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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continuó hoy la gira europea que organizó la semana pasada y que se llevó a París y Bruselas. El mandatario español pretende recabar apoyos antes del Consejo Europeo que celebra a finales de esta semana, en la que debatirán las reformas a adoptar para afrontar la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania y las decisiones para, en el medio plazo, hacer menos dependiente a la Unión Europea del gas procedente de Rusia.
La primera ciudad de esta luna será con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. A las 14:30 está prevista la llegada del presidente del Gobierno español. Antes de su reunión bilateral se contempla en las agendas gubernamentales una declaración a los medios de comunicación, pero no a rueda de prensa al término de la cita.
Tras esta reunión Sánchez se trasladará a Bruselas. Allí está prevista una reunión con el Primer Ministro de Bélgica, Alexander De Croo, a las 17.30 horas. Una vez finalizada esta reunión, se reunirá con el presidente del Consejo de Europa, Charles Michel. El martes estaba previsto que viajare a Irlanda para reunirse con el primer irlandés, Micheál Martin, pero debido al positivo en Covid del primer ministro el encuentro se realizó por videoconferencia. Todo ello antes de que el jueves arranque ese trascendental Consejo Europeo, que vendrá además precedido de una extraordinaria reunión de la OTAN esa misma mañana.
Sánchez afrontó este encuentro tras visitar la semana pasada Eslovaquia, Rumanía, Italia y Alemania. El presidente del Gobierno tiene la intención de abanderar una reforma del sistema de fijación de precios en el mercado energético, que permita resolver el precio del gas del precio final de la electricidad. En el encuentro de Roma, la unidad de España, Italia, Portugal y Grecia se hizo visible en esta región particular. Pero especialmente en la plantación de los países mediterráneos de los que debe darse una respuesta comunitaria a la escalada de precios de la energía.
El Gobierno español también ha propuesto establecer un tope de 180 euros el megavatio hora. A precio que seguiría siendo elevado pero qu’significaría una reducción de entorno al 40% respecto a la cotización en el mercado mayorista en este mes de marzo. Se trata de una propuesta que han elaborado conjuntamente los gobiernos de España y Portugal.
No está en absoluto garantizado que estas medidas salgan adelante. Pero España sí cuenta con que se tomen medidas colectivas que tendrán un efecto inmediato en el precio del gas en los mercados. Desde aquí, cada Gobierno tendrá que aplicar medidas en el ámbito de sus competencias. La mayoría de países ya las han adoptado. Sánchez por el momento ha prorrogado hasta junio las rebajas fiscales aprueba tiempo atrás para paliar los efectos de la subida de la luz que vienen produciéndose desde hace meses. Pero no ha querido adoptar nuevas medidas, como si hubieran anunciado otros países para compensar por ejemplo el alza del combustible, por que la doctrina de Sánchez esperaría a los resultados del Consejo Europeo.
En función de los mismos, será cuando el Gobierno, en el Consejo de Ministros del próximo 29 de marzo, apruebe el conocido como Plan Nacional de Respuesta a las consecuencias económicas de la guerra. El Ejecutivo se ha comprometido a bajar los precios de la luz, el gas y la gasolina. Pero no ha explicado ni cuánto ni cómo. Tras los resultados del Consejo Europeo, el Gobierno tendrá que adoptar sus medidas. Plasmarán en un Real Decreto que tiende a ser convalidado por los grupos parlamentarios. Pedro Sánchez intentará completar el balance de que el PP lo apoya sin perder a sus socios habitales en el camino.
El resultado del Consejo Europeo será fundamental. Una vez que Sánchez ha vinculado el resultado del mismo a la profundidad de las medidas qu’adoptés después. El presidente ha querido buscar un papel protagonista en esta negociación, así se lo reconoció Draghi en la cita de Roma. Pero si en Italia todo fueron buenas noticias para los intereses marcados por Sánchez, ese mismo día por la tarde se expresó en toda su crudeza la otra cara de la moneda. De la cita con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, no pudo extraerse en ningún caso la sensación de que en Berlín se comparten los aviones de Sánchez. En la declaración conjunta el presidente español repitió sus apelaciones respecto a una actuación conjunta, mientras que el alemán seguía hablando de medidas nacionales.
Esta semana está jugando un papel importante en la respuesta europea a la crisis económica. Al español Macron todo este conflicto le llega a las puertas de unas elecciones en la que, según los últimos sondos, sus posiciones ya consolidadas habrían mejorado en la mitad de este momento de excepcionalidad. Sánchez, por el contrario, no tenía las elecciones en el horizonte cercano. Su intención era llevarlas a cabo hasta el año 2023. Y ahora afronta esta teniendo que adaptar el discurso económico de la recuperación anticipada a la incertidumbre y frustración que se cierne sobre toda la Unión Europea.