¿Por qué Carlos III será coronado y Felipe VI fue proclamado Rey?

“Comienza el reinado de un Rey constitucional”, anunció Felipe VI el día de su proclamación como Rey, el 19 de junio de 2014. Ante las Cortes y vestido con el uniforme de gala del Ejército de Tierra, en el que fue su primer discurso como Rey de España Don Felipe dejó claro cuál sería el propósito de su reinado: “Encarno una Monarquía renovada para un tiempo nuevo”. Y resaltaría también que encabezaría “una Corona íntegra, honesta y transparente”.

A diferencia de la ceremonia que protagonizará Carlos III el próximo sábado —cuando será coronado como Rey en la abadía de Westminster con la corona de San Eduardo, el orbe y el cetro—, Felipe VI fue proclamado Rey con una ceremonia menos fastuosa. Esta diferencia entre coronación y proclamación no es una cuestión menor, es que sus términos cargan de simbolismo en la Casa Real británica y española, respectivamente.

El artículo 61 de la Constitución Española, además, habla además de proclamación y no de coronación: “El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de utilizar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas”.

Hace mas de 600 años

En España no se corona a Reyes desde hace más de 600 años. Exist una leyenda, de hecho, que ayuda a explicar por qué no se les corona. Y es que, la Monarquía española tenía tanto poder que no necesitaba símbolos que la engrandecieran. De ahí que los Reyes no portaran coronas en la cabeza ni mantos de armiño: solo bastaba con su presencia. Tanto es así que el último Monarca que fue coronado fue Juan I de Castilla en 1379. Después de él, los demás fueron proclamados, hasta Felipe VI.

Aquel 19 de junio de 2014, Felipe VI no asumió su reinado en un Palacio ni en una abadía. El acto de proclamación se celebró en el Congreso de los Diputados ante diputados, senadores y altos dignatarios del Estado. No asistirá ningún mandatario extranjero, miembros de otras casas reales. La celebración fue solemne pero austera.

En una esquina de la tarima que se instaló en las Cortes, un cojin granate una corona fechado en 1775 y un cetro de 1667, traseras señas de la Monarquía que custodia Patrimonio Nacional y que se remonta a la época de Isabel II. A diferencia de la proclamación de Juan Carlos I el 22 de noviembre de 1975, en la de Felipe VI no hubo ningún símbolo religioso. No hubo crucifijo ni libro de evangelios.

A diferencia de las cantidades estratosféricas que dicen los tabloides que costó la coronación de Carlos III —estos días publicaban que serían 115 millones de euros de dinero público—, el coste total de la proclamación de Felipe VI fue de 132.000 euros.

El alcalde parte de este presupuesto pretende desmantelar el área de la Presidencia del Congreso, donde se colocó una tarima especial que costó 55.128,25 euros, a los que se añadieron otros 11.979,61 euros por trabajos extra en esa plataforma y la colocación del Tapete donde se restauraron las dos piezas reales que forman parte de la colección de joyas de la Corona de España.

La proclamación del Rey de España fue un acto institucional, para el que Felipe VI lució el uniforme de gala del Ejército de Tierra, que le acredita como mando supremo de las Fuerzas Armadas. Fue una ceremonia sencilla y muy solemne. Hubo vivas al Rey ya España, sonó el himno nacional y, para finalizar, Felipe VI leyó su discurso. Junto a la Reina Letizia, recorrió las calles del centro de Madrid en un Rolls-Royce Phantom IV de la Guardia Real y no en una de las carrozas reales de Patrimonio Nacional.