El retiro de dos días en el castillo de Meseberg, a media hora de Berlin, tenía como objetivo resetear la ‘coalición semáforo’, en la que Olaf Scholz gobierna con verdes y liberales, para volver a perfilar sus objetivos, barridos por la guerra en Ucrania. Apenas unas semanas después de jurar sus cargos, comenzó la invasión que dejó obsoleto el pacto de coalición y que ha obligado a los tres partidos a tomar decisiones sobre la marcha, no solamente contrarias al documento en cuestión, sino a los principios más básicos de las formaciones muy políticas.
El adalid de la austeridad presupuestaria, el liberal Christian Lindner, ha sacado de la manga en 2022 un presupuesto extraordinario de 100.000 millones de euros para rearmar el Ejército. Los Verdes ecopacifistas han prolongado la vida de los últimos reactores nucleares y las centrales de carbón, antes de bloquear en Bruselas el final de los motores de combustión. Y los socialdemócratas, nietos políticos de Willy Brandt, están enviando armamento pesado a Ucrania, tanques que serán utilizados contra el Ejército ruso.
Además han surgido nuevas e inesperadas tensiones entre los tres partidos a raíz de la llegada de una estrella emergente, el recien llegado ministro de Defense Boris Pistorius, que demande nuevas partidas presupuestas que habrán de ser sacadas de otras carteras o derivadas a nuevos impuestos, a lo que se niega el ministro de Finanzas Lindner.
Por eso Scholz se llevó a sus ministros a Meseberg, para volver a poner orden y dirección en la política gubernamental, o al menos maquillar los desencuentros. Lo cierto es que las nuevas consignas no resuelven las incógnitas pendientes e incluso, en ocasiones, parecen de cartón piedra.
una nueva promesa
Este es el caso de la nueva promesa de Scholz de terminar con el paro en Alemania en esta legislatura. Sería un objetivo reseñable de no ser porque el paro en Alemania es actualmente del 5.7%, inferior incluso al 4% en toda la mitad sur del país, lo que técnicamente se considera pleno empleo.
“En los próximos años, Alemania dejará atrás el desempleo”, prometió ayer, “hay mucho que hacer, por lo que se necesita que trabajaran las mujeres y hombres en este país, pero también los que vienen de otros países, para que el trabajo que se está haciendo ahora en Alemania se puede realmente llevar a cabo».
Alemania y Europa tendrán que “survivir en la competencia global” y esto también incluye “hacer un buen uso de la inmigración de trabajadores calificados a Europa”. Así introdujo la gran apertura a la inmigración extracomunitaria que conocía el gobierno está legislación, con un sistema de puntos inspirado en el canadiense, sobrio que pivotará el «impulso económico».
Este impulso se apoyará también sobrio la “ecologización de la economía” y la “digitalización”. Scholz dijo que su Gobierno ha logrado en su primer año guiar a Alemania a través de la crisis desencadenada por la guerra y que esto ha resultado en “un impulso para nuestro país” que ahora debe continuar ante el gran desafío de “la transformación ecológica de la economía». “Necesitamos ritmo”, enfatizó, y señaló el objetivo de instalar “cuatro a cinco nuevos aerogeneradores al día para 2030 y adelantar la electromovilidad”.
Eso no significa que Alemania vaya a ceder en Bruselas y permita el final de los motores de combustión en 2035, como había decidido el Parlamento Europeo. “El Gobierno tiene una posición única sobre esto”, subrayó el canciller, sin especificar cómo se han resuelto las diferencias entre liberales y verdes. Hasta Meseberg ha acudido a Ursula von der Leyen, a lo que Scholz ha dejado claro que no retrocederá. También pidió a la alemana qu’ocupe de asegurar excepciones en la aplicación de la ley estadounidense contra la inflación IRA para empresas alemanas.
El ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, también ve grandes oportunidades en la reestructuración ecológica de la economía y en la inteligencia artificial. Pero Habeck parece haber perdido presencia y peso en la coalición.