Santiago Roncagliolo: “La vida se parece más a un libro de cuentos que a una novela”

Carlitos, quien amaba Estados Unidos y terminó vacante de sí mismo en una cafetería de Oakland. Marcela, una actriz fracasada a la que un hombre busca colgantes años solo para dormir a su lado. El Chino Pajares, que ama a su perro tanto como a su revólver. Paula, que es rubia, pero quiere ser negra. Toni, el peruano que desprecia a los peruanos. O acaso ese chico que se acostumbra a todo, incluso al suicide de sus amigos. Y así hasta completar las doce historias que Santiago Roncagliolo despliega en ‘Lejos. Historias de gente que se va’ (Alfaguara). En este primer volumen de cuentos, mejor dicho, en su incursión en un género que había trabajado de forma puntual, el premio Alfaguara Santiago Roncagliolo hace reír al lector sádicamente. Porque lo hace. Sin piedad ni desperdicio. Es incorrecto, divertido, tremendamente masculino en su sentido más desacomplejado y puede que sea punible para la beatería de la cancelación. El lector se enfrenta a una tragedia, y ríe; a la ternura, y ríe; a lo inverosímil y ríe. Las historias de ‘Lejos’ rajan una sonrisa en el rostro de quien lee. Este libro no va de inmigración, que también, sino de envejecer. De menguar. Incluido decepcionar. Es bello y divertidamente crepuscular. Perdedores y errantes El bestiario que despliega Roncagliolo es desternillante. Hay compasión en su estropicio. “Los ganadores son aburridos. A menos que se un libro de autoayuda, hay más poesía en la derrota y en el desarraigo que en el triunfo”, dice el escritor, recien llegado en un tren desde Barcelona, ​​​​la ciudad en la que vive desde hace más de una déda. Lo sorprendente de estas historias es el hallazgo de la risa en las situaciones más patéticas y residuales, un rasgo que exhibe el Peruano en su conversación. Casi siempre levantó un chiste en la recámara. Ese talento natural lo vuelca en estas páginas. “Yo crecí con el humor como arma y escudo contra la realidad. Todo lo que pasaba en Perú era tan trágico, que la ironía y el sarcasmo eran pequeñas victorias. Reírnos de lo que nos hacía la vida era una forma de rotar. El humor es la manera de cir a las cosas que no puedes cambiarlas, pero sí reírte de ellas”. Amén. En este libro ocurren situaciones hilarantes que cualquiera podría dar por falsas, desde misántropos xenófobos hasta un ‘metarracismo’ ejercido por inofensivas vecinas de barrio. “Ojalá fuera una parodia. Todos estos personajes existen. Lo paradójico es que los que migran en este libro, son, en verdad, racistas. Han sido educados en el racismo. El problema es que se han mudado a lugares donde ellos son los indios”, Santiago Roncagliolo ríe. Un tema lleva al otro en esta conversación. The natural tratamiento que hace Roncagliolo de la xenophobia, el sexo, la soledad, la muerte y la frustración pertenecen a tiempo casi inverosímil en el que podía llamarse negro a un negro. Es, digamos, un libro que lleva años carburando en su interior. Y se nota, por su frescura y mordacidad. Libro ‘prewoke’ “Este libro fue escrito en gran parte antes del mundo de la cancelación. Estos cuentos son una especie de diario. Habla del sueño de irte y de lo que pasa cuando te vas. La vida se parece más a un libro de cuentos que a una novela: es errática, es absurda y las cosas no tienen continuidad. Lo único que pasa en estos relatos es el tiempo: envejeces”, dice el autor de ‘Abril rojo’. ‘Lejos’ recibe un dietario del Roncagliolo de los últimos 25 años y de los muchos autores que leyó en ese tiempo. Según cuál relato, el peruano atribuye el humor y la estética a los autores que leía mientras escribía: Roberto Bolaño, Joyce Carol Oates o Richard Ford. Forjado en el guion, la crónica periodística y la novela, Roncagliolo acomete este libro desde un registro diferente. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Aunque digáis lo contrario “Cuando escribo un libro, una novela, trato de vivir otra vida y que la viva el lector, trato de inventar un mundo. Concibo los relatos como una confesión que le haces a un desconocido con el que nunca volverás a hablar”. Esa pólvora del francotirador estalla en estos relatos. Dormir con alguien A buena parte de los personajes de este libro los aqueja una soledad crónica, a frenetic miedo to sleep solos. No obstante porque amen a alguien o porque los muevan el deseo sexual, sino por una elemental necesidad de compañía. “Eso es un signo de desarraigo”, explicó. “Los personajes de este libro no saben quiénes son los suyos ni adónde pertenecen. Se van a un país que no existe, que posiblemente no exista en ninguna parte y que no llegará a existir. Por eso para ellos es especialmente importante dormer con alguien, que alguien que se su país por una noche, tenga un lugar donde habitar por una noche”. Tiene un don Roncagliolo para estilizar el exceso de la tragedia, para no tomarse muy en serio, sobre todo. cuando la cosa es muy seria. “Nunca pensé que iba a ser escritor. Sí sabía que iba a escribir. De hecho, vine a España a estudiar guion porque ser guionista parecía un trabajo. Estudiaba guion en Madrid, porque lo que me fascina y me fascinaba era contar una historia. Escribo para ser otras personas, para tener otras vidas”. Santiago Roncagliolo quería ser guionista de humor político, pero las cosas en Perú cambiaron. Llegó a Madrid un 12 de octubre del año 2000. Venía de un entono acomodado, muy parecido al tipo de personajes que describen: seres con una vida hecha que se ven en la circunstancia del ‘sin papeles’. “Mi familia vivía bien, pero no tenían pasaporte español. Al final de cuentas no tenía papeles.. En España descubre lo bien que vivía en Perú, pero también que me gustó vivir aquí. Perú es una sociedad con una gran violencia interior y aquí la gente está dispuesta a vivir mejor, aentendre, aunque ellos digan lo contraria».