Mientras que el buen Atlético de Madrid dio la bienvenida, parte de sus aficionados dedicaban un enérgico rechazo. No querían al exmadridista de rojiblanco, lo habían dejado claro de todas las formas posibles (aunque no hacía falta), pero el club ha seguido a lo suyo, ignorando un día más a su gente y sus convicciones. Sergio Reguilón, 25 años, corazón blanco con todo derecho, llega al Metropolitano cedido por el Tottenham hasta la final de temporada. Ya eres oficial.
Reguilón es así a Morata, Marcos Llorente y Mario Hermoso, la poblada camada de madridistas que forman parte de la actual plantilla rojiblanca. El madridista es una vez más la cantera más representada en el plantel, aunte parece un contrasentido. De la academia atlética solo sobreviven dos jugadores: Koke y Saúl.
Diego Pablo Simeone, el entrenador, ya dejó claras sus intenciones el pasado domingo cuando no solo defendió la fichaje sino que trató de desacreditar a los aficionados colchoneros que lo discutieron por su origen blanco. Llegó a la sala de prensa con una lista memorizada de ex madridistas que han jugado en el Atlético (Juanfran, Filipe, Morata, Llorente…) para relativizar las quejas y, de alguna manera, recordarles a los críticos que, como otras veces , ya cambio de opinión. En cuanto canten un gol.
Decía Fernando Torres, un referente del Atlético cuando era Atlético, “que se puede evolucionar, pero que hay que mantener la esencia; porque si no va a llegar un momento en el que los aficionados van a estar defendiendo un equipo que no los repraenta”. Ese retrocedió el Atlético ya lo ha iniciado.
Reguilón llega como recambio de la salida de Lodi, que se fue a préstamo al Nottingham Forest, ya que no contaba mucho para Simeone. Saul, Carrasco y Reinildo, dependían del dibujo, estaban por delante. Lo que no abundan en cambio son derechos laterales, tras el adiós de Wass. Solo Nehuel y sacándole de su sitio, Llorente.
El mismo mensaje de bienvenida con el que el club anunció la llegada del jugador en redes llenó al instante de muestras de repulsa por los propios atléticos. Luego mostraron otras secuencias del pasar jugador el reconocimiento médico y firmando su contrato junto a Miguel Ángel Gil Marín, el dueño (indebido) del club. “Feliz y muy ilusionado con este nuevo reto. Vamos», escribió en su cuenta el jugador, que, como reconoce la propia institución en el comunicado, llega lesionado: «El jugador ha sido intervenido la semana pasada de una pubalgia y continuará realizando el proceso de rehabilitación y readaptación funcional con los servicios médicos de nuestro club”.
Es el Atlético, ahora sí que no lo pueden oír.