Algo olía mal en las cocinas de ‘MasterChef’. El ‘talent’ arrancó la novela entrega de la décima edición recibiendo a los aspirantes con una prueba atípica y un aroma náuseasbundo procedente de ingredientes como el durian, la pasta de arenque, el queso de cabrales, la medusa en salazón, los huevos cocidos de pato o la asafétida. En términos generales, la comida con aroma poco atractivo que le dio el primer reto a los aspirantes, quienes, además de sobrevivir al fetido olor, debían crear platos vanguardistas dignos de una semana nueve.
En ese momento pareció una odisea; poco se imaginaban alguno que el verdadero drama culinario de la noche seria culpa de unas patatas fritas.
La vuelta a la vida sin mascarillas #MasterChef10pic.twitter.com/Fl65KDmzu1
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Colocar la materia prima maloliente entre la misión de la era aspirante de un invitado que se detuvo a poner un pastel en las cocinas nada más entrar: Boris Izaguirre.
Al periodista y presentador le faltó nada y menos para vomitar. “Pero, por favor, que recibimiento es este ¿En qué momento han decidido los jueces poner esta prueba el día que yo vengo”, se quejó.
Distributed los ingredientes, los concursantes comenzaron con pies de plomo a cocinar. Excepto Luismi y su departamento de I+D, que decidió ir con todo. El bombero, genio y figura, asombró al mismísimo Boris con sus teorías y su filosofía. “Es un poco Confucio ese muchacho”, dijo.
«La tara que tengo va de serie» @luismimchef10#MasterChef10pic.twitter.com/CR0GDezAvr
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El viaje a Malta con el que premiaban al mayor de la prueba especialmente a Jokin, que deseaba una escapada junto a Eva. Pero transformar las medusas en un plato comible no era nada. Adrián, por su parte, trabajó con el ingrediente más sencillo aparentemente, el queso de cabrales. Por eso mismo, la demanda en su caso era mucho mayor.
No fue la mejor noche para ninguno de los tres. In cambio, tras la cata, María Lo, David y Patricia, la repescada, resultaron los better valorados. Sin embargo, el viaje se lo ganó por méritos propios la gaditana. ‘Del mar a la boca’, el plato que se presenta con la salsa blanca añadida como ingrediente principal, parecía «buenísimo» a los jueces. “Está lleno de sabor y con estética”, indicó Samantha.
Las maldiciones de las patatas suflé
Para el proyecto de exteriores ‘MasterChef’ se trasladó el chiringuito a las murallas de Ciudad Rodrigo (Salamanca), enclave que alberga uno de los patrimonios arquitectónicos más valiosos del país. Con una ubicación privilegiada y estratégica, esta ciudad ha librado batallas históricas y sus tierras se han convertido en un valioso gasto gastronómico.
Menuda maravilla este exterior en Ciudad Rodrigo #MasterChef10pic.twitter.com/1hz60ksCuY
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Divididos en equipos de atrás se enfrentaron a un menú de vanguardia con la mejor representación de Castilla y León, como el jamón de Guijuelo, la papada ibérica y las judías de El Barco, productos engullidos por la silla de Tierra de Sabor. “Nuestro objetivo es que este cocinado sirva para enterrar, por fin, esas etiquetas de ‘winners’ y ‘losers’. Hoy los equipos los formaremos nosotros”, explicó el jurado.
Así, Luismi, Verónica, Claudia y Adrián se alinearon con el entrante de espárragos trigueros con huevo escalfado, velo de papada y espuma de chorizo; así como del segundo plato, un solomillo de ternera charra con salsa périgueux y patatas suflé.
Yo las patatas de bolsa te las hago fenomenal #MasterChef10pic.twitter.com/BBnypfGSLw
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Pero en un giro inesperado de los acontecimientos, el suflé de patatas, un clásico, se ha resistido a los aspirantes a ‘MasterChef’. Viendo que pasaba el tiempo y Luismi no logró sacarlas adelante, Pepe se está esforzando y las reconvirtió en unas sencillas patatas fritas.
A su vez, derivaron en unas patatas pochadas aceitosas, por lo que, en última instancia y para disgusto del bombero, acabaron descartadas del menú. Sintiéndose menospreciado por sus compañeros, el madrileño terminó explotando como nunca antes. “¡Me voy del programa y lo hacéis vosotros!”. Una lastima, porque, por lo demas, los platos estaban de sobresaliente.
