A elecciones inéditas, resultados ‘históricos’. Con tantos factores en juego en unos comicios únicos en su especie en Castilla y León será prevenir que lo que saliera de las urnas se alejara de lo ‘normal’ de anteriores comicios en la Comunidad. Influia casi de todo. Era la primera vez que se producía un adelanto electoral en estas tierras, nunca antes se había votado tampoco en pleno mes de febrero ni evidentemente coincidiendo con los ojalá últimos coletazos de una pandemia que ha aislado el planeta y con el ‘boom’ de partidos localistas y de la llamada España Vaciada. Además, se sabía que la cita tenía del 13-F tenía desde que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, las convocó el pasado 20 de diciembre una clara lectura nacional al presentar como una prueba más de lo que podría pasar a nivel nacional en el camino emprendido por el PP para tratar de reconquistar La Moncloa -tras los magníficos resultados en Galicia y en Madrid-.
Como muestra de ello, el desembarco diario de cargos populares, pero también de ministros y direntes socialistas y del restaurante de formación, justificado por seguramente era en el único lugar del país donde había convocado unos comicios y porque el escenario político, tan incierto en los últimos años, puede que lo demandera.
Como consecuencia de todo este ‘cóctel’, la voluntad de los ciudadanos de la Comunidad ha querido dar al PP el triunfo con un menor respaldo de toda la historia autonómica. Nadie antes había vencido en unos comicios autonómicos en Castilla y León con menos de un 32 por ciento de los votos -31.8 concretamente- y muy por debajo de los 400.000 sufragios -en torno a 380.000-. De hecho, a falta del recuento de unos pocos cientos de sufragios de los residentes extranjeros que lo confirma, es el peor resultado del PP -antes AP- en toda la democracia, inferior incluso tanto en votos -55.000 menos- como en porcentaje -apenas seis centésimasque en la histórica derrota del año 2019, motivada posiblemente en parte en aquella ocasión por la cercanía con las elecciones generales.
Pesa un lo estrecho en el ‘marcador’ final entre PP y PSOE, si hay un precedente aún más emocionante. Fue en 1987 cuando era Alianza Popular la que concurría. Tras perder cuatro años antes con los socialistas, se producirá un empate técnico con triunfo por apenas 5.000 votos (ahora han sido 16.000) de la formación dirigida por aquel entonces por José María Aznar.
Victorioso en el ‘cara a cara’
El resultado fue un reparto de 42 procuradores, que fue deshecho finalmente gracias a un acuerdo ‘in extremis’ con CDS qu’allowió ponerse al frente de la Junta al que años más tarde sería presidente del Gobierno.
En todos los casos, pese a lo configurado del triunfo, el PP puede sacar pecho de haber sido la formación más votada en el 68 por ciento de los municipios de la Comunidad. En concreto, se impuso en 1.529 localidades de las 2.248. Mientras, el PSOE venció en 483 y, sorprendentemente, el tercer partido con más victorias fue Soria ¡Ya!, con 93.
Además, el partido liderado en la comunidad por Alfonso Fernández Mañueco ha quedado por delante del PSOE en 1.700 municipios -más de siete de cada diez-, mientras que los socialistas solo han superado al PP en un total de 548. Además, mientras que los los populares han quitado el primer puesto a los dirigidos por Luis Tudanca en 224 localidades, el PSOE remontaba a los populares en 87 casos, con Aguilar de Campoo como el más significativo.
Mientras, el voto de Vox -gran triunfador de la noche al lograr 13 escaños y casi un 18 por ciento de los votos- se ha repartido de manera homogénea en todas las provincias, con un porcentaje de entre el 15% y el 20% de las papeletas, salvo en Soria, donde la pujanza de la formación local Soria ¡Ya! la dejó con un 11,5%.
En las capitales de provincia, Vox tuvo un rendimiento similar al del conjunto de la circunscripción, aunque ligero por debajo. De hecho, excepto en las ciudades de León y Burgos, en el resto ha tenido porches de voto inferiores al de las respectivas provincias.
Además, la formación dirigida por Santiago Abascal ha sido el partido más votado en 80 localidades de las 2.248 de Castilla y León. El alcalde de todas, Boecillo (Valladolid), de poco más de 4.000 habitantes. Además, ha sido la principal formación del bloque de la derecha, por delante del PP, en 140 localidades, con Villaquilambre (León), de 15.000 habitantes, como principal. También ha recibido más del 50 por ciento de los sufragios en disputa en ocho municipios, todos ellos de pequeño tamaño. El alcalde de todos, Villán de Tordesillas (Valladolid) con poco más de un centenar de habitantes.