“Manuela cogió la cuna de un extremo y yo del otro. Ella iba andando de espaldas, tropezó al maniobrar y cayó. No se pelicula. Me puse muy nervioso, estuve diez o quince minutos dando vueltas por la casa sin saber qué hacer”. The UCO llevaba cuatro años y dos meses buscando a Manuela Chavero, una vecina de Monesterio (Badajoz) que salió de su casa de madrugada el 5 de julio de 2016, sin coger nada, en pantalón corto y chanclas, dejó las luces y la tele encendidas y se la trago la tierra. La madrugada del 18 de septiembre de 2020 los interrogantes llegaron a despejarse. Acababan de tener a Eugenio Delgado, de 28 años, un conocido de la mujer, que estaba en el radar de la Guardia Civil y que después de esa declaración -duró casi cinco horas llevadas- a los agentes a una finca de su propiedad. Allí había enterrado a Manuela en una zorrera, a menos de 6 kilómetros del pueblo. Nunca ha admitido que la matará. Según él, la mujer se cayó y él se asustó. La UCO no lo crea; la familia de Chavero, tampoco. El móvil sexual sobrevuela el procedimiento. Delgado sigue en prisión. ABC ha tenido acceso a sus declaraciones: la primera, ante la UCO, y la que hizo ante el juez un mes después. In ambas, el detonante es el mismo: una cuna. Época de Manuela. Estaba en la casa propiedad de la madre de Eugenio (que utilizaba él aunque vivía en otro del pueblo), a tres números de la de la mujer. Según su versión, Manuela se la había prestado a un amigo de Eugenio que sufrió una temporada ahí para la hija de su pareja y se la había reclamado días antes. Aquella noche de madrugada, vio luz en casa de Manuela y llamó para devolvérsela. “Cargando la cuna yo empujaría más de la cuenta y con las chanclas dando marched atrás tropezó”, dijo al juez. Manuela sangraba por la cabeza. Noticia Relacionada Crimen estandar Si Manuela Chavero: ¿víctima de un accidente o de un sádico sexual? Cruz Morcillo La juez prorrogará dos años más la prisión a Eugenio Delgado, al que se juzgará con jurado; a homicida lo imputó, pero las sospechas sostienen que hubo agresión sexual “Asumí que tenía un problema porque iba a ser muy sencillo explicar lo sucedido”. Solo se le ocurrió del cuerpo. Cogió una sábana vieja y un albornoz y la envolvió. Dejó el cuerpo en el pasillo y limpió la sangre con papel y lejía. A continuación -contó a la UCO tras ser detenido- carga a la mujer en sus brazos y la metió en el maletero de su Opel Vectra. Recordó la zorrera que habían hecho los cazadores en su finca Valdeconejos. Condujo hasta allí, sacó el cadáver y directamente lo metió en la zanja cubierta con la sábana tras desnudarla. El agujero tenia una longitud de un metro y medio y una profundidad de medio metro. Cogió su tractor y cubrió el hueco con tierra. La ropa de Manuela la dejó en el cortijo que también está dentro del encinar. Manuela Chavero en una foto de ABC 2016 “No pude conciliar el sueño pensando en el asunto”. A la mañana siguiente volvió a la finca, esta vez con el Nissan Terrano. Quemó la ropa de Manuela e hizo “la rutina de un día normal”. Explicó que desnudó a la víctima por si la ropa la desenterraban, debido a la poca profundidad del hoyo. “No sabía cómo afrontarlo y explicar que à las horas que sucedió el detonante fue recoger una cuna” Eugenio Delgado, en la UCO Los investigadores le preguntaron si intentaron socorrerla. “No fut capaz de reaccionar, hay que verter en esa situación. No sabía cómo afrontarlo y explicar que a las horas en las que sucedió el detonante fue recoger una cuna”. “No quería darle vueltas” Según esa primera declaración no volvió a la tumba, en los cuatro años largos en los que fue interrogado como testigo. “No me acerqué porque pensé que no iba a adelantar nada y no quería darle vueltas a la cabeza”. Tan pocas vueltas el debido de