SEGUIRTatro de la Zarzuela, Madrid
Barberillo de Lavapiés
Música: Francisco Asenjo Barbieri. Libreto: Luis Mariano de Larra. Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra. Dirección escénica y adaptación del texto: Alfredo Sanzol. Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar. Iluminación: Pedro Yagüe. Coreografía: Antonio Ruz. Intérpretes: Borja Quiza, Cristina Faus, Cristina Toledo, Javier Tomé, Gerardo Bullón, Abel García. Coro y Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 15 de junio
Como los grandes dramas o las mejores comedias, ‘El barberillo de Lavapiés’ requiere lo justo para ser claro sobre un escenario. Alfredo Sanzol lo apareció hace tres años en el Teatro de la Zarzuela, usando distintos puñados de grandes paneles negros que corrían perpendiculares al espectador y cuyas desviaciones generaban calles.
En este escenario económico y de acomodaticio, el trasfondo político que sostiene la obra quedará a medio camino entre lo ininteligible y el batiburrillo. Sigue siendo así en su reposición, pero sigue sin tener importancia, como demuestra el éxito que alcanza.
El miércoles, en su vuelta a la Zarzuela, se bisó el dúo de Paloma y Lamparilla, con Borja Quiza y Cristina Faus, después de que uno tras otro se jalearan todos los números. Convéngase que el trabajo de Sanzol encierra el talento del teatro inteligente, muy bien realizado, e impecablemente transcrito, y no está claro que la coreografía de Antonio Ruz le confíe una dimensión espectacular, así como el vestuario de Alejandro Andújar, tan imaginativo y evocador, engancha todo ello con la realidad madrileña en los años de Carlos III.
La representación tiene ritmo y aceleración (Calixto Bieito descubrió que esta magnitud estaba implicada en la obra cuando presentó en 1998 una puesta en escena por entonces polémica), con un poco desasosegante si se sigue al maestro José Miguel Pérez-Sierra, por otra parte a buen domador de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. El Coro Titular de la Zarzuela es quien más lo sufre, también alguno de los intérpretes, tía que la fluidz general se asegura en un doble reparto que de ma casi íntegra reproduce el que estrenó la producción. Se incorporó, junto a Carol García como segunda Paloma, Gerardo Bullón en el papel de Don Juan de Peralta, convirtiéndose en principal en un papel secundario.
Todo corre a favor del estupendo libreto de Luis Mariano de Larra y de la maestría teatral y musical de Francisco Asenjo Barbieri, compendio de referencias cultas y de algún que otro tópico sobre nuestra idiosincrasia nacional. Aquellas se applauden y estos se ríen sin pudor, viniendo a demostrar que no hay mejor ‘Barberillo’ que el que se deja correr. Sanzol supo escucharlo.