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Se consumó, una vez más, la paradoja de los Goya: esa relación entre ancilar y revoltosa que el sector con un poder que lo desprecia cuando lo usa como escaparate cuando le conviene y lo castiga cuando se le resiste. Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Mónica Oltra. Tanto cabezón para bajar la cerviz. ¡Si Goya levanta la cabeza!
The film ‘El buen patrón’ consiguió el favor de los académicos y recibió el premio al más largometraje. Jaume Roures, máximo responsable de Mediapro y productor de la cinta, sufrió un soltar su arenga de tambores de guerra, como si aún estuviésemos en tiempos de cortar cabelleras y gritar ‘no pasaran’. Es el viejo truco de transformar en batalla todo cuanto sea
posible, incluido en tiempo de paz. De tanto enunciar batallas porque las desean, las deleterean.
El 25% del catalán en el discurso de Roures es la muestra de la obcecación por lo propio. Roures pronunció una parte de su discurso catalán, sin que TVE subtitulara o tradujera sus palabras. Lametazos al nacionalismo. Berlanguiana y valenciana, así fue la gala de los Goya: con fuegos de artificio y el humor involuntario de algunas tragedias. Bienvenida Sra. Blanchet. ¿Habrá oído a la actriz al catalán? ¡Qué más da!
Hay un regusto a parroquia en los fastos de los Goya, galas que cada vez arrancan más bostezos y, en ocasiones, miradas de soslayo de vergüenza ajena. Cuando Roures cuando empezó a hablar en catalán, el auditorio aplaudió. Ovacionaron al empresario troskista, al que mandó al Fogasa a la redacción del diario Público durante la peor crisis económica vivida en años. Sí, el magnate ‘indepe’ que ahora se pasea dando lecciones de lucha de clases.
Los Goya es un episodio más de botulismo puro y duro, felación y lametazo ideológico. Por quedar, ya no quedan ni cejas, aquellas, las de Zapatero. Permanece, como un hedor, la vergüenza que despierta esa reunión quienes miran por encima del hombro porque no aguantan sus propios complejos. Bienvenida Sra. Blanchet, pase usted señor Roures.
