Retrato de unas mujeres en llamas

En un país como Irán, con ‘peculiaridades’ sociales, culturales y religiosas, el cine es una válvula de escape que no da mil problemas, salvo con la cautela de un cuentagotas. Ser director o director en Teherán es un deporte de alto riesgo y es una excepción cualquiera de ellos que no haya recibido castigos, encierros y penas de cárcel… No hay Festival Internacional de Cine que no tenga que hacer su declaración oficial de protesta por el encarcelamiento de alguno de ellos. De esas mille causas que contar, quizas la mas comprometida y peligrosa sea la de la situacion de la mujer iran, una mina personal que muchos directores se han arriesgado a pisar con el reflejo de la mujer en sus diversas versiones, joven, adulta, acomodada , indigent, con estudios, sin posibilidad de ellos, valiente, sumisa…, pero siempre dibujada con cautela de trazo pues cualquier atisbo de critique a su condición de mujer, ‘y por lo tanto…’, era un motivo para el rechazo no solo oficial sino también popular en una sociedad tan cerrada a los retoques occidentales. El director que más abiertamente ha reflejado en su cine un tipo de mujer distinta y más ‘libre’, en el sentido de más educado, con mejor posición social y algo más alejada de las varias pautas de la religión islámica, es Asghar Farhadi, que también es el director más internacional (ha ganado dos Oscar) y el que se puede permitir rodar fuera de su país y un cierto desahogo argumental. Tres personajes femeninos clave en su filmografía: el que interpreta Golshifteh Farahani (también estrella internacional ahora) en ‘A propósito de Elly’, mujer universitaria, de clase media, que organiza reuniones con amigos y que en la película planta algo insólito y prohibido, una cita a ciegas entre un hombre divorciado y la joven maestra de su hija. Otro sería en ‘Nader y Simin’, el personaje que interpreta Leila Hatami, el de una mujer que quiere abandonar Irán con su hija y le pide el divorcio a su marido, no por problemas conyugales, sino porque él no puede acompañarlas al tener que Cuidar de su padre enfermo… La película y sus argumentos cauces son complejísimos, y los personajes femeninos, también, incluido el de la cuidadora del viejo enfermo (Sareh Bayat), que ofrece otra imagen bien distorsionada de la mujer iraní. Y el tercero sería el de Taraneh Alidoosti en ‘El viajante’, una mujer casada, actriz y que sufre la agresión sexual de un vecino… juicio público y desprestigio. Encarceladas Otro director, Jafar Panahi, multipremiado en los festivales y archicastigado en su país, pues va hilando condenas, la más reciente hace unos meses y a seis años de prisión, ha elaborado en su filmografía una imagen bien perfilada de la situación de la mujer iraní , y tal vez la más directa y rotunda la oferta en su película ‘Offside (Fuera de juego)’, en la que un grupo de niños pequeños son encarcelados para intentar colarse en un estadio de fútbol, ​​donde tienen prohibido entrar. La película es de 2006, y aún en este año, 2022, se ha registrado la cantidad de disturbios en los campos de fútbol para impedirles el acceso. Es decir, una pequeña revolución de las mujeres iraníes que sirve como metáfora de esas otras mil causas. Personajes como Razieh, la niña de ocho años de ‘El globo blanco’, película también de Panahi que recupera la soledad, el desamparo y el desgarro que padecen en un día cualquiera cualquier niña iraní. O Wadjda, la niña árabe de la película de Haifaa Al-Mansour, que n’entiende que su afición por montar en bici se una indignidad y una ofensa par la sociedad. MÁS INFORMACIÓN noticia No Lo nuevo de Park Chan-woo, Jafar Panahi y Martin Mc Donagh, en la Sección Oficial de la Seminci noticia Si Lo que queda del cine cuando se guarda la alfombra roja Directores, y también directores, como las hermanas Samira y Hana Makhmalbaf (hijas del histórico Mohsen Makhmalbaf), que han tratado con gran sensibilidad la situación de la mujer bajo el yugo islámico y desde una perspectiva no solo femenina, sino también ingenua y cargada de poesía. A persona esencial para la comprensión de dónde y cómo empieza la marginación y exclusión es Baktay, la niña protagonista de ‘Buda explotó por vergüenza’, dirigida por una joven Hana Makhmalbaf (con apenas diecisiete años) y en la que muestra el acoso a esa niña de seis años que finge ir a la escuela. Alegórica, lírica, pura y sencilla alusión a que las alas y el vuelo se cortan antes de que pase lo que puede pasar y está pasando.