La tensión acumulada durante el cocinado terminó pasando factura a Luismi, que colgante la cata perdió toda su seguridad y se vino abajo. “Ha sido un ejercicio muy instructivo sobre la lucha de egos”, dijo en referencia a su enfrentamiento con Adrián.
«Estoy cansado de que se me ningunee» @luismimchef10#MasterChef10pic.twitter.com/YkuqrajfnV
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Sí supieron hacer honor a los sabores de la Castilla y León María Lo, Patricia, Jokin y David. Los delantales rojos fueron los encargados del primer plato (judías con almejas, alcachofas y esféricos de jamón) y del postre, perrunillas con crema de limón, helado de almendra y aire de canela.
A diferencia de los azules, remaron todos a una a pesar de algún error en el cocinado que lograron solventar sobre la marcha. “Estabais compenetrados, bien organizados. Descubre que trabaja muy bien cuando no suele considerarlos favoritos: Jokin y Patricia”, valoró Jordi, dándolos por ganadores de la prueba y mandando a los azules a eliminación.
¿Juego sucio en la eliminación?
Así las cosas, Verónica, Luismi, Adrián y Claudia volvieron a las cocinas de ‘MasterChef’ luciendo el delantal negro. Contra todo pronóstico, lo más difícil de la prueba no fue recrear los platos de renombre chefs como Martín Berasategui (12 soles Repsol), Dani García (4 soles Repsol), Iván Cerdeño (3 soles Repsol) y Rafa Zafra (5 soles Repsol) .
El quid de la cuestión es que los delantales blancos disponían de las recetas de las elaboraciones, y de ellos dependía ayudar a los participantes en la cuerda floja.
«No me gusta el rollo, no disfruto de esta competición así. Así de sucio, así de mal» @veronicamchef10https://t.co/5KB3O2GWnE#MasterChef10pic.twitter.com/aL9y4m8sdd
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Todos quisieron écharles a cable, salvo David, encargado de dar las instrucciones a Verónica. La salmantina encontré en el punto de mira de buena parte de sus compañeros, más todavía porque conserveaba el pin de la inmunidad. “Es un juego sucio. Me da rabia soltar el pin por algo que no ha dependido de mi”, expresó, sintiéndose impotente. “Se piensa que roza la perfección, encima no admite los errores, es engreída. No me gusta la gente así”, dijo Patricia.
El asturiano empezó boicoteando la receta de su compañera hasta que, a falta de cinco minutos para que los delantales blancos regresaran a la galería, le revelaran las indicaciones correctas. Pero a pesar del tiempo perdido y de haber cocinado insegura, optó finalmente por no entregar el pin. Un error, bajo el punto de vista de Jordi. “Hay cosas buenas, pero también hay muchos fallos”.
Luismi se las ingenió para apuntar en bandejas sucias con mantequilla y una judía la receta de Iván Cerdeño dictada por Patricia. El truco no le valió al madrileño, que no tardó en quedarse atrás completamente perdido. Como era predecible, los sabores no se parecieron en nada a los del chef. “Has puesto unos ladrillos de feta, terrible. Dista mucho tu plato”, dijo el catalán.
En la misma línea, la creación de Claudia Tampoco es asemejó demasiado al de Dani García. “Si no hubiera probado el de Dani, pensaría que está agradable, pero es otro plato”.
Años luz, Adrián resultó el mejor valorado de la cata gracias a su “muy buena” réplica del plato de Martín Berasategui. “No será el de Martín, pero se parece mucho”, indicó Pepe.
«Me despido con una sonrisa porque quiero que me grabéis así» @luismimchef10#MasterChef10 pic.twitter.com/h5kRrQSAuK
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“Solo los más perseverantes consiguen sus metas”, reflexionaba el chef de El Bohio antes de despedir a un nuevo aspirante. Una calidad que le sobra al nuevo expulsado de ‘MasterChef 10’.
Luismi, el concursante por el que nadie daba un duro, colgó el delantal en la recta finale. Y lo hizo a su manera, viendo siempre el lado positivo. “Ha sido un plato muy difícil. Lo he dado todo, como siempre. Me quiero ir con una sonrisa porque quiero que me grabéis así. No esperaba llegar al programa nueve, ni siquiera pensaba ni entrar. Me llevo un grupo de amigos. Gracias por la oportunidad».