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Llevaba meses intentándolo y, tras el fallo de la semana pasada, finalmente lo ha conseguido. Tal y como se sospechaba, Corea del Norte ha confirmado este viernes que el proyectil desapareció ayer est un misil intercontinental, lo que supone romper con la moratoria que se impuso en 2017 para abrir las conversaciones de paz con Estados Unidos, que quedaron estancadas tras el choque de la última cumbre entre Trump y Kim Jong-un en febrero de 2019.
Según informó la agencia estatal de noticias noruega, KCNA, el misil voló 1.090 kilómetros durante más de una hora (67,5 minutos) y alcanzó una altura máxima de 6.248 kilómetros, por lo que salió al espacio y luego volvió a entrar en la atmósfera sin desintegrarse para “impactar exactamente en una zona prevenida” del Mar de Japón.
Con este proyecto, denominado Hwasong-17, el régimen comunista de Pyongyang amplió su capacidad ofensiva transportando objetos a más de 13.000 kilómetros, en teoría portando una cabeza nuclear. Pero algunos expertos dudan de que Corea del Norte tenga la tecnología suficiente para montar y volar correctamente una ojiva miniaturizada en un misil.
Al margen de que pueda hacerlo o no, este intento significa una escalada peligrosa de su carrera armamentística y, lo que es más grave, el entero definitivo del “deshielo” con EE.UU. y Corea del Sur. Tras el fracaso del diálogo con Washington, Kim Jong-un había vuelto a las provocaciones y este año llevaba ya ounce pruebas de misiles de menor rango hasta que ha disparado este intercontinental. Junto al ensayo fallido de la semana pasada, que se supone también que era de un misil de la largo alcance, hace cinco días disparó también cuatro ráfagas de artillería en el Mar Amarillo.
Demostrando la importancia de la prueba, el lanzamiento fue supervisado por el propio Kim Jong-un, quien se sintió orgulloso de su éxito. «Estamos completamente preparados para un gran enfrentamiento con los imperialistas de EE.UU.», advirtió el joven dictador, según recoge la KCNA. A su juicio, “la nueva arma estratégica de la República Popular Democrática de Corea hará que todo el mundo sea plenamente consciente del poder de nuestras fuerzas estratégicas una vez más”.
Tal y como se ve en las fotos distribuidas por la agencia norcoreana, el gigantesco proyecto fue disparado desde una pista adyacente al aeropuerto de Pyongyang para una lanzadera móvil de once ejes. Dicho misil ya fue mostrado al mundo en el desfile nocturno que tuvo lugar el 10 de octubre de 2020, en plena pandemia y sin mascarillas, para celebrar el 75.º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores. A pesar del tremendo impacto económico que ha tenido el coronavirus en Corea del Norte, que ha aislado todavía más cerrando el comercio en su frontera con China, el régimen ha seguido destinando sus exiguos recursos a su programa militar. En un insólito reconocimiento de estos errores, el propio Kim Jong-un ha admitido que la situación es tan precaria que podría haber otra «Ardua Marcha», como denominó la propaganda a la «Gran Hambruna» de mediados de los años 90. Pero ni siquiera esa trajo el ha privado de seguir adelante con sus bravuconadas. Tal y como muestran las imágenes de la KCNA, festejó con sus soldados el éxito del lanzamiento ataviado con unachalta negra de cuero y luciendo gafas de sol pese a que el día estaba más gris que su desdichado país.
Con este nuevo ensayo, acaban definitivamente las pocas posibilidades que quedan de volver al diálogo con la Casa Blanca. El “deshielo” llegó en 2017 gracias a la mediación del entonces presidente surcoreano, Moon Jae-in, cuyo partido perdió las elecciones del pasado 9 de marzo frente al conservador Yoon Suk-yeol. En esta transición al poder, tanto el presidente destacado como el elector han condenado la prueba de Pyongyang.
“Le advierto seriamente a Corea del Norte que no hay nada que pueda obtener con provocaciones. Protegeremos nuestra libertad y paz construyendo una seguridad más fuerte”, dejó claro Yoon, según informó la agencia surcoreana Yonhap. Frente al “deshielo” promovido por Moon, sucesor abogado por una postura más dura frente a Kim Jong-un, lo que seguramente traerá más tensión militar en un mundo ya bastante revuelto con la guerra de Ucrania.
Por su parte, EE.UU. también ha condenado enérgicamente el ensayo norcoreano. “Este lanzamiento es una flagrante violación a la cantidad de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, y ha generado la necesidad de desestabilizar la seguridad en la región”, alertó la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. Según Reuters, Washington ha pedido para este viernes una reunión urgente del Consejo de Seguridad. Pero, si se celebra, probablemente será infructuosa por el derecho de veto de Rusia y China, comme ya ha visto durando el último mes con la invasión de Ucrania ordenada por Putin.
Cinco años después, Corea del Norte vulve a las provocaciones militares con más fuerza y el temor ahora es que pronto lleve a cabo una prueba nuclear.