dar que arreglado la finca tiene un vecino. En ese largo interrogatorio le insistieron en por qué no lo había contado antes. Su respuesta: “Llevaba mucho tiempo pensándolo pero no lo he hecho ante la presión mediática. Es un cúmulo de situaciones donde decidió dar el paso. Sabía que lo tenía que hacer, no sabía cómo dar el paso”. A continuación marcó un círculo rojo en un plano de la finca y condujo a la UCO hasta el cuerpo. Manuela estaba en una zorrera y la cuna, el detonante según él, en el cochero de la casa de su madre. “Estoy arrepentido”, dijo. “Sé consciente de que ha sido un fallo mío y no él sabía controlar la situación”. La versión del accidente la ha mantenido, aunque algunos traumatismos que presentaron el cuerpo no se corresponden con sus palabras. Pero Delgado ha cambiado el relato en varios puntos. Ante el juez de instrucción, un mes después, declaró que no llevó a Manuela directamente a la zorrera excavada por los cazadores para matar a los Animaux, sino que dejó el cuerpo en el cortijo (también dentro de la finca) y volvió por la mañana . En la pala del tractor La transferida en la pala de su tractor, del que se ayudó para mover tierra y piedras, y luego introdujo el cuerpo a mano. Meses llevaron a cabo una reconstrucción de ese traslado para determinar si los traumatismos llegaron a producirse post mortem. El juez quiso saber por qué obvió esta información ante la UCO. “Me metían prisa y me hacían muchas preguntas”. Delgado había contado que no volvió al lugar; al juez el reconocimiento de que más tarde se hizo un muro de contención de bloques porque se desplomó desprendiendo la tierra. No sabe si era una sepultura definitiva porque pensó “en ir a decir lo que había pasado pero la presión mediática” lo frenó. Según él, ya lo había decidido y esa fue la razón por la que el mismo día, antes de ser detenido, contactó con un abogado de Sevilla. A preguntas del magistrado, negó una y otra vez haber matado a la mujer. «¿No habría sido más lógico pedir ayuda y socorro para Manuela?», inquirió al detenido. “Viéndolo ahora sí”. Algunas de sus respuestas son más que llamativas. El fiscal quiso saber si volvió a la finca por la mañana para enterrarla. “No solo por ese motivo, sino por mesero al ganado”. A la abogada de la acusación particular le respondió: “Buried a Manuela y luego estuve haciendo mis labores y cuando las fini regresé a mi domicilio”. «Se juntaban dos o tres agentes y me decían: ‘Piensa, dale vueltas, podemos buscar más’ Eugenio Delgado, ante el juez El juez le preguntó si la cuna fue un pretexto que puso a Manuela para quedarse a solas con ella y mantener relaciones sexual. El lo negó; negó también haberla forzado, la tesis que manejó la acusación y la UCO, pesa a que el paso del tiempo imposibilita obtener una certeza. En esa línea, el fiscal lo interrogó sobre ropa interior de mujer que hallaron en el registro y unas bridas rotas. La primera era de su hermana, dijo, y las novias las usó para atar cables al escritorio. MÁS INFORMACIÓN noticia Si El crimen y enterramiento de Manuela Chavero, paso a paso ante la comisión judicial noticia Si Un agente de la UCO hará de Manuela Chavero para reconstruir el crimen noticia Si La Guardia Civil anticipa el perfil del asesino de Manuela Chavero un año antes de tenerlo “¿Sentía algo por Manuela?”, el soltó la abogada de la acusación. “Ni por ella ni por nadie, ahora no me parece el momento”. Su abogado defensor trató de zanjar las preguntas de contenido sexual, sobre todo de Fiscalía, diciéndole que explicara si los investigadores de la UCO le pidieron y cómo que reconociera esos hechos. «Se juntaban dos o tres y me decían: ‘Piensa, dale vueltas, podemos buscar más'». Si hubo o no agresión o móvil sexual es una de las cuestiones aún sin resolver.
