Una vela al papa y dos al diablo

Marco Bellocchio tiene 83 años y además es un “jodío peliculero”, que dirigió Fernán Gómez. En su primera serie, narra en seis capítulos el secuestro y posterior asesinato del ministro express Aldo Moro. Las Brigadas Rojas lo asesinaron en 1978 y lo abandonaron en el maletero de un coche. Italia nunca superó aquel trauma y autores como Leonardo Sciascia pusieron en duda la versión oficial, en un país donde la clase política preservó más rincones oscuros y telarañas que cualquier otro del primer mundo.

La ficción tiene recursos de los que carece un documental y Bellocchio, que ya había abordado el asunto hace veinte años, en la película ‘Buenos días, noche’, obsessionado con un dato: solo el Papa, Pablo VI, intentó que liberaran al mandatario, abandonado su suerte por sus enemigos y, lo que resulta insólito, por sus compañeros de la Democracia Cristiana.

El cineasta profundiza más que en su primer intento e incluye personajes como el propio pontífice (Toni Servillo, aunque también ve imágenes documentales reales), su mujer, la maravillosa Margherita Buy, el perturbante Andreotti que compone Fabrizio Contri y algunos de los terroristas. De donde nació el caldo de cultivo después de Forza Italia de Silvio Berlusconi.

Imagen después - Imagen real Aldo Moro enviada por sus secuestradores, y del actor Fabrizio Gifuni, en 'Exterior noche'

Imagen antes - Imagen real Aldo Moro enviada por sus secuestradores, y del actor Fabrizio Gifuni, en 'Exterior noche'

Imagen real Aldo Moro enviada por sus secuestradores, y del actor Fabrizio Gifuni, en ‘Exterior noche’ ABC / FIlmin

La serie, de una caligrafía excepcional, se estrenó en el festival de Cannes y se exhibió en los cines italianos. Pido perdón a Rosa Belmonte, que está hasta el moño del tópico, pero el propio Bellocchio consideró que la serie “está dividida en episodios, pero es una película única de seis horas”.

Fabuloso protagonista

Lo cierto es que la serie ofrece primeros planes que son como una radiografía del alma. No poco ayuda la interpretación estoica de Fabrizio Gifuni, un actor poco conocido en España y un Aldo Moro excepcional. Algunas imágenes sus auténticas pinceladas de un artista superior.

La serie te transporta desde su cabecera. Filmin también permite saltársela, esa aberración moderna que han copiado casi todos a Netflix, para ganar un maldito minuto, pero en este caso casi siempre dan ganas de escucharla, aunque la música no llegue a ser tan pegadiza como la irresistible casa del sol naciente que abría cada episodio de la fabulosa ‘La mejor juventud’, que sorprendentemente no está disponible en ninguna de las 25 plataformas que tenemos.

El drama de Aldo Moro es que quienes pudieron y tuvieron que salvar su vida lo odiaban, y ni siquiera es suficiente el dinero que reúne el Vaticano, el “estiércol del diablo”. Pablo VI lo resume bien: “Hemos sido engañados”, sin delirios ortográficos.

‘Exterior noche’ está cargada de símbolos y tampoco resuelve el caso, pero stremece su Moro desmoronado, valga la contradicción, y resulta apasionante decubrir el ejército de escuchantes de los primitivos servicios secretsos de la época, que los grotescos directentes prefieren utilizar par sus chismorreos .