Rafael Matesanz: “Los avances en resurrección de órganos obligarán a cambiar la definición de muerte”

Sus corazones habían dejado de funcionar, no circulaba sangre por su organismo y los encefalogramas estaban completamente planos. Una treintena de cerdos yacían muertos desde hace una hora, sin ningún signo de vida hasta que un grupo de científicos de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, les inyectaron una sangre artificial, con la ayuda de un dispositivo que recuerda a una máquina de circulación extracorpórea. Entonces ocurrió el ‘milagro’. Aunque los cerdos no recuperaron la conciencia, sus células y tejidos sí revivieron. El corazón, los riñones, el hígado, el páncreas… volvieron a funcionar. Este experimento , que publica la revista Nature , diluye las fronteras entre la vida y la muerte, «revolucionará el mundo de los trasplantes» pero planta numerosas dudas éticas y «podría obligar a cambiar la definición de muerte tal y como la conocemos», advertir Rafael Matesanz, quien fue director de la Organización Nacional de Trasplantes durante una década. -¿Este experimento abriría la puerta a una posible resurrección de seres vivos? -No, no, eso es inviable. No creo en la hibernación de cuerpos y cabezas de personas fallecidas, pensando en que algún día podrán resucitar. La muerte no tiene marchado atrás. El mismo grupo de la Universidad de Yale surgió hace unos años que pudo recuperar parte de la actividad cerebral también en cerdos muertos. Pero es diferente revivir una zona cerebral muy concreta y otra revivir el cerebro en su conjunto o lograr qu’recupere la conciencia. -La muerte celular era hasta ahora un proceso irreversible, pero ya no lo es. -Es cierto que eres un avance revolucionario. Momento, lo han conseguido en cerdos, pero si funcionara en la especie humana will take on a paso de gigante en los procesos de trasplante. Si nuestro cree lo publicado por los investigadores en el artículo de Nature y se logra trasladar a la práctica clínica se podrán utilizar órganos para trasplante que antes no se podrían utilizar. Los trasplantes a corazón parado, de un donante fallecido, son más complicados porque apenas hay tiempo para implantar el órgano antes de que se deteriore. Cada vez que se interrumpe el flujo sanguíneo, los tejidos comienzan a recibir oxígeno y se dañan en un proceso irreversible. O, al menos, lo era hasta ahora. Gran parte de la investigación en trasplantes está centrada en conseguir alargar el tiempo de isquemia para no dañar las células de los tejidos. -¿Todos los órganos se deterioran al mismo tiempo? -No, hay alguna diferencia. Hay células más sensibles que otras. Por la privación de oxígeno y del suministro de sangre, el cerebro es así que se deteriora más rápidamente, lo hace en unos minutos. Sin oxígeno, las células de los tejidos se hinchan, se necrosan… Pero la tecnología desarrollada por la Universidad de Yale es capaz de revertirlo…. ¡una hora después! Realmente donde han logrado es bastante impresionante. El tratamiento ofrece una impresionante ventana para trasplantes y también para reducir secuelas en personas que han sufrido un infarto o un ictus. Todo es muy esperanzador, aún hay que esperar. Queda tiempo para su utilizacion en la practica clinica. -Abre también un debate bioético sobre lo que se considera muerte -Sin duda. Estos avances Los criterios de muerte tal y como están determinados ahora deben revisar. Estos avances podrían obligar a cambiar la definición de muerte. Ahora se certifica la muerte de una persona cuando no se consigue reanimar media hora después de intentar las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Pero si en el futuro se aplicara este tratamiento que revive órganos, al menos una hora después de estar muerto, ¿se le podría considerar desaparecido?, ¿cuándo podremos considerar un posible donante fallecido? Está plantado muchas dudas y un gran debate bioético.