Geoff Dyer y el arte de anticipar las finales

Jaime G Mora

Pasada la mitad del libro, Geoff Dyer (Gloucestershire, Reino Unido, 1958), escribe: “Soy mucho más feliz escribiendo este libro, en el que cada día aumenta las complejas de su estructura –al tiempo que trato de resolverlas–, de lo que no hubiera sido de haber trabajado en él». Lo cual significa dos cosas. Una, que ‘Los últimos días de Roger Federer’ (Literatura Random House) es uno de esos títulos ‘inclasificables’, por ser un ensayo construido a partir de décadas de reflexiones, generalmente breves, que van de Turner (profesional del pincel) tiene sobre Federer ( profesional de la raqueta). Y dos, que Dyer se ha divertido buscando estas conexiones, algunas del todo inesperado, para conformar una pagana pagana de los finales y el paso del tiempo.

Y si el autor se divierte, el lector también; no queda otra ante este derroche de inteligencia, que, pese a que tiene algún bajón, con algunos pensamientos algo más retorcidos, sabe oxigenar el relato con bromas y afirmaciones que no todos se atreven a mandar a imprenta. Sus aquellas que tienen que ver con la fauna de la literatura. ¿Qué autor aspirante a la respetabilidad osa decir que los libros de DeLillo o Hitchens le parecen malos?¿Que con los “mamotretos” se aprende mucho pero apenas se retiene nada?¿O que en cualquier recital de poesía las palabras más esperadas siempre son: ‘Leeré dos poemas más’?“Recordemos siempre –dice Dyer–: el sentido del humor es mucho más que ser divertido; es toda una relación con el mundo y una visión de este”.

Imagen - 'Los últimos días de Roger Federer'

  • Autor
    Geoff Dyer
  • Traducción
    damia alou
  • Editorial
    Literatura Random House
  • Número de páginas
    352
  • Precio
    20,90 €

Queda claro que el titulo del libro tiene trampa. El de los últimos días de Federer es solo uno de los muchos temas que bordea en el ensayo. El tenista suiza, quizas el mejor de todos los tiempos, le sirve para hablar de si mismo como jugador aficionado de tenis que, superados los 60 años, con jugar un partido de vez en cuando sin demasiados achaques fisicos. “No es solo que el tiempo pasa más rápido a medida que envejeces; es que cada vez pasan menos cosas en la vida hasta que, hacia el final, lo único que pasa es que no pasa nada”, llega a decir, en ese tono ligero que impregna todas las páginas del libro: “El preciosismo es algo a lo que me volvió cada vez más alérgico”.

Entre las muchas referencias de Dyer, un sobrio final de Nietzsche, en estos tiempos de reescritura de clásicos. Cuidado por su madre y su hermana por su enfermedad, fue esta última quien asumió también el control de la obra del filósofo, supervisando la transformación de un escritor «cuyas palabras finales, semicoherentes, existieron la duradera de que ‘estaba haciendo fusilar a todos los antisemitas’ en alguien indeleblemente asociado con Hitler y el nazismo». Siempre hubo ‘sensibilidad lectores’.

El autor conserva en estas páginas, escritos durante la pandemia, esa constelación de lecturas –y no son pocas– que lo han convertido en uno de los ensayistas más reclamados en el Reino Unido. En ‘Los últimos días de Federer’, mordaz y profundo, Dyer mantiene intacto su prestigio.

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