galicia esté absolutamente libre”, prometió. Y en futuro, insistió en los tres ejes que postuló en su investidura —trabajo, familia y futuro—;con guiños a los mayores, que “no son el pasado”, y a los jóvenes, esas “personas novas” que “no son Galiza Nova”, remarcó.

Sin “tiempo que perder”, desgranó algunos de los desafíos que tocará afrontar en lo que queda de legislatura, desde “seguir bajando impuestos”, “con cabeza”, a acometer el reto demográfico. Una tarea en la que, insistió, en la Xunta serán “demandentes de verdad” con el Gobierno, como ya plasmó en la carta que esta semana envió a Pedro Sánchez; además de solicitar una reunión, puso negro sobre blanco una lista de «compromisos pendientes». “Con toda la firmza, el compromiso, la lealtad, pero sabiendo que lo que estamos pidiendo lo estamos pidiendo con justicia, porque lo merecemos”, subrayó.

El 2 de marzo, Feijóo anunció que optaba a presidir el PP. Menos de dos meses después, Rueda lo preside el PPdeG. Un “nuevo paso” que encara con “enorme ilusión, responsabilidad y respeto”. “Galicia cuenta con todos nosotros, no podemos fallarle”, resolvió.