¿Cuándo veremos al primer europeo pisar la Luna?

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El 12 de septiembre de 1962, el entonces presidente de los EE. UU., John F. Kennedy, pronunció en Houston una palabra que quedaría para la historia: “Elegimos ir a la Luna”. Con ese discurso manifestaba la firme intención de su administración de conseguir que los estadounidenses pisasen por primera vez nuestro satélite. El 16 de febrero de 2022, Josef Aschbacher, director general de la Agencia Espacial Europea (ESA) hizo algo parecido en la Cumbre Espacial Europea, celebrada en Toulouse (Francia). “Ha llegado el momento de una ‘ambición europea’ por el espacio. Aquí y ahora”, declaró desde que el presidente francés, Manuel Macron, hablóse sobre la importancia de la exploración espacial para Europa.

Porque la dirección actual de la ESA no quiere que el viejo continente se quede fuera de la nueva carrera espacial, por lo que está demostrando todas las oportunidades posibles para impulsar nuevas metas.

Claro ejemplo es la nueva convocatoria de plazas de astronautas -incluido el primer parastronauta de la historia-, un proceso que solo tuvo que realizarse en muy ocasiones desde 1978, la última en 2008. los socios miembros aprueben nuevos objetivos tan ambiciosos como crear su propia lanzadera de astronautas independiente y llevar al primer europeo a caminar por la Luna, un hecho al que Aschbacher se atrevió a poner fecha: 2035. Y ahí no acabaría el camino, ya que después habría que plantarse el viaje de europeos a Marte. Incluso más allá. ¿Por qué no la prometedora luna de Saturno?

De momento, solo Estados Unidos, Rusia y China son capaces de enviar sus propias naves tripuladas al espacio. Hasta hace poco, Europa contrataba billetes en las Soyuz rusas; Sin embargo, desde que la NASA ha firmado un contrato con SpaceX para que su Crew Dragon llevesen a sus astronautas a la Estación Espacial Internaciona (ISS), la ESA ha optado también por este medio de transporte. Y aunque los mensajes hasta ahora hicieran prever que seguiríamos comprando a otros países o empresas nuestro boleto al espacio, la nueva directiva -Aschbacher fue nombrado hace ahora un año-quiere su propio sistema independiente.

“¿Por qué debería eliminarse a Europa del grupo de pays que dominan los vuelos espaciales tripulados por su cuenta? ¿Deberíamos correr el riesgo de que Europa sea superada por más y más países en el déarrollo de las próximas zonas estratégicas y económicas, el espacio exterior?», afirmó el director general de la ESA durante la misma intervención, quien reivindicó un «mandato político claro”, es que “la ESA ha dominado la tecnología”.

Así, el máximo responsable de la agencia espacial europea explicó que está mejorando un grupo asesor de alto nivel sobre exploración espacial humana como parte de su proyecto. Un grupo formando en su mayoría por expertos de fuera del sector, “para garantizar un asesoriamiento independiente e imparcial para preparar decisiones en la Conferencia Ministerial de la ESA en noviembre de este año y una Cumbre Espacial de seguimiento en 2023”. Porque sus intenciones no valdrán nada si los veinte países que forman la agencia espacial no dan su visto bueno.

El ‘Manifiesto de los astronautas europeos’

Tras la cumbre, la ESA publicó el texto ‘Manifiesto de los astronautas europeos’, en el que se advierte que no se deben repetir los errores del pasado en otros dominios stratégicos, «lo que no hizo depender de actores externos para nuestros requerimientos energéticos o desarrollo de tecnologías de la información”. Ahí también se incide en que Europa sigue siendo líder en áreas como la observación de la Tierra, la navegación o la ciencia espacial, pero tiene “una posición rezagada en los dominios cada vez más estratégicos del transporte y la exploración espacial”.

Al día siguiente, Frank De Winne, director del Centro Europeo de Astronautas de la ESA, afirmó que la política es la primera parte que debe resolver la agencia, refiriéndose al apoyo de los países miembros. “Esperamos tener esa respuesta para fin de año”. La gran cita será la reunión ministerial, un encuentro que se celebrará una cada tres años, y en el que los integrantes estatales toman decisiones sobre que misiones y programas irán hacia delante y con que presupuesto.

Una vez que el programa obtenga el visto bueno, será la hora de pensar en los detalles. “Qué lanzador usaremos no está decidido. ¿Debería ser un Ariane 6 o deberíamos hacer algo diferente también como lo han hecho nuestros colegas de la NASA con SpaceX o con otras compañías?», confirmó De Winne. Porque, de momento, Europa tiene el alias de la empresa francesa Arianespace, que fabrica los cohetes Ariane. Ella ha sido la responsable de, por ejemplo, crear el cohete que elevó al telescopio espacial James Webb en su primer tramo de viaje.

El ‘Manifiesto Matoshinos’

Año antes, la ESA publicó un mensaje de texto, el ‘Manifiesto Matoshinos’, en el qu’estipulaba su plan para acelerar su carrera espacial. Básicamente, el escrito señala tres ‘aceleradores’: utilizar la visión espacial de la Tierra para concienciar sobre el estado de nuestro planeta y sus posibles futuros; ayudar a los gobiernos a actuar con decisión en las crisis que enfrenta Europa, desde inundaciones y tormentas hasta incendios forestales; y salvaguardar a los astronautas y activos de la ESA de la interferencia de los desechos espaciales y el clima espacial.

También señala dos ‘inspiradores’ “para reforzar el liderazgo europeo en ciencia, desarrollo tecnológico e inspiración”: una misión de retorno de muestras de luna helada; y, precisamente, la exploración humana del espacio.

No es la primera vez que Europa piensa en los vuelos espaciales tripulados. A partir de la década de 1980, por ejemplo, la agencia espacial francesa CNES inició estudios sobre el avión espacial Hermes, que fue lanzado utilizando el cohete Ariane 5. y problemas de financiación sin que se fabricara ni una sola nave.

Y, en la actualidad, se están realizando investigaciones sobre misiones tripuladas en Europa. Por ejemplo, un estudio presentado en la Conferencia de Exploración Espacial Global 2021 en San Petersburgo (Rusia), analizó cómo podría convertir el Centro Espacial Europeo de Guayana France para ayudar a lanzar la nave con personas. Más recientemente, la revista ‘Neuroscience & Biobehavioral Reviews’ publicó un estudio en el que se exploró la viabilidad de la hibernación como método para rutas espaciales largas.

Asimismo, la ESA también estuvo involucrada en el Programa Artemis: capitaneado por la NASA, este ‘nuevo Apolo’ es como un objeto a su vez para llevar hombres y la primera mujer a la superficie lunar en esta década como antesala a la visita humana a Marte. “Ya se han asegurado tres asientos a través de nuestra participación en la construcción de Gateway. Y si podemos hacer contribuciones más a Artemis, por ahí se abre una puerta para que los astronautas europeos pisen la Luna”, afirmaba en rueda de prensa hace un año David Parker, director de exploración humana y robótica de la ESA

«Todo lo que necesitamos es el apoyo de los responsables de la toma de decisiones: dé a la ESA el mandato de déarrollar una hoja de ruta ambiciosa para el futuro de Europa en la exploración espacial, logremos juntos lo que antes era ‘impossible’ – afirma su manifiesto-. El momento de zarpar es ahora”.