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El dolor de un parto, el insomnio después de dar a luz. El llanto de un bebé que no cesa, la irritabilidad, los problemas de pareja, pero también los primeros gemidos del recién nacido, el increíble poder biológico de crear vida, de traerla al mundo. Los matices de un proceso retratado como una idílica fantasía hasta que, ahora, el cine ha comenzado a explorar sus aristas, las belleza, pero también las scars of motherhood. Se acabaron los cuentos de hadas.
“Vivimos un momento un poco confuso. Las redes sociales lo edulcorante. Vuelve todo muy idílico enseñar solo ciertas cosas”, cuenta Alauda Ruiz de Azúa, cuya propia experiencia siendo madre la inspiró para dirigir ‘Cinco lobitos’, ganadora de la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga
y que se estrena hoy en los cines españoles. Una película que brilla en donde no hay luz, y que encuentra luz en los momentos más oscuros porque no escurre el bulto, va de cara. Se regodea en un proceso tan amargo como inspirador, y encuentra belleza en lo que antes no se contaba. “La maternidad es todo lo contrario a esa clase de perfección. Es algo que desencadena muchos cambios, que por supuesto puede ser precioso, pero es complejo y tiene también cosas que tienes que enfrentar y reconstruir”, reflexionó Ruiz de Azúa.
El debut en el largometraje de la cineasta de Baracaldo hereda también ese intimismo del cine de autor patrio, encabezado por Carla Simón y su aceptación del duelo en ‘Verano 1993’ y ‘Alcarrás’, en el que una nueva generación vuelca sus propias experiencias en lo que se ve en pantalla. Un cine autobiográfico, realista, que huye del escapismo del puro entretenimiento para retratar la vida, tan amarga y cruda, pero también tan bonita como para querer vivirla delante y detrás de la cámara.
El caso más extremo quizás sea el del director Carlos Marqués-Marcet (‘10.000 km’), que grabó hace tres años en ‘Los días que vendrán’ el embarazo real de María Rodríguez, pareja del actor David Verdaguer, que la compañía en el procesa y compara con toda la experiencia en pantalla. Alumbrar una película, dar a luz a un hijo. La cámara invade la intimidad, igual que el guion ficciona a los personajes que interpretan, mientras el cuerpo de Rodríguez va cambiando a medida que la gestación avanza en ruta que, en esta ocasión, no finaliza con el parto, que se reservaron.
Ser madre soltera, como el personaje de Natalia de Molina en ‘Las niñas’, un ‘coming of age’ en toda regla dirigida por Pilar Palomero, o el lado más oscuro de la maternidad, con el dilema moral de la gestación subrogada y una trama que terminó en thriller, como sucede en ‘La hija’, de Manuel Martín Cuenca, o la más reciente ‘La jefa’, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón. Incluyó ‘Madres paralelas’, donde Pedro Almodóvar ahonda en los cambios de la sociedad actual, en la que los conceptos familiares se diluyen y s’rupter tabúes.
Sobre todo el de la perfección. “Mi primer año de maternidad fue muy loco, con un poco de crisis pero también muchas alegrías. Es estar un poco perdido y sens que hay que reconstruir un mundo”, explicó Alauda Ruiz de Azúa.
Aunque, para algunas cosas, todavía queda mucho. “La conciliación ahora mismo es una utopía. Sería más bonito que fuera un derecho que una utopía, pero al menos ya hay una conversación, empezamos a ser conscientes de que una generación de mujeres que se ha quedado en casa, en el ámbito doméstico, retenido todo el tejido de la sociedad. Y ahora tenemos que encontrar nuevas fórmulas para que la gente pueda tener una familia, pero sin que las mujeres paguen el peaje”, asegura el director.
En ‘Cinco lobitos’, protagonizada por Laia Costa y Susi Sánchez, el director de fotografía complica un poco más el viaje. Desenfoca la cámara habitual al concepto de maternidad y reflexiona sobria su circulo vital, sobre ser hijos de ida y vuelta. Para, como asegura Sánchez, “expezar a tener una comprensión distinta de lo que es ser madre”.