Muere, a los 78 años, Helmut Berger, actor fetiche y gran amor de Visconti

Murió “pacífica pero inesperadamente” en Salzburgo, el jueves por la mañana, poco antes de cumplir los 79 años. Así dice la breve nota en la que su agencia ha dado a conocer el fallecimiento de Helmut Berger, estrella del cine europeo en las décadas de 1960 y 1970. cinematografía en Roma, ha sido descubierta por el director Luchino Visconti, alcalde de 38 años que apreció la potencial que mostraría además de la película ‘La caída de los dioses’ (1969), el inicio de su estrellato internacional. En esta película interpretó a una joven nazi que había vuelto a extorsionar sexualmente. En ‘Ludwig II’ (1973) interpretó al excéntrico rey de Baviera, con Romy Schneider como Elizabeth y entregó a estetizar el mundo. Para Visconti, además de su musa, fue su gran amor.

Hijo de una familia de hostelería, nacido en Bad Ischl como Helmut Steinberger, Berger había pasado su infancia y juventud en Salzburgo, pero actuó destacadamente en Paris y Londres, además de como actor, como modisto y modelo fotográfico. Era un hombre muy apuesto y eso le valió muchos papeles, pero su carrera tuvo reiterados altibajos y probablemente nunca habría admitido que se deterioró en los últimos años. Sin embargo, quien lo vio, por ejemplo, en ‘Liberté’ (2019) de Albert Serra, una de sus últimas apariciones, reconocería fácilmente tanto su talento amasado con los años como las huellas de una belleza casi clásica.

Helmut Berger, tuvo éxito en el estreno del filme 'Saint-Laurent', en el Festival de Cine de Cannes en 2014

Helmut Berger, famoso por su rodaje de ‘Saint-Laurent’, en el Festival de Cannes de 2014 Afp

Su vida disipada y escandalosa alcanzó tanta fama como sus interpretaciones. En su autobiografía, que lleva por título obvio ‘Yo, Berger’, se describe en las primeras páginas como la venganza de Alain Delon, que cuenta con él por los papeles. Se acuesta con la entonces esposa de Delon, Nathalie, y luego con Maria Schneider, la trágica protagonista de ‘El último tango en París’. Decía de sí mismo que solo le había importado una cosa en la vida: ser amado. De niño había recibido ‘overflowing’ el amor de su madre y siguió buscando hasta el finale un equivalente que nunca hallaría.

La muerte de Visconti, en 1976, sumió a Berger en una profunda crisis, de la que salió con los papeles memorables, como el de un asesino en ‘Der Tollwütige’ (1977) de Sergio Grieco, su aparición en ‘Salon Kitty’, la Opulento porno nazi de Tinto Brass, o los once episodios de la serie de televisión ‘Denver Clan’ en 1983/84. De alguna formada, desde su propia oscuridad, encontró un camino entre la basura y el culto. Christoph Schlingensief fijó en él y lo agregó en su homenaje a Fassbinder ‘Los 120 días de Bottrop’. Y en 1993 los hermanos Dubini filmaron con él ‘Ludwig 1881’, en la que una vez más interpretó su propia historia de decadencia.