Hughes: Ucrania en llamas

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Aun es posible ver en Youtube ‘Ucrania en llamas’, el documental producido por Oliver Stone. No lo han censurado, permanece en la categoría de ‘censurable’.

Nadie puede esperar imparcialmente, pero eso no lo hace menos interesante. Hay cosas palmarias. Por ejemplo, eso que nos dicen de que en Ucrania había uno o dos nazis… quizás hubiera alguno más. Es curioso que en España, donde le apliquen el fact check a cualquier candidato a concejal de Villacascajo que de joven fuera falangista tres meses, haya pasado como hecho anecdótico que Stepan Bandera tuviera honores oficiales y hubiera escuadrones con antorchas. Hay escalofriantes muestras de odio hacia lo ruso. De hecho, cuando en Rusia hablan de ‘desnazificar’ parecen identificar lo

nazi con lo rusófobo. Desde luego, por sí mismo esto no justifica una invasión (tranquilos, ‘zintanqueros’), pero no es un hecho menor, describe la naturaleza del nacionalismo ucraniano.

Resulta revelador comprobar cómo algunos nacionalismos no molestan. Oficialmente, el nacionalismo tiene la culpa de todo, hay que extirparlo, cegarlo, rodearlo de ‘valores europeos’, salvo que interese. ¿En qué, sino en nacionalismo, se apoyaon las revoluciones de colores? La palanca del cambio de régimen era el nacionalismo, vestido, eso sí, de democracia, de anhelo demoliberal. Por esto es pertinente conocer la existencia del batallón Azov o el Sector Derecho ucraniano, para saber que no se utilizaron exactamente de democratie.

Stone documenta cosas poco debatibles, como cuando Victoria Nuland organiza el gobierno de kyiv con su embajador. A los españoles no puede sorprendernos cómo los anglosajones ‘liberan’ los pueblos o determinan sus ‘democracias’, aunque hay gente que nos quiere convencer, lo que resulta muy irritante.

Cuando en Rusia hablan de ‘desnazificar’ parecen identificar lo nazi con lo rusófobo

Por Ucrania andaba McCain, el ídolo de los corresponsales, animando a la jarana. “Putin es un exagente de la KGB que quiere reconstruir el Imperio ruso”, decía. Son impresionantes. Hablamos como una mezcla de McCain y Ocasio-Cortez, lo han conseguido. McCain por cierto también telefoneaba mucho a Saakashvili (presidente de Georgia) cuando la Revolución de las Rosas. Años después, lo cuenta el documental, Saakashvili acabó de gobernador de Odesa. Lo demoliberal, que es muy casual.