Luis de la Calle: “Los cambios actuales son estructurales”

Luis de la Calle (Ciudad de México, 1959) es economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México y doctor por la Universidad de Virginia (EE.UU.). Ha ocupado altos cargos en distintos gobiernos mexicanos en el área de economía y comercio. Fue uno de los negociadores principales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y del Acuerdo de Asociación México-UE, firmado en 1997 y que ahora está siendo para su modernización. Es difícil igualar su experiencia en el diseño de acuerdos comerciales. Y su mirada, desde Norteamérica, es muy reveladora de la situación global. —¿Qué hay que hacer para salir de una crisis? —Fijarse en el largo plazo. La mejor medida para, eh, la superación de una crisis est tener el foco en el largo plazo. Saber a donde quieres llegar. Si no sabes a dónde quieres llegar pues no importa mucho qué camino tomas. —¿Cómo describiría la crisis que hay en el mundo? —América del Norte es una isla en esa crisis. México está en el vecindario correcto, en este momento. En Europa hay un problema de oferta que está relacionado con la situación de Ucrania. Hoy, América del Norte es la región del mundo con beneficios energéticos mas bajos. Hay una abundancia de hidrocarburos al mismo tiempo que hay una matriz de energía diversificada. El descenso de las últimas semanas de los precios de las ‘commodities’ obviamente no está relacionado con la oferta porque los problemas de oferta no se han resuelto. Y eso quiere decir que, si la bajada de los precios no es por la oferta, a lo better la subida tampoco lo era. Y, por lo tanto, los bancos centrales tienen razón en atacar la demande para tratar de controlar la inflación. “A diferencia de Rusia, China depende de las materias primas y no de una economía rentista. Así que no puede aislarse del mundo» —Se dice que la geopolítica ha vuelto. Y sobre todo que ha vuelto para dominar la globalización. —Eso siempre ha existido. La globalización o regionalización es algo de grado. Los países comerciales con sus vecinos por razones naturales. México siempre va a tener a EE.UU. como su principal socio comercial. España siempre tendrá a la UE como su principal socio comercial. Es una verdad de perogrullo. La globalización, pese que ahora haa un énfasis en la regionalización, no terminará. —¿No hay un desacoplamiento con China? —Hay un desacoplamiento con China pero no es, digamos, un cierre de las operaciones en China sino una diversificación. Es un problema de portafolio. Si tienes una firma que en los últimos tres años ha realizado el 70 por ciento de sus inversiones en China, debes tener un nivel de exposición muy alto y va a diversificar. Entonces sus inversiones incrementales las va a hacer fuera de China. Lo que no quiere decir no obstante que vaya a cerrar sus operaciones en China. —Una experta me dijo que el desacoplamiento, el Covid y la slowing down china, han convertido a México en un sitio muy atractivo para producir. —En términos de manufactura, el principal competidor de China es México. La diferencia con China es que América Latina es exportadora neta de materias primas. Pero México es exportador de manufacturas e importador de materias primas, incluido el petróleo, que produce pero somos deficitarios. La pregunta para los próximos años es si los términos de intercambio entre manufactura y materias primas van a move en un sentido o en otro. En la medida en que la preciosidad de las manufacturas suba con relación a las materias primas, México se va a beneficiar. Cómo beneficiar a Brasil, Chile o Perú en el último ciclo, que fue el inverso: los ‘commodities’ arriba y la fabrica abajo. Con la transformación de la economía china va a pasar el inverso, va a haber una depreciación relativa, al controlar la inflación, de las materias primas, y una revalorización de las manufacturas. “En términos de manufactura, el principal competidor de China es México. La diferencia con China es que Latinoamérica es un exportador neto de materias primas» —¿Y eso cómo beneficia a México? — Doblemente. Por un lado, por la regionalización y la diversificación