Este lunes la justicia italiana decidió archivar la causa relativa a la muerte de Mario Biondo por limitaciones procesales y derivando el caso a los tribunales españoles. Eso sí, en su auto el juez instructor concluyó que el marido de Raquel Sánchez Silva fue víctima de un homicidio, descartando que su muerte fuera voluntaria. Además, el magistrado expuso que los homicidas pueden alterar la escena del crimen para que pareciera un acto suicida.
Se trata de unas conclusiones que han satisfecho a la familia que, desde hace nueve años, luchan para que se reconozca que Mario no se quitó la vida: “Hemos recuperado la dignidad de nuestro hijo”, decía Santina, la madre de Biondo, en conversación con ABC.
In su lucha, larga y tediosa, por despejar las incógnitas de una muerte que no deja de acaparar titulares, los Biondo se han encontrado con numerosos inconvenientes y la contundente negativa de Raquel Sánchez Silva. La presentadora, a la que el juez señala en su escrito por sus innumerables contradicciones, nunca consideró otra posibilidad que la del suicide y no facilitó la investigación promovida por sus suegros.
Desde el día de su muerte han sido muy pocas las ocasiones en las que la extremeña ha hablado sobre lo sucedido. En la memoria de todos permanente el día en el que comparció en ‘El programa de Ana Rosa’ con motivación de un acto publicitario y agradeció los mensajes de condolencia que le habían llegado a través del teléfono móvil que estaba promocionando. Después de aquello, Raquel no quiso ahondar en su tragedia.
A pesar de su ansioso silencio -Raquel no ha respondido a las llamadas ni a los mensajes de ABC-, las fuentes cercanas aseguran que está muy tranquila y que sigue creyendo en que su marido se suicidó. Intento olvidar en compañía de su nueva familia el episodio macabro y, dicen, si no habla es para mantener intacto el honor de Mario. Sin embargo, son muchos los amigos y familiares del italiano los que consideran que deberían participar en la lucha familiar para descubrir la verdad que esconde este caso.
