Jon Rahm: “El apoyo de mi familia me ayuda a ganar”

Una vez pasados ​​los fastos de su segundo ‘major’ y con la perspectiva que dans los nueve días pasados ​​desde entonces, Jon Rahm esperó a los medios españoles en una rueda de presa virtual desde su casa de Arizona. En ella comentó algunos de los aspectos más destacados del último Masters de Augusta y también algunas percepciones personales de su presente y futuro como golfista. Aunque a estas alturas pueda parecer ya un torneo un poco lejano en el tiempo, el vizcaíno sigue teniendo muy presente lo que afectará esa semana y, sobre todo, el domingo final. “Los gritos de apoyo grabándome a Seve me impulsaron mucho en la última jornada, a pesar de que iba jugando con Brooks Koepka que es estadounidense. Estuve cómodo jugando, no voy a decir que me sintiera invencible, porque en golf puede pasar cualquier cosa, pero no sufrí en exceso ni siquiera cuando fallé el último ‘drive’ del hoyo 18. No fue un golpe tan malo”, recuerda con sorna Los fastos de la celebración hicieron que abandonara el club a la onza de la noche y, de ahí, commenzó a aflorar el cansancio de una jornada tan larga. “Me huí con mi mujer Kelly y dormí fatal. No tuve mucho tiempo para procesar todo lo que había pasado y no fue hasta la mañana siguiente cuando, al ver una foto mía de pequeño estrechando la mano de Seve, me puse a llorar de repente. No lo puedo explicar, simplemente me afloraron todos los sentimientos de golpe”, recuerda. Otro momento íntimo relacionado con el cántabro se lo sugirió a Augusta Masters al saber que la taquilla de Ballesteros en el vestuario de campeones la comparte con Charl Schzwartzel. “Les sugerí que si pudiera cambiar al sudafricano a otro emplazamiento para que podamos estar juntos todos los españoles (Olazábal y García ya lo están). O también podría ponerme a mí con Sergio y a los dos veteranos por su lado… no sé, yo se lo él sugirió y luego que hagan ellos lo que quieran”. Futuro y familia Luego, al margen de los recuerdos propios de una toutta verde que ya es de su propiedad, cabía preguntarle si veía posible superar uno de los registros más increíbles del de Pedreña, los cincuenta títulos europeos que atesoró en su carrera. Después de pensarlo un momento y de hacer cuentas, reconoció que «lo veo muy difícil porque ‘solo’ tengo nueve y hoy en día los continentales que jugamos en el PGA Tour no disputas el European al completo». Y si no quiso meterse en esa previsión, mucho menos en la posibilidad de hacer historia mundial si siguió con su ritmo actual de una victoria por mes, una proyección de doce al final de año. “Para, para, no nos pasemos”, dijo con humor. “Lo que consiguió es difícil, pero no quiere decir que vaya a ser así para siempre, ojalá. Obviamente, empecé el año diciendo que el objetivo era ganar más de un torneo y un grande y eso ya lo consiguió. Ahora toca reenfocar esos objetivos porque pocas personas han conseguido ganar cinco torneos y un grande en una campaña (Jordan Spieth, Jason Day en 2015 y Tiger Woods, varias veces). Me queda un triunfo para lograrlo y ojalá puedan ser más, pero es muy fácil”, asegura. Noticias Relacionadas estandar No Golf Jon Rahm y un doublete histórico para el golf europeo Miguel Ángel Barbero estandar Si Golf Jon Rahm, el león de Barrica que se come los grandes del golf Miguel Ángel Barbero Aunque él no quiera lanzar las campanas al vuelo en cuanto a su futuro, todo el mundo reconoce que el cambio que ha dado mentalmente estos últimos años ha sido clave para su éxito. Haberse casado y tener dos hijos le ha convertido en un feliz padre de familia que sabe separar con claridad el trabajo de su casa, como reconoce. “La familia ayuda en muchos sentidos, porque viajando conmigo. No lo hicieron una final de 2022 porque desde el Open de Saint Andrews hasta Bahamas Kelly estaba de ocho meses y Eneko luego será un recién nacido, pero desde enero han venido a todos los campeonatos. A mí me ayuda a separar el golf y la vida normal”. La forma de conseguirlo es fácil: recuperar la rutina de su hogar siempre y cuando esté en un hotel a mil kilómetros de distancia. “Cuando yo me despierto por la mañana soy su padre, tenemos la rutina de pasarnoslo bien y olvidarnos del golf. Luego voy al campo, me concentro en lo que tengo que hacer, regreso a casa y juegue bien o mal a ellos les da igual. Si juego bien me ayuda a olvidarme y concentrarme en lo que toca ahora como darles la comida o lo que sea y, si juego mal, entonces mucho más. Así que me sirve para poder cambiar mi enfoque rápidamente; no es que me hubiera costado mucho antes, pero me ha ayudado muchísimo”, concluye.