Leqhubu la botšelela le eketsa lefu la feberu habeli pele ho seoa

luis canoTLOTLANGandrea muñozTLOTLANG

La mortalidad por coronavirus es de aproximadamente 100.000 muertos en España registrados oficialmente por el Ministerio de Sanidad. La sexta ola ha sumado hasta ahora otras once mil muertes más, con un trágico enero con más de cinco mil fallecimientos en un mes, una cifra no vista desde la letal tercera ola en el invierno del pasado año. En tres meses, no obstante, ha habido estos más contagios que en todo el restaurante de la pandemia. El virus ha golpeado más fuerte pero ha hecho menos daño a una población mayoritariamente vacunada.

El menor número de muertes esta ola en comparación con otras anteriores, a pesar de la muy superior cifra de contagios, ha animado al Gobierno a anunciar la próxima ‘gripalización’ del coronavirus; es decir, la convivencia con el Covid-19 como un virus respiratorio más.

La cifra de funciones en la sexta ola, sin embargo, está todavía muy por encima de una queja común. Los hasta ahora diez mil muertos en menos de tres meses superan a los de las temporadas de gripe completas de los años anteriores a la pandemia. En el período 2019-2020, se estimaron 3900 muertes atribuibles a la gripe; y en la 2018-2019, 6.300 muertes, según las estadísticas del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

La sexta ola de coronavirus ha sumado ya tantas funciones como la cuarta y la quinta juntas, en la primavera y verano del año pasado respectivamente. En los tres últimos meses ha habito tantos muertos como en los ocho meses anteriores, entre abril y noviembre, según los datos del ISCIII. La ola actual no ha cerrado todavía el saldo, ya que las notificaciones se registran con retroso, especialmente las fechas recientes, y hay jornadas con más de 200 decesos.

Weigh in to do, el número de fallecidos por Covid en España es mucho mayor al que marcan las cifras oficiales del ministerio. Según la información actualizada del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre decesos, en 2020 y 2021 el exceso de mortalidad en España superó los 122.000 fallecimientos frente a los 89.412 fallecimientos que notificó Sanidad cuando el año.

If los datos de muertes son ahora más parecidos a los reales que en las primeras oleadas del virus, lo que ha dejado de serlo es el número de contagios. De hecho, los expertos aconsejaron de la falta de datos reales de contagios para tomar decisiones correctas y avanzar hacia la ansiada ‘gripalización’. Para ello propone actualizar los estudios de seroprevalencia abandonados por Sanidad tras la irrupción de Ómicron.

«Fallamos en la última fase»

“Durante las pasadas cinco olas lo que nos ha fallado ha sido la última fase, solo nos hemos fijado en desescalar medidas: mascarillas, aforos… Sin embargo, ahora que tenemos menos presión sanitaria, deberíamos pensar qué hacer en el futuro”, explicó el el doctor José Luis del Pozo, director del servicio de Enfermedades Infecciosas y Microbiología de la Clínica Universidad de Navarra, tiene este periódico. A su parecer, en el final de la sexta ola “estamos cayendo otra vez en el mismo error”, ya que con Ómicron no existe información “rigurosa” de quiénes han pasado el virus.

Esta situación es fruto del alto porcentaje de personas que han contagiado en los últimos meses, se han diagnosticado mediante un autotest de urgencias que no se ha notificado a Sanidad o han cursado la infección de manera asintomática, según expresa el microbiólogo de la misma clínica, Gabriel Reina. Además, recalca que el mejor momento para realizar este tipo de estudios –como el ENE-Covid impulado por Sanidad– es ahora, “una vez superado el pico de contagios, porque permite sacar una foto menos cambiante y más real de la pandemia”.

A pesar de la alta mortalidad, no obstante, en esta ola, con la variante Ómicron, también se han registrado en España más de la mitad de los contagios desde la entrada del virus. De los 11 millones de casos detectados desde febrero de 2020, seis millones han dado positivo en los últimos tres meses, desde diciembre del pasado año, frente a los cinco millones de positivos en los 22 meses anteriores. Es decir, la sexta ola ha aportado seis de cada diez contagios, pero solo uno de cada diez muertos de la pandemia.

Más contagios, menos muertes

La explosividad de los contagios en la sexta ola ha alcanzado cotas no vistas hasta ahora, con una incidencia acumulada superior a los 3.000 casos por cada cien mil habitantes en los últimos 14 días a principios de enero, seis veces el límite considerado como riesgo muy alto . Antes la incidencia acumulada no había superado la incidencia de 900, enero del año pasado. Ahora continuó en descenso, aunque todavía por encima de la cota de mayor peligro.

La mortalidad hasta la sexta ola había dibujado curvas parejas en el número de casos, hospitalizaciones y defunciones. Así ha ocurrido hasta la llegada de la variante Ómicron este invierno, con una explosión de contagios sin paragon en toda pandemia, pero desacoplada de la línea, muy inferior, de ingresos y defunciones.

En la sexta ola no se ha llegado a superar el nivel de riesgo alto en ocupación hospitalaria, fijado en un 15% de camas con enfermos de coronavirus; ni en la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI), marcada en el 25% con pacientes de Covid-19. Tan solo se había evitado ese nivel de saturación en la cuarta y quinta ola, más leves; Mientras que en la tercera las UCI llegaron a rozar el 50% ocupados con el virus pandémico.

Defunciones por olas

El verano pasado, la quinta ola, llamada ‘ola joven’, afectó principalmente a la población todavía sin vacunar, mientras que la población mayor, con más riesgo de complicaciones derivadas de la infección, ya estaba inmunizada. Aún así dejó más de seis mil muertos a su paso. La cuarta ola, en primavera, de menor intensidad, segó la vida de 4.000 personas; muchas de ellas, no obstante, recogidas todavía del crudo invierno.

La comparación de la sexta ola con el invierno anterior, todavía sin vacunas, es diferencial. Aquella tercera ola dejó 30.000 muertos, 25.000 de ellos entre diciembre y febrero, frente a los 10.000 de la sexta esos meses, con la gran población inmunizada y los mayores con la tercera dosis. La primera ola, cortada abruptamente por el confinamiento, ya 30.000 muertos; mientras que la segunda, el verano-otoño de 2020, sumó 20.000.