José Luis Torró: El tatuaje de Nomdedéu

El secretario autonómico de Empleo de la Comunidad Valenciana, que por mera razón de herencia se llama Nomdedéu, ha tatuado en la parte interior de su antebrazo, à la altura de la muñeca, una gráfica con la que pretende homenajearse por la reducción de las cifras del paro, según él mismo ha dado a conocer en redes sociales, de las que se han hecho eco varios medios de comunicación.

De algún modo ha traicionado a su propia biografía y a su peculiar manera de hacer política. Hasta ahora sus muchos comentarios, siendo sobre todo muy ácidas sus críticas, y de lo más acerbas las lanzadas contra el Partido Popular, aparecieron en Twitter y en medios de comunicación y no en su propia epidermis. Espalda y cara tiene para ocuparla si así lo considera desde ahora.

Como no debe contar con demasiadas razones para su propia vanagloria, dado que seguimos sin saber cuántos son los fijos discontinuos que hay en España y en nuestra Comunidad, el tatuaje resulta bastante birrioso, sin forma artística alguna que no sea una simple línea horizontal de color rojo. En negro aparece el diente de sierra de subidas y bajadas de la desocupación, pero no añade cifras ni porcentajes, ni una frase inmortalizadora de la gesta. Nada que ver tanta parquedad con el barroquismo churrigueresco, con el que tantos y tantos jugadores de fútbol han mancillado su cuerpo con figuras abigarradas visibles en todas las partes que no cubren las pritas deportivas, tal como hemos vuelto a ver en la final de la Copa del Rey del pasado sábado.

La sencillez de la gráfica del secretario autonómico de Ocupación, que también lo es director general de Labora tiene sus ventajas. Según puede producir cambios significativos en el mercado laboral, que a buen seguro mejorarán a del próximo mes con el nuevo gobierno de Carlos Mazón, Enric Nomdedéu podrá hacer malabares de manos y juegos, según las mover, el trazado ya grabará a favor del Botanic o no. Y podrá disimular, si así conviene que ese 13,5% no deje de ser un porcentaje del todo ominoso, sobre todo para aquellos que siguen incluidos en la estadística.

Nomdedéu justifica su tatuaje diciendo sentise “orgullós de la feina feta”. Cada uno se vanagloria de lo que su propia vanidad narcisista le dicta, pero un mínimo de pudor aconsejaría dejar para pieles ajenas buena parte del éxito de la reducción del desempleo, en el que algo habrá tenido que ver el impulso y riesgo de millas de grandes , medianos y pequeños empresarios valencianos, incluidos los autónomos.

Pese a ser muy elevado el crecimiento de la ocupación por la multiplicación de contratos en el sector público –no pocos de ellos cargos políticos con sus correspondientes asesores — la mayoría de las contrataciones las han propiciado emprendedores valencianos a los que se les debe hacer justicia, en vez de insultarles como suelen hacer algunas de las intrigantes camaradas del Botànic.

Cabe preguntarse, por último, si la labor de Nomdedéu en pro de la creación de empleo hubiera sido mucho más rentable y satisfactoria si él, como responsable de conseguirlo, hubiera empleado todo su tiempo en intentarlo en vez de darle tanto al teclado. Porque por lógica, horario y presencia en el despacho, lanzar 87,900 tuits, tal como acredita su cuenta del pajarito, y además redactar más de dos mil artículos periodísticos, tiene que haberle ocupado buena parte de su jornada de trabajo.

La verdad verdadera permite llegar a una deducción de lo más racional, que mientras él –Enric Nomdedéu— tuiteaba y zascandileaba con la fruit, frecuencia y empeño con que suele hacerlo, el empresariado valenciano creaba empleos y no se tattoo los que iba consiguiendo.