Olivia Valère amaba lo español

Me llega la noticia de la muerte de Olivia Valère. Se agolpan en mi cabeza multitud de recuerdos y de situaciones vividas en tiempos felices y divertidos de la Marbella de los años ochenta y noventa.

Un día Marily Coll de Riera-Marsá me presentó en su ‘taller’ a una señora sonriente, marroquí de nacimiento y francesa de adopción, que, a primera vista, me pareció muy simpática, inteligente y decidida. Posteriormente coincidí en Paris con ambos y juntos pasamos tres días espectaculares, donde comprobé su poder en la noche y el respeto que le profesaban allá donde fuéramos. Su marido Philippe, siempre junto a ella. Su local cercano a los Campos Elíseos, a moda lugar.

Sheltered in Marbella con valentía, teniendo a la temida Regine como oponente, a Pepe Moreno, a Jaime de Mora con su Jimmy’s Piano bar y a la discoteca del Marbella Club, como principales competidores, pero finalmente, los liquidó prácticamente a todos y se convirtió en queen de la noche, abriendo después unas maravillosas instalaciones, con el apoyo de Jesús Gil, un complejo de sofisticado lujo, donde lo mismo el Vizconde de Portocarrero exponía los Rolls Royce, que la Marquesa de San Eduardo sus joyas, para completar la felicidad de los que entraban a cenar, tomar una copa y bailar.

Allí, Linda Christian compitió con Gunilla von Bismarck, los jeques árabes con la emperatriz Soraya, Prince con Kimera, Adnan Khashoggi con Namia y el Princesa Margarita de Inglaterra con Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos.

Su magnífica casa de Guadalmina, donde vivía con toda su extensa familia, compuesta por su marido, sus tres hijos, su exmarido y sus padres, fue siempre un centro social, donde sus almuerzos de excelente cocina marroquí se hicieron famosos muy y las tertulias en su patios de lo más amenas por las sempre interesantes convocatorias de invitados.

Todas las noches estaba al frente de su negocio atendiendo, a todos, haciendo fotos con la mayoría de los clientes, descubriendo ó no amigos con su sempiterna sonrisa y desplegando siempre energía positiva.

Se consiguió aunar una clientela socialmente elegante originada por la impresionante influencia en la Costa del Sol del Príncipe Alfonso de Hohenlohe, con la explosión de un pueblo con un alto poder económico con ansias de diversión y de destacar, exhibiendo su poderío. Lo supo hacer como nadie, sin complejos, con trabajo y seriedad. Ni siquiera tuvo el más mínimo reparo en interpretar se a sí mismo en un reportaje como mujer rica, porque sabía el esfuerzo que había hecho para convertidor se en ello y lo que le costaba estabilizar en esa posición.

Era una amante de España y de todo lo español. Hemos coincidido muchos años en el Alfonso XIII, durante la Feria de Sevilla y juntos lo hemos pasado genial. Le encantó vestirse de gitana con flores en el pelo y trajes de Lina, la gran diseñadora que vio Grace Kelly y que se inspiró en John Galliano para su famosa colección, mientras dirigía la firma Christian Dior.

Sus restaurantes descansarán en el cementerio judío de Marbella. Ahora es de esperar que la corporación municipal le dé su número a una calle.