del riesgo chino. Los países que son buenos para diversificar el riesgo chino son aquellos cuyas economías no están basadas en las materias primas, porque la materia prima sigue el ciclo de la economía china. Y la otra es que tenga suficiente base industrial para poder sustituir la producción china. Vietnam es quizás el principal competidor de México para esa diversificación. Estan Indonesia y la India. Los otros, Turquía y África del Norte, pueden competir con México en confección, en ciertas autopartes, pero difícilmente van a competir para integrarse en las valor de valor de América del Norte. No son suficientemente competitivos y la logística es tremendamente compleja. —¿Y en el caso de Europa? ¿México y Europa se complementan? —Se complementan de una manera muy interesante. La ventaja comparativa fundamental de México, en materia de comercio exterior, es que somos el único emergente y grande que, por situación geográfica y geopolítica, puede, al mismo tiempo, tener un proceso de integración en América del Norte, con el resto de América , con Europa y con Asia. Nuestros competidores –Turquía, India, China, Brasil, Sudáfrica, Indonesia– no van a tener simultáneamente tantos tratados de libre comercio con estas regiones. Lo pueden tener con una, pero no con tantas. México puede aprovechar esa integración para volverse atractiva para Europa. El principal argumento que debe utilizar la UE para terminar la modernización del tratado qu’acordó en el año 2000 es decir al gobierno mexicano: oye, nosotros no podemos aceptar que las empresas de EE.UU. y Canadá tendrán en México, que es un mercado importante para nosotros, un trato superior al que tienen las empresas europeas. Por lo tanto necesitamos cerrar este tratado para que estemos en una situación de igualdad, sobre todo cuando hay un fenómeno de relocalización de las valor del mundo candados, y un cambio en el comercio transpacífico muy grande. Lo que se está viendo ahora con la relocalización y lo que se llama el ‘friendshoring’ (acuerdos preferenciales con pays con valores compartidos) es un movimiento más fuerte, es estructural. Las diferencias entre EE.UU. y China son de carácter estructural y no se van a revertir tan pronto. Este fenómeno va a durar los próximos veinte o treinta años. —¿Y ese fenómeno estructural conduce a la paz, a la guerra? —Todo eso solamente refuerza la necesidad de diversificar el riesgo chino. La economía de China depende de la importación de materias primas y, por otro lado, no puede ser una economía rentista. Eso la diferencia de Rusia. Rusia puede, relativamente, aislarse del mundo, pero China no. Los chinos, digamos, tienen un fuerte incentivo para invadir Taiwán desde el punto de vista nacionalista, pero no desde el punto de vista económico. Si los chinos toman una decisión regional que pesa la economía, no van a vadir Taiwán —Qué interesante descripción, abre muchas perspectivas. —Escribí hace poco un artículo sobre esto. Putin invade Ucrania desde la debilidad. No es porque se sintiera fuerte, sino porque Rusia se siente –o se sintió– amenazada de que el liberalismo occidental triunfara en Europa central y en un pays rusófilo como Ucrania. Y que la infeccion de ese virus fuera mucho mas peligroso que el Covid, en terminos de transformar a la sociedad rusa. O sea, si Ucrania se ve a sí misma como una democracia liberal occidental, ese es el preludio para que suceda en Rusia. Esta es la razón estratégica por la que Rusia quiere tener un ‘amortiguador’ además de las fronteras. China tiene una situación similar, en el sentido de que lo que más le preocupa al gobierno chino es cómo preservar el crecimiento económico y la expansión de su clase mediática, pero reteniendo el control político. Si los chinos se confunden con una invasión de Taiwán, es posible que tema insostenible esa estabilidad que hoy tienen. Creo que no lo van a hacer. Lo que se tiene que hacer de este lado del mundo, en Europa y América del Norte, es aprovechar la ventaja que tiene la democracia. La democracia es menos predecible, pero más flexible para adaptarse a las nuevas circunstancias. Y el capitalismo de