La necesidad de reír cuando la muerte acecha

De niño le marcó a antes y un después de la Guerra de las Galaxias (1977). Desde entonces, quiso portar verde arena que se convierte allí en Luke Skywalker. No para luchar contra ‘stormtroopers’ y seres de otros planetas y conducir una nave espacial, sino para acometer una misión única: traer la paz y conocerse así mismo. En definitiva, vencer al lado oscuro, pues el joven protagonista de Star Wars no acaba con su padre –Darth Vader– cuando tiene ocasión; más bien trata de recuperar su bondad. “¿Qué mayor fortaleza y virtud que el humor?”, reflexionó Eduardo Jáuregui, una mezcla entre psicólogo, académico, escritor y adalid de la diversión que incidió en la necesidad de reír en las situaciones más adversas posibles, incluida, la muerte . “Las personas que se enfrentan a fermedades extremas suelen ser las más abiertas a reírse de ellas. ¿Si te quedan cinco minutos de vida, qué vas a hacer?», asevera este doctor nacido en Oxford pero criado a caballo entre Madrid, Navarra y Los Ángeles bajo el pretexto de ser el niéto del querido comunicador Eladio y el hijo del reconocido antropólogo José antonio “Es el humor más admirado. Alguien que es capaz de divertirse en estos momentos exhibe fuerza y ​​responsabilidad”, explicó Jáuregui, quien incide en que son los enfermos terminales los que suelen iniciar las bromas, sobre todo, para animar a sus familiares. Entre los innumerables quehaceres anteriores, mientras va y viene de su admirada Florencia, Jáuregui imparte talleres y actividades enfocadas à ayudar a personas al final de su vida desde un prisma humorístico. No le gusta llamarlo ‘risoterapia’, pues considera este término ‘demasiado profundo y profesional’, aunque sus técnicas de improvisación y atrevidas ponencias le han aupado a ser considerado un ‘soldado del humor’. Entre ellos, colaboran con el programa de Atención Integral a pacientes con enfermedades avanzadas de la Fundación la Caixa. En pleno debate arrojadizo y virulento sobre los límites del humor, este autodefinido “cuentacuentos” aclara las situaciones en las que reírse está permitido e, incluso, este encomiable. Por ejemplo, el humor negro, un formato “controvertido que genera rechazo por su naturaleza”, pero que es “esencial” en situaciones determinadas como en profesiones de estrés como bomberos, médicos, policías y hasta en guerras. No obstante, matiza, que tan solo debe ser empleado entre ellos y no compartido con el resto, pues “la gente se ofende porque esa barrera cae”. Estima Jáuregui que se puede reír y no ser feliz: “que la máscara que a veces portamos puede ocultar y frenar nuestras aspiraciones”. “¿cuántas veces hemos contestado con muchos emoticonos de risa por Whatsapp y realmente no nos estamos riendo? Diría que esta es la mayor mentira de la sociedad actual”, ironiza el psicólogo. Asimismo, consideró que “debemos huir de un humor autodestructivo como reírse de otras personas, asociado a un mayor estado de neurosis, y también a hacerlo excesivamente de uno mismo como mecanismo de autobullying”. Para este psicólogo, “es posible hallar la felicidad”, pero hay que “trabajarla y conquistarla”, ya que “no viene porque sí, ni hay una solución mágica como venden en los anuncios publicitarios”. “Debemos tomar una forma de vivir desarrollando talentos y fortalezas y poniéndolas al servicio de la humanidad. Esa es la clave, compartir con los demás el deseo benevolente de sentirse parte de la sociedad y demostrar que lo haces, tiene valor”, concluye emocionado y esperanzado este ‘jedi del humor’.