Putin activa su fuerza nuclear para amenazar a Occidente

Rafael M.ManuecoSEGUIR

In medio de la confusión más absoluta a la hora de designar el lugar de encuentro de las delegaciones de Rusia y Ucrania para tratar de alcanzar un alto el fuego y negociar la oferta de “neutralidad” lanzada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el máximo líder ruso, Vladímir Putin, echaba ayer más leña al fuego anunciando, durante un encuentro con su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valeri Guerásimov, la puesta en estado de máxima alerta de las fuerzas nucleares del país.

«Ordeno a los ministros de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pongan las fuerzas de disuasión del Ejército ruso en régimen especial de servicio de combate», dijo Putin al titular de Defensa y a Guerásimov.

Explicó que tal medida es la respuesta a las “declaraciones agresivas” de los líderes occidentales y a las “ilegítimas sanciones” impuestas a Moscú por Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá.

El jefe del Kremlin señaló que “los países occidentales no solo son hostiles a nuestro país en el entorno económico, y conmigo refiriéndome a las sanciones ilegales, sino que altos funcionarios de los principales países de la OTAN también se permiten declaraciones agresións contra nuestro país». En su discurso del pasado día 24, cuando dio orden de iniciar la ‘operación especial’ contra Ucrania, Putin ya blandió las armas nucleares como advertencia a quienes intenten llevar a cabo cualquier tipo de acción para impedir la invasión o ayudar militarmente a Ucrania enviando sus tropas a luchar.

La web del Ministerio de Defensa ruso explica el significado de ‘regimiento especial de servicio de las fuerzas stratégicas’ subrayando que «la base del potencial de combate de las Fuerzas Armadas rusas, se ha diseñado para disuadir de una agresión contra la Federación Rusa y sus aliados, así como para derrotar al agresor en una guerra usando varios tipos de armas, incluyendo las nucleares”.

Mientras tanto, tras desconvocarse la reunión por desacuerdos sobre el lugar para su celebración y después de una conversación telefónica de Zelenski con su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko, cuyo país ayer votó en un referéndum constitucional, ambos acordaron que el encuentro preparatorio tuvo lugar ayer por el retraso en la frontera de los dos países, junto al río Prípiats.

Volver a La Haya

El Kremlin aceptó el viernes la oferta de diálogo de Zelenski y pareció que no iba a cuajar debido a que la ofensiva rusa no cesa y a las discrepancias sobre el sitio en donde tendría lugar. Primero habló de Minsk, la capital de Bielorrusia, y luego de Gómel, ciudad también bielorrusa. Pero en Kiev declinaron ambas sedes por considerar que Bielorrusia está involucrada en el conflicto.

Zelenski dijo ayer que no tenía muchas esperanzas de que las conversaciones con Rusia sirvieran para algo. La misma opinión expresó su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, par quien la amenaza de emplear bombas atómicas de Putin persigue «presionar» a Ucrania de cara a las negociaciones. Afirmó que “lo que estamos dispuestos a discutir es la manera sobre cómo detener esta guerra y poner fin a la ocupación de nuestros territorios (…) pero no a capitular”. “No nos rendimos, no capitularemos, no cederemos un solo palmo de terreno”, aconsejó Kuleba. Según sus palabras, una guerra nuclear “sería una gran catástrofe para el mundo, pero esa amenaza no nos va a amedrentar”.

Rodeados en Kiev

Zelenski anunció ayer también que su país se ha dirigido al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya par que tome medidas contra Rusia por desatar el actual ataque masivo en suelo ucraniano. “Rusia quiere rendir cuentas por manipular la noción de genocidio con la que ha justificado su agresión”, manifestó el presidente ucraniano a través de Twitter. Agregó que espera “una decisión urgente que inste a Rusia a cesar su actividad militar. Espero que las audiencias empiezen la semana que viene”.

En el frente de batalla, los combates más encarnados discurrieron ayer en la ciudad de Járkov, el segundo más importante del país, después de Kiev. Parecía que era cuestión de horas que esta localidad del este de Ucrania cayera en manos de las tropas rusas. Sin embargo, su gobernador, Oleg Sinegúbov, aseguró por la tarde en las redes sociales que “Járkov está totalmente bajo nuestro control (…) estamos eliminando al enemigo”.

Kiev, mientras tanto, sigue registrando combates esporádicos y bombardeos en su periferia, pero resiste por ahora el envite de las unidades rusas. La capital –según declaró ayer a Associated Press el alcalde– “está rodeada por las fuerzas rusas”, y no existe en estos momentos posibilidad de evacuar civiles.

EE.UU. alertado

En Washington, la secretaria de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de poner a las fuerzas de disuasión nuclear de Rusia en alerta máxima es parte de un patrón más amplio de «amenazas inventadas del Kremlin, informó David Alandete. «A lo largo de este conflicto, el presidente Putin ha estado fabricando amenazas que no existen para justificar más agresiones, y la comunidad internacional y el pueblo estadounidense tendrá que analizarlo detenidamente bajo ese prisma», dijo Psaki en una entrevista concedida al canal ABC. “A cada paso de este conflicto, Putin ha inventado amenazas para justificar acciones más agresivas. Nunca estuvo amenazado por Ucrania o la OTAN, que es una alianza puramente defensiva”, dijo el orador.

Al mismo tiempo, el Gobierno federal de EE.UU. He comenzado a instruir a las agencias federales, están las grandes empresas privadas, incluidos los bancos, para que se preparen ante la probable amenaza de los ciberataques rusos tras la invasión de Ucrania. La Agencia de Infraestructuras de Ciberseguridad de EE.UU. ha actualizado sus directivas y afirma ahora que “el ataque no provocado de Rusia contra Ucrania, que ha estado acompañado de ataques cibernéticos contra el Gobierno ucraniano y organizaciones que gestionan infraestructuras críticas, puede tener consecuencias para esas mismas infraestructuras críticas de nuestra propia nación”. “Todas las empresas, grandes y pequeñas, deben estar preparadas para responder a una actividad cibernética disruptiva”, añade.

Gómel, ciudad clave

Zelenski había reiterado a última hora del sábado su negativa a emprender cualquier tipo de negociación en suelo bielorruso, país al que acusa de participar activamente en la rusa invasion de Ucrania, e insistió que había ofrecido a Rusia otros foros como Polonia, Turquía o Azerbaiyán , sin respuesta alguna.

“Warsaw, Estambul, Rusia Bakú: hemos ofrecido a mantener conversaciones en estas ciudades, o en cualquier otra ciudad donde no se estén lanzando misiles contra Ucrania”, indicó, en relación a las ofertas de acogida presentadas por el presidente Turco, Recep Tayyip Erdogan , o su homólogo azerbaiyano, Ilham Aliyev.

Pero finalmente las autoridades ucranianas aceptaron la localidad de Gómel, dentro de Bielorrusia y cercana a la frontera con Ucrania, para tratar de agarrarse a la mínima posibilidad de frenar la invasión rusa. “Soy escéptico respecto a las negociaciones”, ayer el presidente ucraniano, que agregó que su único objetivo dijo en ese encuentro en Gómel es “la integridad territorial” de su país.

El portavoz del Kremlin, Peskov, dijo que esa localidad bielorrusa «propuesta fue por la parte ucraniana para llevar a cabo las negociaciones», adelantó que la delegación rusa estará presidida por Vladimir Medinski, asesor de Putin. Peskov dijo que “las partes elaboraron en detalle la ruta de la delegación ucraniana. Aseguramos y garantizamos la seguridad absoluta de la delegación ucraniana durante su traslado a la localidad bielorrusa de Gómel.