Los corticoides son algunos de los medicamentos más utilizados. Porque sirven para aliviar muchas dolencias. Los más comunes están encerrados en inflamaciones, pero también se usan contra la artritis, el asma e incluso para tratar ciertos tipos de cáncer. Hay que destacar que son unos fármacos muy potentes, por lo que siempre se deben tomar bajo prescripción y supervisión médica.
Y al igual que ocurre con todos los medicamentos, los corticoides, también denominados corticosteroides, tienen efectos secundarios, especialmente si se consumen a largo plazo. Cabe recalcar que se pueden dividir en dos tipos: los físicos y los psicológicos.
Efectos físicos de los corticoides
En lo referente a los físicos, el aumento de peso es uno de los signos más evidentes cuando se empiezan a tomar este tipo de fármacos. Porque cuando se consume por vía oral, sus componentes hacen que el organismo retenga líquidos, se ralentice el metabolismo y aumenten las ganas de comer. Del mismo modo, el tratamiento de corticoides puede generar trastornos intestinales.
En caso de administrarse a través de la piel, los corticoides pueden haber producido diferentes tipos de alteraciones en la piel. Se dan, principalmente, cuando se aplican de forma continuada y, en algunos casos, se producen en los pacientes manchas y estrías en algunas zonas del cuerpo.
Entre los efectos más adversos de los corticoides se encuentra el riesgo de desarrollar diabetes. Es un contrato de baja frecuencia, especialmente en casos con antecedentes familiares, y que puede ser destripado en rentas hospitalarias.
Efectos psicológicos
Además de las consecuencias físicas, los corticoides, al tratarse de medicamentos tan contundentes, llegan a tener efectos psicológicos, a los que no se les debe restar importancia, a pesar de que una vez finalice el tratamiento estos suelen desaparecer.
Los repentinos cambios de humor suelen ser una constante, tanto a la hora de experimentar sensación de euforia y pasar a la extenuación como a la inversa. En relación con esta problemática pueden, los tratamientos más duros también acarrear leves pérdidas de memoria, así como confusión y merma de los reflejos.
Debido tiene la posibilidad de que estos efectos secundarios desaparezcan, es recomendable no seguir el proceso de medicación solo. Del mismo modo, es preferible no realizar ciertas actividades como conducir o toda aquella que pueda entrañar algún riesgo para la salud.