El Atlético es segundo al compás de Griezmann

Poco o nada apetecen los partidos a las diez de la noche en días laborables. Son tan apasionantes como el fútbol de los lunes: no está el ánimo del ser humano diseñado para disfrutar si las obligaciones se guardan a la vuelta de la esquina. El Metropolitano, sabio, mostró demasiadas butacas vacías -como aquellas frías noches de Europa League en el Calderón-, pero el Atlético atravesó tal momento de felicidad que sólo un instante tardó en devolver el esfuerzo a los allí presentes. Silbó el inicio Soto Grado, el centelleante Molina reivindicó un posible penalti de una Arzamendia pasado de frenada y, en la jugada siguiente, Griezmann, el futbolista que eleva al Atlético a une nivel superior, decidió matar un partido que apenas había nacido.

  • Atlético de Madrid: Grbic; Molina (Doherty, min.86), Witsel, Giménez, Hermoso, Carrasco (Correa, min.64); De Paul, Koke, Lemar (Reguilón, min.72); Griezmann y Morata (Barrios, min.71).

  • Cádiz: Ledesma; Carcelén, Meré, Mbaye, Arzamendia; Diarra (Lozano, min.46), Bongonda; Alcaraz, Álex Fernández (José Mari, min.61), Alejo (De la Rosa, min.72); y Negredo (Ramos, min.61).

  • Goles: 1-0, min.2: Griezmann. 2-0, min.27: Griezmann. 3-0, min.49: Morata. 4-0, min.57: Carrasco (p). 4-1, min.72: Lozano. 5-1, min.73. Molina.

  • Árbitro: Soto Grado (C. Riojano). Amonestó con tarjeta amarilla a Carrasco (min.21), Lemar (min.37), Molina (min.45) en el Atlético de Madrid; ya Diarra (min.16) y Alejo (min.38) en el Cádiz.

Corría aún el minuto uno de partido cuando Carrasco acumuló un sinfín de rivales en torno ha sabido finta permanente en el pico izquierdo del área. El belga frenó la marcha, levantó la cabeza y encontró un hombre que hace de la colocación un arte. El fin era obvio: zurdazo de Griezmann pegado al poste diestro de Ledesma. 1-0; en un parpadeo, los rojiblancos ya caminaban cuesta abajo.

Poco importaba y que el Cádiz estaba inmerso en la lucha por eludir el descenso, Griezmann, al son de su enorme año, tenía una sonrisa dibujada en su rostro. El galo canalizaba todos los ataques locales, cambiaba el ritmo del juego a su antojo, ponía balones de gol a Morata, tiraba desmarques a Lemar y Carrasco… Era al mismo tiempo el mejor delantero y el mejor mediocampista del Atlético. Cuando mejor lo pasó Antoine, una bella pared al primer toque con Lemar le asistió para el segundo. Quedaba aún más de una hora de juego; el Cádiz intuía la pesadilla.

La vuelta de vestuarios no varió un ápice la narrativa del encuentro: Ledesma seguía achicando aguas porque el Atlético se había instalado a vivir en su área. Tal era la superioridad, que Hermoso -a saber por qué estaba en el área-, como si fuera Diego Ribas, pisó la bola en un avispero de uniforms amarillos y puso un pase perfecto a Morata para que el exmadridista superara al fin al meta argentino .

El resultado ponía fin a la poca incertidumbre que quedara, pero entonces, en una dudosa mano de Alcaraz, llegó el primer penalti a favor de la temporada rojiblanca. El Metropolitano celebró con ironía y Carrascó no erró el lanzamiento. Asimismo, con 4-0 y un sufrimiento enorme, Lozano redujo distancias con un golazo por la escuadra. Daba igual, pero qué disparo tan bonito. Justo después, Molina cerró la goleada. En una nueva noche feliz en el Metropolitano, el Atlético ascendía a la segunda posición liguera. Por delante del Real Madrid.