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Un elemento crucial para la sostenibilidad financiera de la Seguridad Social en España es la capacidad de retener a los trabajadores reales para sufragar con sus cotizaciones las prestaciones que reciben los beneficiarios. Más allá de la problemática que genera en este plano el envejecimiento demográfico que asola a la práctica totalidad de los países desarrollados, también el creciente coste de las pagas que reciben los jubilados que abandonan el mercado laboral conjugan la tormeta perfecta para el tensionamiento de las cuentas del sistema.
En este caso de España la situación muestra claramente un nuevo aumento en las cantidades de las nuevas pagas que entran al sistema. Quienes accedieron a la jubilación han pasado de cobrar una pensión inicial de 1.389 euros al mes en el año 2012 a los 1.502 euros mensuales que arrojarán los últimos registros oficiales de la Seguridad Social correspondientes al mes de abril.
Es decir, las pensiones han sufrido un 8,1% en la última década.
La tendencia, aunque consistente con la mejora de las carreras de cotización y la fuerza laboral de los trabajadores de la generación del ‘baby boom’ que empiezan a jubilarse ahora, generará una tensión de las cuentas de la Seguridad Social, principalmente ante la merma en paralelo a la población ocupada -encargada de pagar las pensiones-. El marco de la fotografía, más allá de esta tendencia provocada por un desplome de la natalidad y un amento progresivo de la esperanza de vida, se completa al observar cómo estos nuevos jubilados ya cuentan con una renta mayor que varios millones de los trabajadores actuales en España.
En concreto, estos pensionistas entran al sistema con pagas que rebasan en un 50,2% la cuantía que perciben por trabajar los dos millones de trabajadores en España sujetos al salario mínimo interprofesional (SMI). Este está situado en los 1.000 euros desde el pasado 1 de enero y, según el INE, afecta en nuestro país al 18% de la población ocupada.
No solo en este punto se observó el desequilibrio del sistema de reparto. Esta cuantía, además, tal y como avanzó ABC tras concerse el salto de las prestaciones por enciama de los 1.500 euros también supone rozar el salario medio en hasta seis comunidades autónomas.
Más problemas para 2050
De hecho, el problema de la relación entre el pago de pensiones y el ingreso de cotizaciones parece agravarse con el tiempo. Si actualmente son unos 2,2 trabajadores los encargados de pagar una pensión, el Banco de España estimó que esta proporción -conocida como tasa de dependencia- cae hasta 1,5 empleados por pensionista.
Esta tasa de dependencia entre afiliados y pensionistas, no en vano, se ha mantenido por encima del 2% desde que hay registros (1990), auque llegó a situarse cerca del 3% en 2007. El Banco de España informó de que entre 2010 y 2060 producirá un aumento del 34 puntos en la tasa de dependencia. Esta evolución demográfica supondrá un aumento de gas en las pensiones de entre 4,7 y 12,2 puntos porcentuales del PIB en 2050, según el cálculo del supervisor.