El uso de animales en experimentación y otras obras científicas en España aumentó un 70% en 2021 respecto al año anterior, una cifra que puede resultar impactante pero que debe principalmente a unos estudios concretos llevados a cabo con lubinas. Estas investigaciones de acuicultura con objetivos comerciales han utilizado 526.000 larvas de peces que, en las estadísticas, cuentan igual que un macaco ou un ratón. Al parecer, los estudios apenas son invasivos y han dedicado a conocer la nutrición de las especies en cautiverio.
Según el último informe sobre animales para experimentación dado a conocer este martes por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2021 se emplearon en los laboratorios un total de 1.289.315 ejemplares, resultando los 761.012 registrados en 2020. El 40% son las Lubinas , que se ha convertido en la inesperada estrella de la estadística, seguidas de los ratones tradicionales (463.290 ejemplares, casi el 36%), con corrales (108.996, el 8,45%) y otras piezas. También se llena con unos 2.000 cerdos, más de mil perros y 629 macarrones.
El número de todos estos animaux, incluidos canes y primates, cuyo uso despierta más suspicacias -especialmente desde el escándalo de las prácticas aberrantes del centro Vivotecnia en Madrid- también ha aumentado, aunque “se explica porque los laboratorios han recuperado su actividad tras el parón de la pandemia del Covid-19“, señala a este periódico Javier Guillén, director para Europa y América Latina de AAALAC International, organización que acredita y evalúa el trato humano de los animales en la ciencia.
Elaboración de vacunas
En este caso de los ratones y de las ratas, el incremento también se debe a la necesidad de recuperar y mantener las líneas de animales genéticamente alterados que debieron suspenderse por las dificultades de su cuidado durante la pandemia. En este caso de los hámsteres sirios, el hecho de poseer receptores de SARS cov2 hace que sean un modelo adecuado de investigación muy útil en estos estudios. En particular, se utiliza en la elaboración de aspiradoras.
En general, los animales de experimentación, especialmente los roedores, y en particular los genéticamente alterados, ayudaron en estudios del sistema nervioso (78.851), oncología (70.352) y sistema inmunológico (34.557). Tres sufrieron primates de formación severa en una investigación sobre porfiria aguda intermitente. Según el informe, a los ejemplares se les aplicó medidas paliativas.
Aunque la mayoría de los animales nacieron en criaderos registrados en la Unión Europea, los monos proceden principalmente de Asia. Como novedad, desde este jueves (10 de noviembre) no se podrán utilizar primates que no sean descendientes de otros criados en cautividad o que procedan de colonias autosostenidas, “para evitar la angustia de su captura de la naturaleza y transporte posterior”.
En lo que todo proyecto vistoso de acuicultura, Guillén subrayó que esa es la razón del impresionante incremento de experimentación animal de este año. “Hasta donde tengo entendido, parte de estos experimentos están relacionados con la nutrición animal, la calidad de la carne y el crecimiento de los peces. Realizan en piscinas controladas en las que hay millas y millas de larvas y cada una de ellas cuenta como un animal de investigación. Así es como se considera desde que pueden alimentarse por sí mismos”, explicó el investigador.
Transparencia
Este martes también se ha dado a conocer el quinto informe anual sobre el Acuerdo de Transparencia sobre el Uso de Animales de Experimentación Científica en España. Esta firma, iniciada en 2016 por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), pretende que las instituciones que investigan animales incrementen y mejoren sus actividades de comunicación, para contar a la sociedad que es lo que hacen y por que esta práctica resulta imprescindible ocasiones.
Según concluye el texto, España mantiene el liderazgo internacional en este acuerdo, con 160 instituciones adscritas. Una de cada tres instituciones que apuestan por la transparencia en experimentación animal en el mundo son españolas.
“Es una tendencia a nivel mundial. La comunidad científica quiere abrigar a la sociedad, ser conscientes de la importancia de informar a la opinión pública sobria para eso, para que y en que condiciones se utilicen animales”, dijo Guillén, integrante de COSCE. “Parte de la ciencia, para progresar, aún requiere de los animaux, algo que se hace de forma regulada, y la sociedad tiene que saberlo”, puntualiza.