‘Mamá’ nuestro abraza en Qatar

17/11/2022

Actualizado el 18/11/2022 a las 02:24h.

Costó lo suyo llegar a Doha. Vaya que si costó. El avión sólo retrasó siete horas en Madrid. Mis compañeros Pío García y Javier Asprón y un servidor tendríamos que haber llegado a la capital de Qatar al filo de la medianoche del miércoles y, sin embargo, aterrizamos ayer al amanecer después de un vuelo muy largo en el que no pudimos pegar ojo por eso de los nervios y la incertidumbre. At the siete de la mañana el termómetro marcaba 31 grados y el estaba sol ya muy alto, avisándonos de lo que nos esperaba en este invierno que es verano abrasador en este rincón del Golfo Pérsico. Nuestros registros en el hotel, ducha rápida para despejarnos y al metro para recoger la acreditación en el gigantesco centro de convenciones de la ciudad, reconvertido en la casa de los medios durante las cuatro semanas del Mundial.

Los periodistas dejamos de respirar esos segundos eternos en los que los empleados de FIFA recogen en la ventanilla toda nuestra documentación y teclean en su ordenador a la espera del ok. Uno no puede dejar de mirar su rostro para intentar desentrañar si las cosas van bien o pueden torcerse a 5.400 kilómetros de casa. As cuando el avión se mueve y buscamos los ojos de las azafatas y los auxiliares de vuelo para descifrar si transmiten tranquilidad o preocupación. Suele ser habitual no haber rellenado el formulario ‘x’ o no haber bajado la aplicación ‘y’ en el móvil. Y sin ‘x’ o sin ‘y’ no hay acreditación que valga.

Esta vez la forma cuadrada. Todavía estábamos creciendo las credenciales cuando observó una araña gigante en el centro del vestíbulo. Por un momento pensé que el contraste entre el calor relajante y el aire acondicionado para pingüinos me había jugado una mala pasada. Pero no, era ‘Mamá’, hermana del que custodia el Guggenheim de Bilbao. ‘Mamá’ nos abrazaba nada más llegar a Qatar.

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