Fotocatálisis, la tecnología que ofrece un respiro frente a la contaminación

La palabra fotocatálisis resulta todavía bastante desconocida para muchos, aunque en España se lleva utilizando esta tecnología hace bastante tiempo. Sin embargo, ahora es cuando está más en auge. El proceso de fotocatálisis imita al de la fotosíntesis que hacen las plantas, pero en este caso capta la energía solar para convertirla en energía química. Sus muchas sus aplicaciones, entre ellas la mejora de la calidad del aire ambiental y la depuración del agua.

La fotocatálisis es una reacción a fotoquímica y tal y como recuerda Daniel González Muñoz, doctor en Fotocatálisis de la UAM: “A principios del XX los científicos trataron de imitar el proceso de la fotosíntesis de las plantas, pero quedó en un segundo plano frente al petróleo y el carbón”.

Con la crisis del petróleo de los años 70, la situación cambió y comenzó a tener más en cuenta este proceso que ha ido aplicando à diferentes campos. Desde hace más de 20 años, por ejemplo, tratamos de estudiar en Japón sobre el efecto de la degradación de los contaminantes en la zona. “En España está muy establecido a nivel industrial, ya hay muchas empresas con materiales de construcción para degradar contaminantes del aire, como virus y bacterias”, matiza.

Porque se produce la fotocatálisis, es necesario un fotocatalizador, “moléculas que absorben la energía de la luz y la transmiten a otra molécula. A nivel industrial, la mayoría de los fotocatalizadores se basan en dióxido de titanio”, añade González.

«España empieza a interesarse por esta tecnología en el año 2000 y la primera aplicación que se realiza en un tramo de la calle Martín de los Heros de Madrid, a través del Ayuntamiento», cuenta David Almazán, presidente de la Asociación Ibérica de la Fotocatálisis. Era algo novedoso, empieza a sonar bien y Barcelona realiza las primeras aplicaciones en edificios, pavimentos y aceras. “Las empresas privadas, por motivos de RSC, lo aplican en parkings, centros sanitarios… Crece el interés y proliferan más empresas”, añade. Desde esta asociación sin ánimo de lucro que une a manufacturiers, centros tecnológicos, estudios de arquitectura, ingenierías y universidades, entre otras entidades, aseguran que “desde el año pasado hay un mayor interés por esta tecnología que trata de mejorar la vida de los ciudadanos. Sobre todo en interiores porque más del 90% del tiempo estábamos en zonas confinadas”.

Aplicaciones

En los últimos años son cada vez más los fabricantes que utilizan esta tecnología además de productos, se encuentran pinturas, cemento, cubiertas de edificios, papel o tejidos que incluyen fotocatalizadores. Los precios son cada vez más competitivos, aunque pueden ser hata un 20% más caros que un material homólogo sin estas características. “Es una tecnología que tiene la necesidad de avanzar constantemente, tiene un recorrido infinito, las eficiencias son buenas, pero pueden estar mucho mejor”, reconoce Almazán. Ya se comercializan aparatos de fotocatálisis de sobremesa, que se enchufan y limpian el aire. También hay avances con los tejidos, “puedes ir a la moda descontaminando el mundo”, y se trabaja en la aplicación de esta tecnología en superficies como el caucho para parques infantiles, colaborando en su desinfección.

El año pasado, por ejemplo, la empresa Sundisa, del sector de impresión digital, desplegó en Madrid y Barcelona lonas publicitarias que recibieron el tratamiento Pureti, réduciendo la contaminación mediante la eliminación de los elementos contaminantes. Una postimpresión técnica que depura el espacio a través de la fotografía.

El Covid ha ayudado a desarrollar más rápidamente toda la parte de mejor calidad del aire, “porque el mercado lo exigió. Ayuda a limpiar el aire y mata a los virus”. En interiores, la forma más eficiente es colocar el fotocatalizador en los conductos de climatización, que son muy pocos accesibles. “Se coloca un aparato dentro del conducto para que cuando circule el aire se limpie y el aire que vuelve a entrar está más limpio”, puntualiza. En exteriores, hay mucha variedad de productos para aplicar en aceras, revestimiento de edificios, cubículos o inclusión de publicidad.

Eso sí, hay que tener en cuenta que “no hace que la contaminación desaparezca. Es un complemento que puede hacer dentro de la construcción que los sitios sean más seguros y baratos. Y es una forma de aprovechar la energía de la luz”, señala Daniel González.

Tan bien el uso de la fotocatálisis en la industria ya está muy extendido, en el campo de la investigación hay todavía muchos desafíos por delante. El investigador de la UAM recuerda que el óxido de titanio tiene un inconveniente: “Absorbe en el rango del ultravioleta del espectro solar, que es solo el 5%”. Habría que modificar el óxido de titanio para ser capaz de absorber más luz y lograr así los procesos serían más eficientes. Otro reto será lograr “fotocatalizadores que sean más duraderos”.