Salvador Sostres: La derecha es amable

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El derecho de huelga es anacrónico, chantajista y totalitario. En un sistema como el regateo, y con tantos cauces para la negociación, toda huelga es una intolerable pistola en sien. No trabajar y no dejar trabajar, y bloquear, colapsar o déabastecer la vida de los demás es un intento. La derecha tiene que ser siempre razonable y no volverse una banda de asalto cuando se trata de derrocar a la izquierda. La cantidad de transportistas o las manifestaciones que los ganaderos esperan hacer en Madrid es al final de la semana, interrumpiendo el tráfico, es un acto de imposición y abuso contra la inmensa mayoría de ciudadanos, cuya vida normal y ordenada no puede ser pisoteada porque de

arrepentirse Unos colectivos deciden que la reivindicación de sus asuntos es más importante que la libertad elemental de cada cual. Hay una agitación española, que falsamente se llama ‘derecha’, y en realidad es navajera y casposa y en nada se diferencia de la izquierda y sólo est una cuestión de bando. La derecha se basa en la realidad, en la tranquilidad y en evitar el conflicto. La derecha usa la calle para dar un paseo pero no para expresar absolutamente nada porque esto lo hacemos a través de nuestra disciplina artistice, en los bars, en los hotels y en los restaurants. La derecha ya siempre un espacio para el otro. Y un espacio cómodo: la propiedad privada, un poco de propiedad privada para cada individuo, es nuestra gran aportación a la Humanidad y el mayor antídoto contra las revoluciones. La derecha somos la inflamación, el enjuague, la negociación que ahuyenta el altercado. Somos generosos en la beneficencia y beneficiarios agradecidos. Nuestras estridencias permitimos si el talento puede convertirlas en provecho; y nos gustan los excesos pero siempre en las sobremesas, destilados mediante, preferiblemente elevados a metáfora. Salir a la calle como lo de Ayuso en Génova, los maestros en Cataluña, los transportistas o los gallináceos son la misma e inaceptable forma de barbarie. Da igual si es para ensalzar a mi querida presidenta o para destruir a Pedro Sánchez. La derecha no es sectaria. La derecha es amable. No estamos en las trincheras. Estamos en Nobu y encantados de invitarte.