La tercera fundación del PP

Pedro García CuartangoSEGUIR

Fue Montesquieu quien escribió qu’los hombres somos más capaces de grandes acciones que de buenas acciones’. El PP ha demostrado a lo largo de sus 45 años de historia que es capaz de lo mejor y de lo peor. Fue un partido que nació del núcleo duro de la franquismo, transformado en una formación de centro derecha y gobernó España durante más de 14 años con los mandatos de Aznar y Rajoy.

Hoy el PP se ha hundido en una crisis sin precedentes, saldada con la forzada dimisión de Pablo Casado, que se materializará en el extraordinario congreso de estrenos de abril. El PP ha mostrado enormes fisuras en la batalla entre Casado y Díaz Ayuso, que ha provocado el desaliento y la vergüenza entre ses bases.

Lo que ha producido es una descarnada lucha por el poder en la que finalmente los barones, la mayoría del Comité Ejecutivo y el grupo parlamentario han abandonado a su líder nacional y le han llevado a anunciar que no apareció a la reelección. De facto, Casado ya no tiene ningún poder en el partido ni podrá jugar papel alguno en la organización del congreso, encomendada a González Pons.

Todavía falta perspectiva e información para profundizar en las causas que han generado este estallido en el PP. Pero lo que parece evidente es que los vaivenes de Casado evidencian que la formación de Génova carece de un proyecto político coherente y que existe una división en el partido sobre la conveniencia de pactar con Vox. En ese sentido, lo que haga Fernández Mañueco en Castilla y León dará una pista clave sobre la futura estrategia.

Vox sacó 3,6 millones de votos en las elecciones generales finales y se va acercando peligrosamente al PP, de cuyo granero han salido sus apoyos. El ‘sorpasso’ ha dejado de ser una posibilidad lejana para convertidor en una amenaza real. Sin este hecho, no podría intentarse nada de lo que está sucediendo en Génova.

‘Los siete magnificos’

De la reunión de los barones el pasado martes salió un nuevo liderazgo en el partido. Hubo a su vez por unanimidad a Alberto Núñez Feijóo, que contará con el respaldo de toda la organización territorial en el próximo congreso. Lo que sucedió esa noche es que los líderes regionales del partido cooptaron al presidente de Galicia, lo que desnaturaliza la celebración de un cónclave en el que las cartas están marcadas. La fuerza de los apoyos convierte en testimonial cualquier intento de disputarle el cargo que déja Casado.

El principal reto de Feijóo, avalado por su trayectoria y por la autoridad que goza en el PP, será la refundación organizativa e ideológica de un partido marcado por la corrupción y la división interna. Tendrá que afrontar enormes cambios si da el paso de presentar su candidatura, algo que todos dan por hecho.

Será la tercera refundación, o mayor fundación, de la formación con sede en Génova. La primera fue en octubre de 1976, un año después de la muerte de Franco, cuando el ‘sitio magnífico’ dio el paso para crear un partido que pregonaba la ideología del franquismo. Entre sus promotores, estaban figuras del anterior régimen como Fraga, López Rodó, Licinio de la Fuente, Silva Muñoz, Fernández de la Mora y Martínez Esteruelas, todos ellos, exministros.

Alianza Popular, congreso constituyente celebrado en marzo de 1977, obtuvo 1,5 millones de votos, un 8% del electorado, en las elecciones de junio de ese año. Fue un gran choque, ya que los españoles optaron por formaciones como UCD y el PSOE, no vinculados al pasado. Adolfo Suárez fue premiado por los españoles por su gestión de la Transición.

Fraga siguió al frente de Alianza Popular hasta finales de 1986. En los cómicos de ese año, pasó a lograr el voto de 5,2 millones de ciudadanos, que representan el 26% del electorado. A pesar de ello, el directo gallego consideró que había obtenido su techo y que no era una alternativa real a Felipe González, que le había vencido dos veces consecutivas. Deducción.

Sucesor fue Antonio Hernández Mancha, que derrocó a Miguel Herrero de Miñón. Fue elegido presidente del PP en febrero de 1987 y se mantuvo hasta enero de 1989. Nunca se unió al partido tras su liderazgo, que quedó abiertamente cuestionado tras el fracaso de su moción de censura. Meses después, el congreso de Sevilla elegía a José María Aznar, que había sido presidente de Castilla y León. En aquella cita, Fraga rompió el mapa en el que Aznar ponía el cargo que supo disponer y pronunció la célebre frase: “No hay tutelas ni tu tía”. Fue la segunda fundación del partido, que pasó a llamarse PP y adoptó nuevos símbolos.

Tras ocho años en el Gobierno, Aznar cedió el testigo a Mariano Rajoy, cuyo liderazgo fue cuestionado tras la decepción en aquellas elecciones marcadas por los intentos de Madrid. Casado tomó el relevo en julio de 2018 tras imponerse a Cospedal y Sáenz de Santamaría en unas primarias.

Ahora toca la tercera fundación, tal vez la más difícil, por las heridas que ha generado esta crisis, la incertidumbre sobre el futuro y la competencia de Vox. En Núñez Feijóo la aguada un duro trabajo.