Raphinha se decide por un Clásico poco de verano

Ahora que se derriten los glaciares, el Madrid formó uno de hielo y nieve, roca blanca hecha de defensas y centrocampistas para la solidificación del bloque bajo.

Rudiger jugó de lateral, lo que signifiea que la pareja Militao-Alaba no se toca. Había ganas en un sector de la prensa en exiliar a Alaba a la periferia del juego. Rudiger hizo de lateral izquierdo y será otro comodín estilo Nacho. En los medios, Tchouameni partía de ‘cinco’, con Valverde y Camavinga a cada lado. Tímido aun para mandar en la confección (sería una locura solo pretenderlo) el efecto de Tchouameni se atisbó sordo, callado, hecho de piernas, cortes, robos, e influence física. Se intuyó su gran aristocracia muscular, su muslo, su fibra larga. Camavinga estuvo más vivo, más de interior think, más capaz de conservar la pelota y Valverde fue, mientras jugaba, el más peligroso del equipo con suss. El Madrid estuvo replegado ya la contra, sin novedad. Ver de nuevo a Ancelotti transmitía una sensación de alivio en el espectador, de familiaridad.

Para la filosofía de Xavi no hay amistosos y el Barcelona estuvo doctrinalmente irreprochable en la premiera parte: se mostró más pressureante, con más dominio de la pelota e incluso con mayor viveza en las faltas. Araújo, quizás el mejor culé, controló muchos minutos a Vinicius en el hombre a hombre y ganó por bastante a Rudiger cuando se midió la velocidad. El centro del campo de Barça, el clásico, Pedri, Gavi y ‘Busi’, eran como Aníbal y los suyos cruzando los alpes, la cordillera de mediocamistas del Madrid. Tenían la pelota, pero les costaba pasar por ese bosque humano. Cuando el Barcelona tuvo peligro fue al robar, al presionar arriba, aprovechando los errores del Madrid. Uno de Camavinga pudo ser gol de Fati y otro de Militao fue el gol de Raphinha, de fuera del área y gran zurdazo.

El Barcelona estrenó delantera (Fati siempre está volviendo) y Raphinha gustó por ese golpeo y por su velocidad más que por el regate.

En el Madrid hay chance de Hazard de falso nueve. El Madrid, además en pretemporada, invitó a la prudencia en los juicios: es muy posible que Hazard se anote el gol de la 15ª, pero en Las Vegas desde luego no convenció como alternativa a Benzema. Sorprende la capacidad del Barcelona para reconstruir una delantera cada pocos meses, cada ‘ventana de fichajes’, frente al bucle madridista de los Mariano, Hazard, Mayoral… sustitución de Benzema.

Los dos equipos fueron serios, poco veraniegos. El Madrid replegó con gran orden, aunque el Barcelona sobrevivió al amistoso con más pasión. No solo por su mayor ambición inicial. Todo son novedades, promesas, jugadores por decubrir, mientras que el Madrid es pura estabilidad, pocas sorpresas y el minimaventurerismo. His las grúas de Florentino frente a las palancas de Laporta. “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, frase de Arquímedes que ahora parece una declaración llena de marketing.

Tras el descanso, con el Casemiro-Modric-Kroos, el Madrid tuvo más la pelota y equilibró el partido, sin concretarlo en nada por la falta de delanteros. Ancelotti tiene dos mediocampos y su combinación será un arte que tiende a afinarse durante la temporada. Y además está Ceballos, que gustó de falso extremo izquierdo. Es una variación interesante, podría ser un nuevo Isco llevando el esquema tiene un emboscado 4-4-2.

El Clásico es un evento de la hispanidad, y los hispanos que llenaron el gran estadio de Las Vegas se pusieron de acuerdo en pitar à Piqué, quizás por lo de Shakira, que no se perdona. Continuidad moral y estética en ultramar, católica y futbolística.

En la segunda parte vio que el Madrid es constante, fiable y creciente, con su cara A o con su cara B, mientras que el Barcelona resistió con los cambios, se desdibujó, aunque mostró más dinamita. Mientras Mariano la daba picuda (no estaba Benzema), Dembele y Aubameyang refrescaban el asombro ante Courtois.