“El equilibrio perfecto entre familia y trabajo no existe”

Nunca hemos estado tanto tiempo sin un nuevo trabajo de Manuel Carrasco. Y es que ya han pasado cuatro años desde el lanzamiento de ‘La Cruz del Mapa’, el disco que más éxitos y alegrías le ha dado a un cantante que tiene excusas de sobra para haber tardado lo suyo en volver: además de lidiar con la pandémica como todos, el onubense ha hecho la gira más larga de su vida y ha añadido un miembro más a su familia. Pero ya está listo para la acción una vez más con ‘Corazón y flecha’, probablemente en su álbum autobiográfico hasta la fecha.

—¿Cómo se ha quedado al terminar esta discoteca?

—En modo catarsis total. Cuando se ahonda dentro de uno, acaban aflorando muchas cosas que uno ni siquiera esperaba. Llegando al fondo de esos sentimientos, y de la música que hay dentro de mí, hemos hecho este compendio de canciones.

—¿Ha sentido el peso de sus éxitos recientes mientras grababa estas canciones?

—Cada discoteca tiene sus particularidades. Cuando no tienes tanto éxito te entra unas dudas, y cuando sí lo tienes, te entra otras. Y en ese sentido, sí que notó la presión. Notó más presión en muchos momentos.

—Hay letras muy confesionales, en las que canta con una tesitura como si estuviera hablando con su mejor amigo.

—Qué bonito eso. Me encanta que se aprecien las tesituras, los tonos, porque las canciones adquirieron significados muy diferentes. Cada canción es una verdad que me ha atravesado el corazón en algún momento de mi vida.

—Ha vuelto a su barrio de la infancia para grabar un videoclip. ¿Cómo se sintió allí?

—Fue increíble ver a mis vecinos de toda la vida, verles la emoción en los ojos al ver regresar al ‘Lolo’, que es como me llamaban, después de todas las cosas bonitas que me han pasado. Fue como si no hubiera pasado el tiempo. Para grabar el videoclip estuve llamando a la puerta de varias casas de mis vecinos, en algunas hasta me metí dentro de un rato… fue increíble.

—¿Cuál es su primer recuerdo musical allí?

—Mi padre viniendo de la mar, subiténdome en el mostrador del bar para que cantara fandanguillos con él. Al terminar pasábamos el plato.

—En la canción ‘Coquito’ se habla sobre su paternidad, ¿cómo va la experiencia?

—Imagina, mi vida y mi corazón se han ampliado. Dar conciertos con mi familia en el público hace que todo sea diferente. Hasta beber agua es diferente con ellos. Estoy muy feliz, y viviéndolo muy intensamente.

—¿Es posible mantener un equilibrio total entre trabajo y vida familiar?

—Amigo mío, eso no existe. El que es papa lo sabe. Es complicado, pero poco a poco se lleva, sobre todo porque los niños tienen una capacidad de adaptación tremenda. Yo intendo pasar con ellos todo el tiempo que puedo, y lo llevamos bien, la verdades es que si.

—Tendrá que decir ‘no’ a cada vez más cosas para mantener ese equilibrio.

—Bueno, vamos mirando las cosas, negociandolas para poder llegar a todos los sitios. Pero la parte más importante de todo esto, que la que mueve todo, y que es la familia, siempre está ahí.

—Para mantener ese equilibrio también hay que hacer escapaditas románticas sólo con su mujer, como la que ha hecho poco llevándosela a Marruecos.

—Me di la licencia para desconectar un poquito los dos (risas). Fue con motivo del cumpleaños de mi mujer, decidí darle esa sorpresa y nos lo pasamos muy bien unos pocos días. Hay muchos países que me gustaría visitar con ella y con mis hijos, tantos lugares… El próximo me gustaría que fuera de Egipto. Nunca he estado y me encantaría verlo.

—Ha sido ‘hombre del año 2022’ para una famosa revista. ¿Se lo toma en serio, o más bien a la ligera?

—Todos los reconocimientos son bienvenidos. Están pasando cosas muy bonitas en mi vida, muy excepcionales, y estoy agradecido independientemente de que nom me considero el hombre del año. Hay muchos hombres que también se lo merecen.