Muere Tony Sirico, mafioso reconvertido en actor, habitual de Woody Allen y fijo en ‘Los Soprano’

Federico Marín BellónSEGUIR

Soplan malos tiempos para la mafia, al menos la de ficción. Hace unos días James Caan, marcado por su participación en ‘El Padrino’, y ayer murió Tony Sirico, celebrity por su participación en siete películas de Woody Allen, con quien coincidió alguna vez de niño, pero sobre todo por haber dado vida a Paulie Gualtieri en ‘Los Soprano’. Decir que estaba encasillado significaría que al menos tenía que actuar. “Trabajó en 45 películas, en las que interpretó a 40 mafiosos y a cinco policías corruptos”, declaró una vez en una entrevista. Acabó participando en más de 80.

Sirico, nacido en Nueva York el 29 de julio de 1942, cayó en la madrugada de este viernes en Fort Lauderdale (Florida), el Véneto de América.

Arrastraba problemas cardiacos y demencia senil. Faltaban unos días para cumplir 80 años.

Antes de convertirse en actor, Tony Sirico perdió ante la familia Colombo, obedecía las órdenes directas de Carmine ‘Junior’ Persico. Fue detenido en 28 ocasiones. En 1967 transcurrieron 13 encuentros entre rejas por asaltar en un club nocturno de Brooklyn. En 1971 acumuló 20 meses en Sing Sing por posesión de drogas y armas. Durante su estancia en esta última prisión unidos con un grupo de actores aficionados. “Los vi y me dije: yo puedo hacer eso”. ¿Quién dice que nadie se rehabilita en prisión?

Steve Schirripa y Tony Sirico en 'Wonder Wheel'  (2017), su última colaboración con Woody AllenSteve Schirripa y Tony Sirico en ‘Wonder Wheel’ (2017), su última colaboración con Woody Allen

Sirico fue un hombre con talento que vivió en el entorno equivocado y, por casualidad, encontró un camino mucho más sano. “Crecí en Bensonhurst, donde había mucha gente de la mafia”, declaró en una entrevista a la revista ‘Cigar Aficionado’ en 2001. se acercaban unos a otros. Había un aire sobre ellos que era muy intrigante, especialmente para un niño”.

Como actor, apareció en siete películas de Woody Allen (‘Balas sobre Broadway’, ‘Poderosa Afrodita’, ‘Todos dicen I Love You’, ‘Desmontando a Harry’, ‘Celebrity’, ‘Cafe Society’ y ‘Wonder Wheel’) y en otros largometrajes tan destacados como ‘Uno de los nuestros’, pero su gran papel fue el de Pauli en ‘Los Soprano’, que representó durante 74 episodios e incluyó alguno más, en la serie de animación ‘Padre de famila’.

En su segunda película, Sirico debutó en la película ‘Ángeles en el infierno’, en 1977. El mundo.

Series como ‘Kojak’ y ‘Corrupción en Miami’ le van haciendo ganar peso (él siempre lo hacía todo delante y detrás de las cámaras), y en ‘Uno de los nuestros’ (1990), se asoma al gran cine de la mano por Martín Scorsese. Luego llegarían las películas de Woody Allen y ‘Mickey ojos azules’ (1999), casi siempre en el género que mejor dominaba. Ese año empezó además a trabajar en ‘Los Soprano’, su mejor papel, que le aparecieron ocho años.

El glamour de la mafia

“Algunas de mis películas favoritas mientras crecía han sido las de gángsteres. Aprendí a caminar y hablar viendo a James Cagney. Es eso, es el poder, es el glamour. La mafia tiene todo ese misticismo que ha conocido alrededor de lo que es mágico”. También se resiste, todo hay que decirlo, a matar a una mujer con sus propias manos. Intentó que fuera con una pistola pero David Chase se negó.

– David, no me hagas matar a una mujer.

– No, aguanta eso de matarla.

– Entonces déjame desaparecer.

–No, quieres ser personal.

–David, vengo de un barrio difícil. Si vulvo a casa y ven que he matado a una mujer voy a quedar mal.

–Tienes que hacerlo.

–No, no voy a poner mis manos sobre ella.

–Usa la almohada.

“Después de todo, volví al barrio y nadie dijo nada. Les encantó el espectáculo. No les importaba lo que hiciéramos”, decía Tony Sirico, en una escena digna de aparecer en cualquiera de sus películas.

‘The New York Times’ recuerda otra escena que ilustra la fina membrana que dividió las dos vidas de Tony Sirico. En una entrevista con ‘Daily News’, se supo del actor recuerda: “Serás un villano exconvicto de 30 años sentado en una clase llena de estudiantes de teatro con caras frescas y serias. El maestro se inclinó hacia mí después de hacer una escena y me susurró: ‘Tony, deja la pistola en casa’. Después de tantos años llevando un arma, ni siquiera me di cuenta de que la tenía conmigo”.