ser mujer

Venimos de un estirpe de mujeres y matriarcas pilares en la casa, enfermeras de los suyos. Pastoras, mano de obra en el campo; mujeres rurales en esta franja del oeste; padres y madres tantas veces en un solo cuerpo. Recuerdo a las mujeres de Aliste y Sanabria en la era con los muchachos atados a la cintura y la hoz en la mano; el tacto áspero de las vendimiadoras de Toro, con el rostro curtido por el sol y el aire. Recuerdo a las mujeres con las yuntas de bueyes llevando la paja a los mederos, cocinando en el fuego bajo, modelando el barro con sus manos, alfareras de la vida. Mujeres, heroínas, fuertes, dignas, que sembraban en la tierra nuestras raíces. Venimos de esas mujeres a las que el lenguaje inclusivo importaba una mierda, pero se lesentendre todo. Carne, hueso y corazón, cimiento. Bravas, valientes, hacedoras de nuestra historia, motor de desarrollo en el medio rural aunque no pudiesen ser agricultoras o ganaderas a título personal. Mucho ha recorrido desde entes. Ser mujer no es el manual de hábitos que pretenden dictarnos desde el ministerio de la (des)igualdad que ha logrado dinamitar desde dentro al propio feminismo. Siempre peearé por la igualdad, la libertad y el respeto, pero celebro el 8M trabajando desde que el feminismo ha sido prostituido, secuestrado por unas pocas. Ser mujer es mucho más que los delirios que alejan a la sociedad del verdadero feminismo, que criminalizan al hombre –necesario compañero de camino y de lucha– con su discurso del odio; que señalan con el dedo a las que no comulgamos con sus ruedas de molino. Venimos de mujeres que trabajaron como animal dentro y fuera del hogar y nunca cotizaron por lo uno ni lo otro. Regular, normalizar su situación, poner sobre la mesa una júbilo, una compensación para las amas de casa; dotar al medio rural de las herramientas necesarias para el teletrabajo y el emprendimiento (algo tan simple como una buena cobertura de internet), seguramente serán medidas prioritarias para favorecer a gran mayoría de mujeres. Esto, su paz y su pan, es lo que todavía las aísla y discrimina. Ser mujer es no morir en el intento de serlo, mirar de frente, pisar la tierra, tocar el cielo. No necesitábamos alforjas tan llenas de absurdos para tan apasionante viaje.