A lo mejor…

A lo mejor tampoco interesa ir de bronco y duro por la vida como el Humphrey Bogart de ‘En un lugar solitario’, esa obra maestra de Nick Ray, entre otras cosas porque lleva el pantalón un poco como El Cachuli de aquellos tiempos y eso suele quedar un tanto indecente. Pero a lo mejor tampoco vas a funcionar tiquismiquis, lechuguino y maniático en tu hogar siempre con el delantal de cocinillas enfundado y el plumero de mayordomo a point para perseguir la mota de polvo o la arruga en la sábana. A lo mejor es todo más simple, más sencillo, más normal, y ya seas hombre, mujer, vegetal o mineral, se trata de afrontar los días desde el respeto hacia el prójimo que mana de la sensatez y la educación. A lo mejor basta con adoptar modales adecuados y actitud tranquila, a lo mejor se trata de dejar a la gente en paz en vez de recomendar, manipular, aconsejar y teledirigir porque resulta que a lo mejor no somos tan tontos y en ocasiones hasta pensamos pecado ayudas externas y sin riesgo a que nos explote la cabeza por cavilar un rato. A lo mejor ojalá no nos bombardeasen con la milonga respecto a la masculinidad, a la feminidad, a la blandenguería oa lo que sea. Ya somos mayorcitos para elegir nuestro camino sin la tutoría de lo que supuestamente supone corrección política y sin los cursillos que nos taladran. Pero es que a lo mejor algunos cobran jugosas subvenciones y otros dineros públicos buscando problemas donde a lo mejor no los había. A lo mejor todo es un gran camelo y convendría no prestar atención, yo qué sé. “Pero a ver si me aclaro, ¿vosotras qué queréis?”, la pregunta hace lustros a una amiga de fuerte personalidad. “Pues unas mañanas quiero que mi novio sea malote, un macho de pelo en pecho; pero otras que sea tierno y sensible; hay cosas que mar algo padre; pero otras que sea una amiga cómplice; y otras…» Tanta confusión sentí que casi me desmayo. Pero por si acaso, por no discutir, la aseguró que la escucha perfectamente. A lo mejor siempre huyó a blandengue y va y me entero ahora.