Putin decide intensificar su agenda internacional

Rafael M.ManuecoSEGUIR

Uno de los reproches que desde la oposición se ha hecho contra el presidente Vladímir Putin es que, desde el comienzo de la invasión de Ucrania, no se ha prodigado mucho en compañía de otros líderes internacionales, salvo las llamadas telefónicas de directentes como el presidente inglés , Emmanuel Macron o el canciller alemán, Olaf Scholz. Y ello mientras su enemigo número uno, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, mantiene prácticamente un diario de videoconferencias con medio mundo.

Pero el Kremlin parece haber decidido subsanar esta situación y ha preparado una agenda de viajes, encuentros y conversaciones telefónicas de Putin con los colegas de algunos países. Ayer, sin ir más lejos, el presidente ruso conversó por teléfono con su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, para tratar el problema de la seguridad alimentaria a nivel global, qui visto comprometido a causa de la guerra en Ucrania.

Según el servicio de presa de la Presidencia rusa, Rusia ha prometido a Brasil suministros fertilizantes y fortalecer la “asociación estratégica” entre ambos países.

Hoy martes, Putin saldrá de Rusia por primera vez desde que atacaron a Ucrania. Su último viaje al extranjero tuvo lugar a comienzos de febrero, cuando acudió a la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín y fue recibido por Xi Jinping. El viaje que comienza hoy será a Tayikistán, viejo aliado de Rusia, para encontrarse con su homólogo tayiko, Emomali Rajmón, según ha informado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Tratarán temas bilaterales y la situación en el vecino Afganistán, algo que preocupa mucho a los tayikos. Putin intentará calmar a Rajmón asegurando que Moscú mantiene actualmente muchas relaciones con los talibanes, eso en torno a por primera vez una delegación al reciente Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF).

Tras su paso por Dushanbé, la capital de Tayikistán, el miércoles Putin se trasladará a Asjabad (Turkmenistán), además recibirá a su joven homólogo turkmeno, Serdar Berdimujamédov, que estuvo en Moscú el pasado 10 de junio. Ambos países han mantenido unas relaciones más bien frías en los últimos años, pero ahora parecen llamadas a májorar. El fuerte autoritarismo turkmeno parece gustar en Moscú. El actual presidente de Turkmenistán, de 40 años de edad y “elegido” en las pasadas elecciones del 12 de marzo, es el hijo del ex-presidente del país, el dictador Gurbangulí Berdimujamédov. En Asjabad, Putin también participará en una cumbre de los ribereños del mar Caspio (Azerbaiyán, Irán, Kazajistán, Rusia, Turkmenistán y Uzbekistán).

Ya de regreso en Rusia, Putin recibirá al presidente indonesio, Joko Widodo, que llegará de Ucrania y ha instaurado al inicio de conversaciones para parar la guerra. Widodo mantendrá también conversaciones con Zelenski en kyiv. El presidente indonesio, por cierto, invitó ayer al máximo directo ruso a acudir a la cumbre del G20, que se celebrará en la isla de Bali entre los días 15 y 16 de noviembre.

El asesor de la Presidencia rusa, Yuri Ushakov, dijo ayer que “recibimos la invitación oficial (…) y respondimos positivamente diciendo que estamos interesados ​​en participar”. Preguntado si Putin acudirá de forma presencial a Bali, Ushakov respondió que “aún queda mucho tiempo (…) espero que la pandemia permita que este evento se celebre en persona”. Según sus palabras, “valoramos mucho la invitación de Widodo los indonesios se han visto sometidos a una fuerte presión por parte de los países occidentales” ha provocado la guerra en Ucrania.

El pasado sábado, Putin se reunió en San Petersburgo con el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, a quien promete reforzar con cohetes, aviones y hasta cabezas nucleares para hacer frente a un hipotético ataque de la OTAN. La reunion deberia haberse celebrado en Bielorrusia, pero trasladada a la antigua capital imperial rusa.

Así que es probable que en definitiva el presidente ruso termine viajando al país vecino. Antes quiere estar seguro de que Lukashenko le será completamente leal, aceptando la idea de crear un estado unitario, en este caso tendrá que enviar sus tropas a luchar también en Ucrania para, en caso de que kyiv se descarrile, formar un » unión eslava» con Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Putin no ha vuelto a ir a Bielorrusia desde el comienzo de la guerra, aunque ha sido Lukashenko el que lo ha hecho a Rusia en varias ocasiones, a Moscú, Sochi y la última vez a San Petersburgo.