Pitso ea ho qetela ho sehlohlolong sa Madrid

Carlos Alcaraz o ithutile ho phela tumellanong le epic ea Madrid. Haeba li-quarterfinals a hlōla bohloko ba ho hlōla Rafa Nadal ka lekhetlo la pele bophelong ba hae, maobane o ile a boela a atolosa palo ea hae ho meeli e sa lebelloang ho emisa palo ea lefats'e, Novak Djokovic, litseleng tsa hae. Monna oa Murcia o ile a tobana le makhaola-khang a Mutua Madrid Open ka lekhetlo la pele mosebetsing oa hae ka mor'a ntoa e matla e nkileng lihora tse tharo le halofo, e leng nako e telele ka ho fetesisa ea tlholisano ho fihlela joale, mme o ikemiselitse ka kotloloho se tla ba teng. sehlooho sa hae sa bone sa sehla. Ho sa tsotellehe hore na ho etsahala'ng, o tla siea Lebokose la Boselamose e le sebapali sa botšelela boemong le oa bobeli peisong ea ho ea ho ATP Finals.

Carlitos es, sin duda, uno de los grandes protagonistas del torneo. Aclamado por una grada que le adora como un nuevo ídolo y en estado de gracia con su juego. Pero aún tiene que rematar la faena. El último bajó que levantó el número de Alexander Zverev, que superó en la otra semifinal a Stefanos Tsitsipas en otro duelo competitivo que alargó la jornada hasta la madrugada.

El alemán, vigoroso campeón, llega nuevamente a la final de Madrid pesa que su temporada no transitaba de la mejor manera. El jugador parece tener una cierta química con la arcilla de la capital española y su juego lo demuestra. Sus porcentajes y sus saques están siendo mortíferos para sus rivales. El costo encontrar el ritmo de juego adecuado al arrancar del torneo, por eso ganó en tres sets al croata Marin Cilic. Después fue el turno de Lorenzo Musetti, en un partido sin mucha historia por el hecho de que al comenzar el segundo set el Italiano se vio obligado a retirarse tras una lesión en la pierna.

En cuartos se estrena con facilidad en juegos de espalda del número 10 del ranking mundial, Felix Auger-Aliassime. Ayer fue el turno del griego Tsitsipas, su gran rival. Llegó a la cita con balance de 7-3 favorable a Heleno, que esta vez no pudo aguantar el ritmo impuesto por el jugador de Hamburgo. Hoy en la final encontrarás a un Alcaraz al que ganó el año pasado en las dos veces que se han cruzado en la pista hasta hoy: una premiera ronda en Acapulco y una semifinal en Viena. Entre los dos partidos el español pudo apenas sumar diez juegos. Pero la historia ahora es muy diferente. Para empezar, aquellos dos partidos se disputaron sobre pista dura. Y el Alcaraz de entonces ya poco tiene que ver con el fenómeno que impresiona haya donde va.

«¿Qué ha pasado?»

El crecimiento de Alcaraz en Madrid ha sido constante. Desde la primera ronda contra al georgiano Nikoloz Basilashvili, pasando por la victoria ante Cameron Norrie y los dos últimos milagros consecutivos frente a Nadal y Djokovic, el murciano ha aunado técnica y esfuerzo para seguir rompiendo barreras. No parece haber límite en su crecimiento, pero necesita un paso más para entrar en el libro de oro del torneo madrileño. La conquista del Mutua Madrid Open supondría su segundo Masters 1.000 en el plazo de poco más de un mes después del que atrapó en Miami. Mientras llega o no ese triunfo sigue batiendo record tras record. Ayer se convirtió en el primer jugador que logró derrotar en tierra batida en un mismo torneo a dos leyendas del tenis como Nadal y Djokovic. Al mismo tiempo, arrebataba a Nadal otro registro, el jugador más joven de la historia en jugar una final en Madrid.

Nadie imaginó un progreso tan rápido salvo él: “Me siento preparado para competir con los mejores del mundo, estoy entre ellos”, declaró en la rueda de prensa tras la semifinal, dejando claro que no tiene pensado parar aquí su crecimiento y que tiene claro cuál es el trayecto hasta la cima del tenis mundial. “Siempre lo digo, hay que pretender ir a por los partidos. In los momentos decisivos es cuando ves la diferencia entre los buenos jugadores y los jugadores top. Ahí es donde puedes qué hace especiales a Djokovic, Rafa o Roger Federer. Quiero marcar esa misma diferencia porque es la clave en los partidos decisivos. Quiero jugar agresivo. Y si pierdo, irme con la sensación de que he ido a por el partido, que intentaré superarme y hacerlo mejor en el futuro». Es palabra de estrella.

La lucha contra levantar el trofeo será difícil entre jóvenes que hay una realidad de este deporte. Serán la constancia y regularidad de los finalistas las que acaben desnivelando una final muy equilibrada. La nueva generación da muestras de que cada vez está más cerca.