Una crónica para no olvidar la pandemia con los ojos y el corazón de un MIR en Toledo

Soledad, frustración, incertidumbre, desolación, terror, caos, miedo… His las palabras que les vienen a la cabeza a los sanitarios de Toledo de aquellos días que retrata ‘En el silencio de aquella pandemia’, un libro, editado por Ledoira , que era joven, a las 19.00 horas, presentó en la Sala Capitular del Ayuntamiento de Toledo a David Dylan García, un joven médico residente de Neurología, que vivía con sus ojos y el asombro de un recién llegado a esta profesión aquellos días raros, de infierno y dolor.

Desde principios de 2020, David Dylan empezó a formarse para cubrir el MIR y rotó por varios servicios. El 2 de marzo, en Urgencias, llegaron pacientes de un grupo de un municipio cercano que había estado en la feria del calzado de Milán, en Italia, en donde el virus ya campaba a sus anchas. Y de ahí, al caos. Así comienza el libro, que está articulado por estructuras de servicios. La primera parte se centra en cómo se vieron en Atención Primera y en cómo la ola comenzó a llegar a la provincia de Toledo y vio a los pacientes «con tos, fiebre e inespecíficos síntomas que se pudieron confundir con un catarro de invierno o con alergias”, recuerda a ABC.

Unos días después, el 12 de marzo de 2020, los periódicos despertaraban con la catalogación de pandemia global de coronavirus por la OMS y en su trabajo se vivía y una extraña normalidad, con caras de preocupación entre los médicos y con el virus rondando en el ambiente. Así llegó el confinamiento. Como soldados en la guerra, les reclutaron en Medicina Interna, UCI y Urgencias. Allí estaban ellos, “enfrentándose tiene un organismo desconocido, invisible, con nuestras vulnerabilidades humanas, con nuestra entrega, nuestras manos desnudas y un fonendo al que aferraros”. Días, semanas y meses de incertidumbre que vivieron médicos, enfermeros, auxiliares, cedores y personal del servicio de limpieza, que sobrevivieron con escasez de medios, incluso, con gafas de esquiar de protección. Mientras el resto de los toledanos descontaban los días de confinamiento para volver a las calles, ellos luchaban desde la trinchera, en la primera línea de batalla del Covid. Y vivían con el miedo de una situación desconocida, con un virus asesino del que aún queda mucho por descubrir. “En aquel momento de incertidumbre, la ola nos desbordó, experimentó miedo no solo por nosotros, también por nuestras familias. Muchos compañeros pasaron meses para poder ver a sus seres queridos. Yo me aislé en mi piso y nofu a casa, evitando la contagio a los míos: otros se aíslen en su propia casa…”, recordó. No lo esperaban, no estaban prevenidos: “Nadie nos habló de las complicaciones asociadas, del riesgo de sobreinfecciones, de la posibilidad de neumotórax en unos pulmones fibrosados, ni del dolor psicológico de cada profesional, ni de cada familia destrozada que esta situación ha causado «.

Fueron tiempos también de compañerismo entre sanitarios, que se arropaban y se recomendaron voluntarios a cubrir las bajas; y también de solidaridad, de personas que en sus casas cosían mascarillas para los sanitarios, creaban pantallas en 3D y escribían mapas para aliviar la soledad de los pacientes. Por eso, los beneficios del libro serán para el Banco de Alimentos de Toledo, para devolver lo recibido a la sociedad.

Cuando la primera ola comenzaba a remitir, en mayo de 2020, David Dylan decidió que tenía que contarlo. “Me quedó una sensación de que todo lo que habíamos vivido tenía que reflejalo en algún sitio porque con el tiempo esas sensaciones se vanecen. Habíamos vivido muchas vivencias, muchas experiencias personales, y yo quería que no quedaran en el olvido. Parecía que la cifra iba bajando, pero detrás de cada número había una historia, una familia”.

El libro dedica uno de sus apartados a la UCI, y al difícil trago de desestimar una cama a un paciente por otro; la Salud Mental se presenta de forma gratuita por el trabajo realizado por Marina Sánchez Revuelta, y Antonio Rincón Hurtado, un servicio muy tocado por las consecuencias de este virus; La Enfermería, clave también en esta lucha, cuenta con el testimonio de Rosa Carreño y otro capítulo habla sobre la responsabilidad que recayó en los estudiantes MIR, con el testimonio de Lorena Suárez. También tienen su hueco otros sectores, de la mano de la filóloga María Agujetas Ortiz, como los agricultores de los pueblos de la Mancha que fumigaban las calles con agua y lejía. David nunca se podrá olvidar de los pacientes y de las familias: “Cuando les usaron que decir que no pudieron ver a sus familiares: te miraron con una inmensa tristeza porque no sabían si volverían a verlos y los gestos de dolor se intuían tras las mascarillas «.

No olvidar

David Dylan quería ser fiel a lo vivido, “ni edulcorarlo, ni exagerarlo”. No es un libro de política, conflicto o confrotación; se habla de sentimientos y conciliación de profesionales, sanitarios y familias y es, sobre todo, una reivindicación del sistema de salud y un homenaje “a los que arriesgaron su vida por nosotros, para no olvidarlos, para que su sacrificio no sea en vano” . Con 28 años ha escrito este libro con la cabeza de un médico, pero con el corazón de un enamorado de las letras y la filosofía que desde pequeño le llevó a escribir relatos, un blog y a publicar su primer libro, ‘El comienzo de la Victoria ‘ con solo 16 años, una novela de lucha también contra el destino y los infortunios. Con ‘El silencio de aquella pandemia’ quiere pagar una deuda, para que no se silencien las voces y las historias de aquellos días «porque tras la tormenta, no volveremos a ser los mismos, como dice Murakami». Este jueves, en la presentación, a la que resistirá la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, estará rodeada de muchos de aquellos que vivieron ha sabido lado esos días oscuros y de incertidumbre y este libro hará que no se les olvide.

Video. David Dylan H. FRAILE