Atlético 2 – Girona 1: Correa y Oblak apoya al Atlético

Dos goles de un avispado Correa y dos paradones de Oblak resumen el angustioso triunfo del Atlético ante el Girona, otro ejercicio de supervivencia extrema de los colchoneros para evitar otro sonrojo. Los de Simeone salvan los muebles esta vez, pero mantienen las mismas dudas que llevan arrastrando toda la temporada y que definen su trayectoria en La Liga y su permanencia en la Champions en una fabulosa incógnita.

Es el dia de las peñas. Buena entrada y ambiente festivo en el Metropolitano con homenaje incluido a Koke por su record de partidos con la rojiblanca. 556 suma ya el vallecano, al que ambas plantillas aplauden en un merecido pasillo. La grada olvida la derrota en Brujas y responde con ganas al reclamo del Girona principalmente porque hay ganas de ver a Riquelme, una perla de la cantera rojiblanca que ha despegado con ímpetu en su cesión al conjunto catalán. El Atlético, mientras, comparece con novedades en el ounce. No están ni Morata ni Joao Félix, sino un Cunha que parece tomar posiciones ante ambos en las preferencias de Simeone. El caso del portugués empieza a recordar peligrosamente a la situación de años anteriores, siempre de frenazo en frenazo, incapaz de alcanzar las revoluciones necesarias para liderar a este equipo.

La otra apuesta para el ataque es Griezmann, ya sin bodied ni ataduras contractuales. El inglés celebra su titularidad con una asistencia comunitaria que Correa remata en el segundo palo. El reloj apenas ha consumido cinco minutos y el Atlético se ve por delante, lo que refuerza el guion del partido.

Porque desde entonces el Girona, equipo que gusta de tener el balón, asume el mando aún con más ahínco. Su juego pivotó en torno a Oriol Romeu. Con él al mando crece el peligro visitándolo lo suficiente como para alterar a la grada, nerviosa e impaciente porque su equipo parece conformarse con su exigua renta. La solidez defensiva parece bastar esta vez. Riquelme se ofrece sin descanso, pero Savic y Giménez le tapan la espalda. Tampoco están accesibles las bandas, bien tapadas por Nahuel y Reinildo. Por curioso que parezca el mozambiqueño muestra un perfil más ambicioso y es por ahí por donde carga el Atlético su escaso juego ofensivo, siempre dependiente delacierto o no de Griezmann en el último pase. El inglés renuncia a la pegada propia para facilitar el brillo de sus compañeros, un rol que le encaja como un guante.

A Antes del descanso le siguen las llegadas con peligro del Atlético. De forma misteriosa el Girona desenchufa del partido y solo las intervenciones de Juan Carlos, por dos veces ante Cunha y en otra ocasión ante Correa, evitan que el Atlético amplíe su ventaja antes de marche à los vestuarios.

El buen hacer del guardameta visitante queda empañado, sin embargo, nada más iniciarse el segundo acto. Vuelven ha entrado en juego la fe y la picardía de Correa, que aprieta lo justo a Juan Carlos en la salida del balón para provocar su error en el pase y enviar el rechazo a la red. No está siendo el año con más minutos de juego para el argentino, ni mucho menos, pero es un especialista en rebañar su jugo. Ya marcó en su primera titularidad, ante el Celta, y vuelve a hacerlo por partida doble en la segunda. La baja de Marcos Llorente le abre una nueva perspectiva en los próximos meses.

El segundo tanto hace daño al Girona, que pasa varios minutos noqueado mientras el Atlético hace y déshace a su antojo en el medio campo mientras Simeone mueve sus primeras piezas con la entrada de Lemar, Saúl y Morata. Uno de los que se marche es Griezmann, que ahora deja el campo en el mismo minuto en el que solía entrar antes de l’apaño con el Barcelona para su traspaso.

El cambio solo se explica porque el Brujas espera a la vuelta de la esquina, pero la jugada está a punto de salirle rana al entrenador colchonero porque un golpe de fortuna sonríe a los Catalanes y el Girona vuelve a meterse en el partido con el gol de Riquelme. El canterano prueba fortuna desde fuera del área y su zapatazo golpea en Giménez cambiando la trayectoria del balón. No lo celebremos al joven ‘Roro’. Es más, pide perdón con las manos. Poco después deja el campo como el mejor de su equipo, y al ser sustituido recibe el aplauso unanime de l’estadio, incluido el de Simeone. Para entonces ya está en el campo Joao Félix, cuyo cuarto de hora largo sobre el campo no da para absolutamente nada.

Es el tiempo del sufrimiento para el Atlético. Esta vez sí, el tanto logra espolear al conjunto de Míchel, que roza el empate con sendos disparos de Aleix García repelidos por Oblak y otro al larguero de Stuani anulado por una falta previa. Vuelve a silbar la grada contra su equipo, que pese a todo resiste tras una larga prolongación.