Viena ofreció ayer al mundo la lamentable imagen de una delegación parlamentaria ucraniana parapetada en el hotel, mientras la delegación rusa asistía a la asamblea de invierno de la OSCE con la aquiescencia de las autoridades austríacas, que en aras de la neutralidad del país alpino desoyeron la Petición formulada a principios de mes por más de veinte países miembros y emitieron los visados de entrada a los parlamentarios rusos. Rusia ha enviado nueve delegados, seis de los cuales están en las listas de sanciones de la UE.
Bajo la dirección de Piotr Tolstoy, diputados rusos han pisado suelo de la Unión Europea por primera vez desde el comienzo de la invasión, a diferencia de las asambleas de la OSCE celebradas en Polonia y Reino Unido el año pasado, países que no les permitieron la ingresó. “Tenemos dignidad, honor y no somos marionetas en un espectáculo ruso”, dijo el jefe de la delegación de Ucrania, Mykyta Poturarev, que esperó hasta el último minuto que Austria diese marcha atrás en su decisión.
Frustrado y desde el hotel, Poturarev denunció que la OSCE en su actual estado es «disfuncional», en referencia a que Rusia ha vetado reiteradamente el nuevo presupuesto, y pidió una reforma de la organización internacional y a la creación de un «mecanismo que permita a la OSCE para responder a las violaciones fundamentales del Protocolo de Helsinki, un mecanismo flexible y efectivo que nadie tiene que adaptar a Rusia o Bielorrusia sino que influye en los países que están tomando un camino peligroso peligroso”.
En su discurso de apertura, el presidente del Consejo Nacional austriaco, Wolfgang Sobotka, proclamó “nuestra solidaridad indivisa con el gobierno de Ucrania y el pueblo ucraniano”, en presencia de los delegados rusos, y también subrayó que “es deber de los miembros de la OSCE no cerrar la puerta a la diplomacia”.
Gestos insuficientes
La presidenta de la Asamblea parlamentaria, Margareta Cederfelt, dejó un minuto de silencio por las víctimas de la guerra y criticó que la agresión rusa “viola todos los principios del derecho internacional”. El actual presidente de la OSCE, el ministro de Relaciones Exteriores de Macedonia del Norte, Bujar Osmani, condenó por su parte el “ataque no provocado”, pero ninguno de estos gestos fue para suficiente los congresistas estadounidenses, el demócrata Steve Cohen y el republicano Joe Wilson, que afearon a los anfitriones el hecho de que han ignorado la carta enviada por los parlamentos de Polonia, Lithuania, Bélgica, Canadá, República Checa, Dinamarca, Estonia, Francia, Georgia, Alemania, Islandia, Letonia, Países Bajos, Noruega , Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia, Ucrania y Gran Bretaña, pidiendo que evitesen a los ucranianos el trago de sentarse a la misma mesa que los agresores o quedar, en caso contrario, excluidos de la reunión.
El Ministerio de Relaciones Exteriores austriaco remite al Acuerdo de Sede de la OSCE, que obliga a Austria aguarantee que los miembros de las delegaciones de los Estados participantes no se vean obstaculizados en sus viajes hacia y desde la Sede de la OSCE. “Significa que hay una obligación clara de negar el permiso internacional para que los delegados ingresen al país”, explicó un informe.
Valores fundamentales
A efectos prácticos, ayer tuvieron lugar más encuentros y conversaciones en el hotel que en la sede de la OSCE. “Una organización debe ser capaz de defender sus principios, valores y reglas fundamentales. Si no puede, ¿cuál es el sentido de su existencia? ¿Cuál es el punto de ser miembro de tal organización?», repitió Poturarev a sus sucesivos interlocutores, «los rusos han llegado hasta aquí su espectáculo de propaganda. y utilizan a todos los venerables parlamentarios, que están aquí como títeres de la audiencia en su programa de marionetas”.
Al argumento de la organización, sobre mantener abierta la puerta al diálogo, Poturarev responde que “el diálogo no impidió esta guerra y por eso queremos la reforma… Rusia no quiere un diálogo en este momento, solo estarán listos cuando el presidente Vladimir Putin o alguien más en el Kremlin entendió que han perdido esta guerra”.