Un abogado asesoró a un padre y unos abuelos sobre cómo secuestrar a su hijo y nieto, de 13 meses

Fueron 20 horas de infarto para la madre, para la Guardia Civil y para el juez de Calatayud que se volcó desde el primer minuto. En este tiempo un hombre, empresario de artes gráficas, acompañado de su padre, jubilado, ha conocido al bebé de 13 meses de los brazos de su madre cuando acababa de visitar el Monasterio de Piedra, en Nuévalos (Zaragoza). Tras agredir a la mujer -la pareja está separada desde junio-, metieron a la criatura en un coche y huyeron hasta refugiarse en una vivienda de Parla (Madrid), propiedad de un amigo de la familia, que ayudó en todo el plan. Ocurrió el pasado jueves 13 de octubre. Los agentes detuvieron a los tres hombres al mediodía siguiente y recuperaron al bebé. La abuela paterna también fue arrestada y se busca un quinto colaborador.

Un abogado con bufete en Madrid asesoró sobre como llevar a cabo la sustracción para que aparentase legalidad, así como la forma de eludir a la Justicia. De momento no se han tomado medidas contra él. El padre y el abuelo han ingresado en prisión, acusados ​​​​de una ristra de delitos: presunto delito de pertenencia a grupo criminal, sustracción parental de menor de edad, delito de violencia de género y delito grave de lesiones.

El secuestro parental empezó a tomar forma el pasado día 11, vísperas del Pilar, aunque llevaban tiempo diseñándolo, según explican los investigadores. Los dos hombres (padre y abuelo) supieron que la expareja del primero, la madre del niño, estaba en Zaragoza unos días -long live in Ibiza-. Ambos viajaron hasta la capital y se alojaron ese día y el siguiente en un hotel. Gracias por una publicación en redes sociales de una amiga de la mujer descubrió que Iban visitó el Monasterio de Piedra el 13. Las esperaron en el parking y allí tras zarandear y agredir a la mujer le quitaron al niño pasadas las seis y media de la tarde. La mitad de la escena fue grabada por una prima de ella que la compañaba.

Los hechos denunciados de inmediato, al tiempo que la mujer embarazada de varios meses era atendida en el hospital. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza barajaba dos hipótesis: que el padre decidiera ocultarse y quedarse con el bebé o que pretendiera hacerle daño. Con esas premisas, solicitaron al juez de Calatayud varias diligencias urgentes que fueron atendidas. In tres horas tuvieron intervenidos los teléfonos de los sospechosos, pero el temor a que le pasara algo al niño se adueñó de los investigadores.

Gracias a las intervenciones, averiguaron en unas horas que los presuntos raptors se habían trasladado a Parla (Madrid) a una vivienda del amigo de confianza que no solo les había dejado su casa, sino también toda la infraestructura necesaria para que se ocultara el tiempo necesario . Se trataron de buscar una coartada e impedir que los localizaran. Ofrecieron un vehículo distinto, un garaje para explorar el vehículo utilizado en el secuestro, al que se le permitiría usar un teléfono con el teléfono y comunicarse con otros miembros de la familia. El objetivo único: que no encontraran al pequeño.

Era este amigo, según revelaron las escuchas, quien iba a encargarse de comprar lo necesario para el baby mientras el padre y el abuelo se escondían. El papel de la abuela paterna era proporcionar el dinero y poner al corriente de lo que iba a suceder al abogado. Según los investigadores, el letrado sabía eran las intenciones de la familia y les había asesorado sobrio cómo llevar a cabo toda la operación. De hecho, llegó a consejarles que no llevaran al niño al médico porque eso le podría acarrear problemas al progenitor.

Aparece también el hermano del padre, quien indica otros movimientos para eludir el control y se iba a ocupar de editor y manipular posteriormente unas imágenes para simular qu’era la madre la que habría montado un espectáculo después de arrepentirse de dejar al niño con su progenitor . Quería agarrar un video en el momento de la sustracción. Además trató de acudir a un pediatra que les redactó un informe desfavorable para la madre en el que se déjara claro que el menor no estaba siendo bien tratado.

Solo el padre y el abuelo están en prisión, en la cárcel de Zuera. A la abuela y al amigo que les ayudó, se les atribuye pertenencia a grupo criminal y sustracción parental de menor de edad.

No era la primera vez que el padre pretendía arrebatarle a la criatura, al parecer. La mujer había presentado una solicitud de separación en julio, ya que abandonaría Ibiza y regresaría a Madrid. A esa preguntó los sucedieron mensajes de whatsapp de él enviados a amigos y familiares en los que la acusaba de haber raptado al niño porque no le dejó verlo. El abogado de ella, Joan Cerdà, señala que abrió un procedimiento por violencia machista después de que a mediados de agosto su expareja la persiguiera en moto primero e intentara en otro episodio llevarse al pequeño. El juzgado no acordó la orden de protección solicitada por ella, argumentando que el presunto autor vivía en Loeches (Madrid) y no en Ibiza. Ahora, es probable que el juzgado de Calatayud se inhibiera en el que lleva la causa de violencia. Ambos habían solicitado la custodia del pequeño, pero aún no hay decisión judicial.