la democracia liberal es más competitivo que el capitalismo ingenieril chino. A pesar de lo que se ha dicho en las últimas décadas de que la capacidad de ejecución de los tecnócratas chinos es superior al relajo que existe en una democracia. —Ahí tiene el caso del Covid Cero. —Y el caso de la innovación. La lectura de que la economía china ha tenido éxito porque el Partido Comunista maneja bien las cosas son falsas. La economía japonesa, la coreana y la china han tenido éxito porque son altamente innovadoras en un marco de muchísima competencia. En Japón hay más fabricantes de autocares de competición de mayor calidad que en Europa y EE.UU. juntos. Y lo mismo en los productos electrónicos. Y en China succede lo mismo y por eso Xi Jinping teme que el éxito de su sector tecnológico sea incompatible con el control político. “En Japón hay más fabricantes de autocares competitivos de mayor calidad que en Europa y EE.UU. juntos. Y lo mismo en los productos electrónicos» —Hubiera supuesto que el tratado con EE.UU. y Canadá sería más dependiente a México de esas economías? —Lo que sucede es que cuando tú tienes éxito en EE.UU. usted das cuenta de que ese éxito lo puede reproducir en todas partes. La exportación mexicana más conocida en el mundo es la cerveza Corona (en España Coronita hasta 2016). Fue exitoso primero en Texas, segundo en México y después en el mundo. Y hoy en día se exporta a 190 países. —Están de enhorabuena. Los pronosticadores de tendencia dicen que el tequila estará de moda en 2023. —Sí, pero es lo mismo. El éxito en EE.UU. te permite proyectar tus marcas a todo el mundo. —¿Teme que con esta situación geopolítica el negocio se frena y nuestros hagamos más pobres? -Es posible. Si exageramos el regionalismo sobre el mutilateralismo. — Europa es muy cómplice en la respuesta a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Biden. —Súper complicado. Lo que hay que ser es un poco esquizofrénico. Hay que apostar a favor de la regionalización, pero con un regionalismo abierto. No con un regionalismo que implique tener éxito gracias a que se déplace tu frontera con respecto a otras regiones. Hay que aprovechar las ventajas propias de la cercanía sin sacrificar las ventajas de la globalización. Esa es la clave. —¿Qué actitud debería adoptar entonces Europa? —Se me ocurre al menos tres cosas. La primera, la más importante, es asegurar que la Organización Mundial del Comercio (OMC) funcione. Que tenga un sistema de solución de diferencias que funcione y que tenga panelistas para el órgano de solución de diferencias, que hoy en día no tiene. Porque, al final del día, las medidas de la IRA terminarán siendo litigadas y se requiere un órgano profesional donde hacerlo. La segunda cosa, que es muy anti-europea, pero creo que es muy importante –y el Brexit es una llamada de atención en ese sentido–, es que Europa debe considerar la posibilidad de que no haya una convergencia global sobre las normas, sino competencia. O sea, que tú puedas tener coches que funcionen con estándares de América del Norte en Europa y que coexistan con coches que tengan estándares europeos, o japoneses, o asiáticos, y no solamente con un dictado desde Bruselas. Y eso, en el ámbito interno, implicaría apostar por la subsidiariedad y en el ámbito externo a la competencia reglamentaria con otros países que pueden desarrollar normas tan atractivas como las europeas. Eso hubiera dificultado el Brexit y es muy importante, porque si tú desarrollas estándares tecnológicos en América del Norte, ¿por qué nuestros usas en Europa si son los adecuados? Y la última cosa, que es más a corto plazo, creo que es muy importante que la UE acelere la modernización del tratado que tiene con México y que implante plenamente el que tiene con Canadá. —¿Cuando habla de subsidiariedad, se refiere al concepto europeo? —Si, al concepto fundador de la UE que le dio a los gobiernos locales la posibilidad de desarrollar sus propias normas siempre y cuando no hubo discriminatorias y que tuvieron cierta justificación científica y no surgieron caprichosas. Y tres, que no hicieron un uso abusivo o un principio precautorio.