Muere Klaus Schulze, uno de los grandes gurús de la electrónica, a los 74 años

Klaus Schulze, compositor alemán de música electrónica y uno de los grandes pioneros del género, ha fallecido este martes según ha confirmado Frank Uhle, el director gerente de su sello discográfico, SPV. “Perdemos y extrañaremos un buen amigo personal. Uno de los compositores más influyentes e importantes de la música electrónica, un hombre de convicción y un artista excepcional. Nuestros pensamientos en esta hora están con su esposa, hijos y familia. Su naturaleza siempre alegre, su espíritu innovador y su impresionante obra permanente indeleblemente arraigados en nuestros recuerdos. No solo ya es un gran legado musical, sino también una esposa, dos hijos y cuatro nietos. En número de él y de la familia, nos gustaría agradecerles su lealtad y apoyo a lo largo de los años.

¡Ha significado mucho! Su música vivirá y nuestros recuerdos también. La despedida se realizará en el círculo familiar más cercano, tal como él lo desea. Ya saben cómo era él: importa su música, no su persona”. Uhle ha confirmado que Schulze estaba enfermo (sin precisar de qué), pero asegura que su muerte a los 74 años ha sido “ineperada y repentina”.

Nacido en Berlín en 1947, Schulze tocaba la batería y la guitarra en varias bandas locales a principios y mediados de los sesenta, y en la segunda mitad de la década intentó experimentar con estos instrumentos tocándolos con objetos metálicos para sus sonidos nuevos. En 1968 diste un paso corto para la banda Psy Free, y al año siguiente conociste a Edgar Froese de Tangerine Dream en el Zodiac Club de la capital alemana, pasando a formar parte de su proyecto ‘kraut’ y grabando las percusiones de su disco de inicio, ‘Meditación Electrónica’. Allí también apareció poco, ya que abandonó el grupo (luego se reuniría con ellos en varias ocasiones, de forma fugaz) en 1970 para formar Ash Ra Tempel con Manuel Göttsching y Hartmut Enke. “Lo de tocar la batería fue por mi hermano mayor”, dijo en una entrevista de 2015. “Él despertó mi interés en Art Blakey, Buddy Rich y algunos otros. Pero después de algunos años de tocar parches y platillos con algunos grupos, quería un cambio. Quería jugar con armonías y sonidos. Cómo el baterista era la columna vertebral de un grupo de rock, pero no el solista que interpreta sus propias ideas musicales. Y yo tenía ideas que… Cuando traté de hacer algunos de mis experimentos dentro de Tangerine Dream, como por ejemplo, grabar sonidos de órgano y reproducirlos al reves en un concierto, me dijeron: o toca la batería o te vas. Aceptó la segunda oferta: huyó de mí”.

Un año después volvió a romper con todo y lanzó su carrera en solitario, con un primer álbum publicado en 1972 con el título de ‘Irrlicht’, en el que combinó el órgano con grabaciones de orquesta filtradas, lo cual se consideró un hito de la electrónica a pesar de la falta de sintetizadores.

Fue en su siguiente trabajo, ‘Cyborg’, donde comenzó un experimento con el sintetizador VCS 3. Le siguieron obras de culto como ‘Timewind’ (1975), donde utilizó un secuenciador por primera vez; ‘Moondawn’ (1976), ‘Mirage’ (1977), ‘X’ (1978) o ‘Dune’ de 1979, inspirados en la novela de ciencia ficción de Frank Herbert, a la que volvería muchos años después al colaborar con Hans Zimmer en la banda sonora de la adaptación cinematográfica ganadora del Oscar 2021 de Denis Villeneuve, así como en su último álbum ‘Deus Arrakis’, que se lanzará forma postum el próximo mes de junio.

In los años setenta grabó dos álbumes de estudio con el supergrupo Go, que también apareció al líder de la banda Stomu Yamashta junto a Steve Winwood, Al Di Meola y Michael Shrieve, y en 1973 y 1974 fue miembro de otro supergrupo de krautrock, The Jokers cósmicos, con Manuel Göttsching, Jürgen Dollase y Harald Grosskopf.

En los ochenta comenzó a usar instrumentos digitales además de los sintetizadores analógicos, en discos menos experimentales como ‘Dig It’ (1980), ‘Trancefer’ (1981) o ‘Audentity’ (1983). Durante el resto de esa década y la siguiente continuó publicando material a uno disco ritmo o incluso dos por año, y en los noventa también comenzó la ambiciosa serie ‘The Dark Side Of The Moog’, una colaboración con Pete Namlook y Bill Laswell en la que reinterpretó canciones de Pink Floyd en clave electrónica lo largo de ounce discos, sus lanzamientos se extendieron hasta 2008.

No fue hasta los 2000 cuando empezó a retardar su flujo de lanzamientos bajo su propio número. En ese momento colaboró ​​con la cantante de Dead Can Dance, Lisa Gerard, y en 2013 también hubo conciertos para el centro además del trabajo de estudio. Desde entonces siguió publicando discos como ‘Shadowlands’ (2013), ‘Eternal: The 70th Birthday Edition’ (2017), ‘Silhouettes’ (2018) o ‘Next of Kin’ (2019), superando la cifra de más de medio centenario de referencias