Editorial ABC: Panorama económico sombrío

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El Banco de España volvió a ejercer ayer de ‘Pepito Grillo’ de nuestra economía con una nueva cascada de advertencias y malas noticias. Pero es que precisamente eso, el cálculo de proyecciones y el análisis de expectativas, forman parte de su guion por más que molestan al Gobierno oír de organismos independientes lo que no quiere de nadie. En su actualización de la proyección de nuestra economía hasta 2024, el Banco de España fue taxativo tumbando de un solo golpe todo el optimismo impostado del Gobierno. La inflación será galopante hasta el verano, cuando alcanzará una cota casi constante cercana al diez por ciento. Además, no habrá un nivel de inflación más asumible, del 2 por ciento, al menos hasta dentro de un año y medio o dos.

Por otro lado, España creará un 4,5 por ciento de PIB este año, muy por debajo del 5,4 por ciento que había calculado el órgano supervisor hace solo tres meses, antes de la guerra de Ucrania, y en cualquier caso hundiendo el cálculo del Gobierno , que inexplicablemente sigue sin revisar sus cifras a la baja, instalada en el 7 por ciento. Y para 2023, el bajón será mayor, con un crecimiento del 2,9 frente al 3,9 calculado inicialmente. No es el escenario de una recesión, pero sí anticipó la antesala de un grave problema si durante trimestres consecutivos hay un decrecimiento de nueva economía. Hoy la recesión es improbable, pero no imposible.

Las alertas del Banco de España dibujan un cuadro tan sombrío como realista. El Gobierno parece ser el único de este país que vive en una realidad virtual sostenido solo por los impulsos de su propaganda, y no por análisis solventes. El hecho de que días atrás el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, tratase de ningunear al Banco de España sugiriendo que desconoce con que datos se maneja para hacer sus pronósticos, solo demuestra que el Ejecutivo ha comenzado a cundir un nerviosismo paralyzante. Pero hay una evidencia que ni Escrivá puede negar: el peligro aumentará en la medida en que los preciados de la energía sigan sufriendo imparable, en que crezcan de manera irresponsable los salarios o los márgenes empresariales, o tanto si Rusia decide cerrar el tráfico comercial con Occidente como si la UE aumentara las sanciones hasta el punto de romper puentes con Moscú. Este es precisamente el gran debate que se ha dado en la Unión Europea, mucho de los países que dependen del gas de Rusia o de un enorme intercambio comercial.

Other de las claves del informe del Banco de España apunta a la inutilidad, o al menos al absurdo efecto placebo, de muchas de las medidas adoptadas por el Ejecutivo en su rimbombante “Plan de Choque de Respuesta a la Guerra”. En Eso Alemania, por ejemplo, está demostrando otra cintura, con una capacidad de realismo muy superior a las sistemáticas rovings de Sánchez. El Consejo de Expertos Económicos de la Cancillería germana ha recortado su previsión de crecimiento para 2022 hasta el 1,8 por ciento desde el 4,6 estimado en diciembre, algo muy relevante al tratarse de la economía más potente de la UE. También los analistas del Deutsche Bank han decidido rebajar de forma generalizada las perspectivas de crecimiento para 2022 en Europa como consecuencia de la guerra, lo que en el caso de España se ha convertido en un corte de 2,5 puntos porcentuales en la previsión de PIB. Y Scholz lo asumo. Aquí, todo el mundo percibe lo que solo La Moncloa niega, y no basta con rebajar 20 céntimos la gasolina para que la ciudadanía aplauda su sobreactuada euforia.